Policías asignados a la jefatura de Copán fueron emboscados por el sanguinario cartel. Les perdonaron la vida, pero les dieron una muestra de su poderío. Recibieron una llamada de auxilio y de inmediato una patrulla policial salió de Copán Ruinas hacia monte Los Negros, una comunidad que se encuentra en los límites fronterizos entre Honduras y Guatemala.
Un clase
y cuatro agentes policiales recuerdan, con estupor y dando gracias a Dios,
aquella tarde del sábado 19 de marzo cuando sus vidas estuvieron a merced de
los criminales más sanguinarios de México.
Luego de
recorrer 10 kilómetros por una calle de tierra, que es el paso hacia el punto
ciego en San José Las Lágrimas del lado guatemalteco, los agentes encontraron
estacionado un vehículo con placas guatemaltecas.
Los
uniformados se bajaron de la patrulla y requirieron a los dos ocupantes del
misterioso automotor, pero según relatan los policías, sólo era una trampa.
“Estábamos
haciendo el registro del carro cuando de pronto apareció una caravana de
vehículos de doble tracción, cuyos ocupantes andaban fuertemente armados.
Nos
obligaron a dejar en libertad al conductor, al acompañante de este y a
retirarnos del vehículo que estaban revisando.
No había
tal emergencia, sólo fue un montaje para amenazarnos e intimidarnos. Aún no nos
explicamos por qué no nos mataron.
Qué
podíamos hacer si en número y equipo ellos eran más. Nos dijeron: somos Zetasy
el que intente hacer algo aquí se muere.
No
jugamos, contra nosotros no hay autoridad que valga. Quien se meta en nuestro
camino lo eliminamos.
Después
dijeron que no querían problemas con nadie y se marcharon”, relata uno de los
agentes que vivió la pesadilla de estar a merced de los Zetas.
Uno de
los agentes recuerda que “íbamos nerviosos de regreso a Copán Ruinas, por un
lado dando gracias a Dios por estar vivos y por el otro preocupados porque no
hay logística para reaccionar contra ese grupo armado”.
Al
llegar, los agentes de inmediato informaron del incidente a sus superiores.
“No se
comprobó”
Al ser
consultado sobre la trampa que le tendieron los Zetas a los policías, el
comisionado Juan Carlos Bonilla, Jefe de la Regional de Policía No. 4,
respondió:
“Obtuvimos
las versiones de los cinco agentes que se asignaron para atender el llamado en
la comunidad de Monte Los Negros. Ellos narran los hechos y hablan de que
fueron abordados por hombres armados que se autodenominaron Zetas.
Sin
embargo, no tenemos claro si realmente eran Zetas u otra banda. Ese grupo
delictivo -los Zetas- tiene un patrón de conducta violenta, lo más seguro es
que los hubiesen desarmado y quitado la vida.
Para
nosotros el hecho no se comprobó. Eso sí, estamos reforzando los puntos
críticos de la frontera con Guatemala. Hay un trabajo conjunto entre Policía y
Ejército para controlar el paso de personas y vehículos que circulan por el
sector para detectar aquellos que vengan a territorio hondureño a cometer
acciones delictivas”, puntualizó Bonilla.
Óscar
Álvarez, ministro de Seguridad, señaló que están investigando si hay presencia
de Zetas o de reclutadores de ese grupo delictivo en el país.
“Las
unidades de inteligencia están investigando al respecto”, ha expresado el
ministro cuando se ha referido a los Zetas.
Corredor
criminal
Marlene
Banegas, coordinadora de Fiscales en San Pedro Sula, afirma que el problema que
tiene todo el istmo es que se ha convertido en un corredor de actividades del
crimen organizado.
“Hasta
ahora se han detectado siete lugares donde hay presencia de guatemaltecos en el
país y algunos han adquirido inmuebles en el occidente de Honduras. Las
investigaciones arrojan que grupos de supuestos narcotraficantes se han
trasladado a esa zona, después que en México y Guatemala se ha librado una
lucha contra ellos”, manifestó la fiscal.
Dos
golpes en Honduras
Un
informe de la organización Stratfor (Strategic Forecasting, por sus siglas en
inglés) de Austin, Texas, reveló que el descubrimiento del primer laboratorio
mexicano de cocaína en Honduras, inicialmente atribuido al cartel de Sinaloa y
después a los Zetas, indica que la organización tiene dificultades para operar.
“La restricción obliga a los Zetas, a transportar hasta Centroamérica la pasta
de cocaína que es mucho más voluminosa que el polvo del alcaloide”, señala el
informe.
Stratfor
indicó también que al seguir la huella de las evidencias obtenidas en el
laboratorio de procesamiento de la pasta de cocaína, los investigadores
descubrieron también, el viernes 18 de marzo, un escondite de armamento que
pudo ser relacionado con los Zetas. Esta información permitió suponer que el
narcolaboratorio pertenecía a ese grupo delictivo, y no al cartel de Sinaloa.
“Entre
los objetos confiscadas figuran diez bolsas de cocaína, seis rifles M-16, un
rifle AR-15, diecisiete rifles AK-47, 618 cargadores para M16, 23 cargadores
para AK-47, 18 granadas, 11 granadas de propulsión, cuatro juegos de placas de
la Policía mexicana,chalecos para maniobras tácticas y uniformes”, destacó
Stratfor.
El
hallazgo de cinco barriles de acetona, uno de los cuales contenía 20 o 30 kilos
de pasta base, y sobre todo de válvulas y nuevas tapaderas de concreto, hacen
suponer la existencia de depósitos subterráneos para esconder dinero, drogas y
armas.
Sobre el
informe de Stratfor, el ministro Álvarez dijo: “no puedo confirmarlo ni
negarlo. Las investigaciones aún no concluyen, así que no tenemos certeza”.
Expansión
Fuentes
de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, manifestaron que los Zetas
están expandiendo su control territorial en Centroamérica mediante asociaciones
con pandilleros que ejercen la violencia y que no han estado, hasta ahora, tan
directamente involucrados en el narcotráfico.
“Son
organizaciones que tratan de ejercer un control territorial sobre cualquier
tipo de actividad. Y en ese sentido pueden conectarse a pandillas y utilizar a
pandilleros para extender su control”, expresó Antonio Luigi Mazzitelli,
representante para México y Centroamérica de la Oficina de la ONU contra la
Droga y el Delito. El experto recordó que no es nuevo que la violencia en la
región esté conectada al fenómeno de las pandillas, pero es reciente que
organizaciones criminales mexicanas como los Zetas se han hecho más presentes
en la región con “un modo de operación diferente al de los carteles de la
droga”.
Hay
analistas que señalan a los Zetas como un grupo que probablemente ha
incorporado a sus filas a “kaibiles”, desertores del Ejército guatemalteco.
Estas mafias mexicanas “de segunda generación” aparte del tráfico de drogas
están involucrados en secuestros, infiltración de policías y extorsiones a
empresarios.