La utilización de dispositivos para incapacitar de manera inmediata a una persona fuera de control se ha observado con mayor frecuencia en los últimos tiempos, ya sea como defensa personal o para contener a un grupo de jóvenes en los conciertos u otros espectáculos públicos. Se los conoce como taser.
Su
fuerte incursión fue observada en los desmanes que se sucedieron en algunos
conciertos que realizaron varias estrellas internacionales de la música. Aquí,
son llamados comúnmente como las
“picanas eléctricas” que son usadas para defensa personal.
Al
consultar sobre la existencia de una reglamentación para su utilización, el
teniente coronel Óscar Villagra, jefe de Registro Nacional de Armas de la
Dirección de Material Bélico (Dimabel) explicó que sólo está autorizada la importación de los dispositivos a las
empresas que ingresan esa línea al
Paraguay. Sin embargo, aclaró que no hay una normativa específica para su
prohibición.
Los
dispositivos son usados en su mayoría por mujeres y empresas de seguridad,
explicó el militar. El efecto que causa en la persona que recibe la descarga
eléctrica sufre una contracción de los músculos que paraliza el cuerpo por
completo.
En un
local de venta de armas, registrado por la Dimabel, un producto
tiene un precio entre G. 145 mil a 140 mil guaraníes y el voltaje en
algunos dispositivos llega a 3.800 kilovoltios.
Un
intento por regular estos productos fue a través del concejal de Asunción, Hugo
Ramírez, que había solicitado mediante una minuta que se controle la venta de
picanas eléctricas con el fin de garantizar que su comercialización sea
exclusivamente para defensa personal.
En la
solicitud, el edil alegaba que si no existe un estricto control, el dispositivo
puede ser usado para asaltos callejeros, por lo que, urgía la reglamentación de
su venta.
Un
antecedente de regulación es que estos productos son legales en la Argentina,
donde se encuentran registrados en el Registro Nacional de Armas (RENAR)
catalogados como “Armas de Uso Civil”.
Las fuerzas de seguridad públicas los utilizan en las calles en Francia,
Chile, Colombia, Brasil y Estados Unidos.
Aunque
hubo argumentos en contra por parte de grupos de Derechos Humanos –por esto-,
el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, en el 2008, ha sostenido
que el uso de estas armas "causa severo dolor que constituye una forma de
tortura" y ha recomendado a los estados miembros que "consideren
abandonar el uso de armas eléctricas taser".
Al ser
consultada una usuaria, comentó que sentía la necesidad de protegerse porque
salía tarde del trabajo y su novio, le sugirió que se comprara uno de los
productos taser. Dada la ola de inseguridad, dice que va a todos lados y lleva
en el bolsillo exterior de su cartera un taser de 1.800 kilovoltios por
cualquier eventualidad y se muestra dispuesta a usarlo si fuera necesario.
Las
casas de ventas de productos de armas de fuego reconocen que hay un próspero
mercado en torno a los taser, pero
aclaran que la pistola con descarga eléctrica está prohibida su
comercialización al público. El origen
de la pistola se remonta después de la Segunda Guerra Mundial ya que fuera
diseñada por John H. Cover, piloto de bombardero durante ese conflicto.
Su
nombre Táser, (inspirado en Tom Swift, personaje favorito de ficción del
inventor, John H. Cover, protagonista de una serie de obras infantiles escritas
por Víctor Appleton). En la ficción de uno de esos libros, Tom Swift crea un
rifle eléctrico.
El táser
moderno dispara dos dardos que contienen los electrodos que se conectan con el
arma mediante unos alambres de metal. El arma envía las cargas eléctricas a los
electrodos que al ser impactados sobre una persona controlan los músculos
motores, paralizándola. A partir de este principio, se fabricaron toda la gama
de taser, como pistolas, picanas, pulverizadores, etc.