El sábado 15 de febrero de 1997, el general de división Jesús Gutiérrez Rebollo, asignado al Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, fue ingresado y aislado en un ala del Hospital Militar.
El lunes
17, su familia denunció que estaba incomunicado en dicho nosocomio y que no
sabían de él.
El
silencio dominó hasta la noche del martes 18, en la víspera del Día del
Ejército, cuando la Sedena dio a conocer su detención por delitos relacionados
con el narcotráfico.
Al día
siguiente, miércoles 19 de febrero, la sombra de su captura dominó la ceremonia
del Día del Ejército, que encabezó el presidente Ernesto Zedillo, acompañado de
los secretarios de Defensa y Marina y demás mandos de las fuerzas armadas, en
un desayuno en la explanada del Campo Militar número 1.
Gutiérrez
Rebollo fue procesado y sentenciado. Nunca habían juzgado a un mando tan alto
de las fuerzas armadas: un general de división y en activo.
Esta
historia salta hasta este martes por la tarde cuando en su casa, por el rumbo
de Tlalpan, fue detenido el también general de división, Tomás Ángeles
Dauahare, subsecretario de la Defensa Nacional de 2006 a 2008, cuando pasó a
retiro por edad, y quien a mediados de 2006 era señalado como uno de los
posibles titulares de la Sedena, decisión personal que el ya Presidente electo,
Felipe Calderón, tomó a favor del actual general secretario Guillermo Galván.
En diciembre de aquel año, Ángeles Dauahare fue nombrado subsecretario de la
Defensa.
Nunca un
cargo tan alto de las fuerzas armadas había sido detenido acusado de vínculos
con el crimen organizado.
Antes,
en 2002, un tribunal militar procesó al general de división Francisco Quirós
Hermosillo, al lado del brigadier Arturo Acosta Chaparro, que exoneró tras
siete años de juicio.
El
general de división que presidió aquel tribunal militar fue el mismo que anoche
declaraba en la SIEDO: Tomás Ángeles Dauahare.
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