Durante un mes los Juegos Olímpicos de Londres atraerán la atención del mundo y este hecho basta presuntamente para que grupos terroristas como Al-Qaeda consideren un ataque contra Gran Bretaña, aliada incondicional de Estados Unidos. En previsión de ello ambas naciones montaron mecanismos de seguridad sin precedente, que incluyen el despliegue de miles de soldados y policías, sofisticados sistemas de vigilancia –cámaras y escáneres de reconocimiento facial– así como misiles tierra-aire que pueden ser disparados desde un vecindario londinense o un portaviones.
LONDRES -
Un avión con cientos de pasajeros explota en el cielo de Londres. Un vagón del
atestado metro londinense vuela en mil pedazos tras un atentado suicida.
Cientos de turistas son asesinados en pleno centro de esta ciudad por un grupo
de musulmanes radicalizados. Estallan bombas colocadas a las puertas del Museo
Británico o del Big Ben…
Estos
son algunos de los eventuales escenarios catastróficos que Scotland Yard, los
servicios secretos británicos MI5 y el FBI estadunidense esperan prevenir
mediante el operativo de seguridad establecido con motivo de los Juegos
Olímpicos de Londres 2012.
Este
evento que comenzará el próximo 27 de julio atraerá a un millón de espectadores
–300 mil por día sólo en la Villa Olímpica– y es el primero en la historia del
olimpismo en que Gran Bretaña y Estados Unidos unirán sus fuerzas para
implantar un sistema extremo de seguridad.
Centenares
de agentes de inteligencia, seguridad y control estadunidenses, así como
efectivos de la Interpol viajaron desde mayo pasado a Londres para trabajar con
militares y expertos de inteligencia británicos en la implantación de un
operativo antiterrorista sin precedente.
Esta
colaboración se basa en las amenazas que ambos países han enfrentado a partir
de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Virginia, y
del 7 de julio de 2005 en Londres.
Gran
Bretaña ha sido el principal aliado de Estados Unidos en las guerras de Irak y
Afganistán, un hecho que hace del país europeo un claro blanco de ataque por
grupos islámicos radicales.
“Estoy
seguro de que los operativos de seguridad para estos juegos son más que adecuados.
Sin embargo vivimos en un mundo muy peligroso, ya sea en Nueva York o en
Londres”, declaró el embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, Louis
Susman, quien coordinó el programa de cooperación de los agentes estadunidenses
y británicos.
Pese a
que en Londres se ha incrementado el temor ante ataques de grupos extremistas,
hasta ahora no se han producido amenazas específicas contra los juegos.
“Algunos
consideran que la amenaza terrorista a este país se ha evaporado”, dijo a The
Guardian Jonathan Evans, jefe de los servicios secretos internos británicos
MI5.
Y
agregó: “Bin Laden está muerto, el liderazgo de Al-Qaeda en Paquistán está bajo
grandes presiones y no ha habido atentados terroristas aquí en siete años. Pero
en guaridas secretas, dentro de automóviles y en las calles de este país hay
individuos que hablan de lanzar ataques terroristas en esta ciudad”.
Foco de
atención
Londres
quedará “blindada” durante los juegos con sistemas de seguridad, cuyo costo se
estima en más de mil millones de libras esterlinas, para evitar atentados
contra el sistema de transporte similares a los ocurridos en julio de 2005,
ataques cibernéticos a gran escala o fusilamientos como el de marzo pasado en
una escuela judía de Francia.
Los
planes de seguridad quedaron a cargo de Scotland Yard, que es asistido por el
MI5 y el servicio secreto GCHQ. El presupuesto de este organismo se triplicó
desde hace siete años cuando un grupo de atacantes suicidas detonó bombas
caseras en vagones del metro y en un autobús, lo que provocó la muerte de 52
personas.
“Para
los terroristas las Olimpiadas presentan una oportunidad única porque saben que
recibirán toda la atención mundial”, declaró a la BBC Norman Benotman, uno de
los principales expertos del país en políticas antiterroristas e investigador
de la Fundación Quilliam. “No importa realmente si matan a siete o a 70
personas. Lo que buscarían es lograr el mayor impacto mediático”, agregó.
En la
actualidad a Gran Bretaña se le considera como un país donde priva la
vigilancia tipo “Gran Hermano”, pues cuenta con más cámaras de seguridad de
circuito cerrado (CCTV) que cualquier otra nación del mundo.
En esta
ocasión se agregarán más cámaras a las 4.3 millones existentes; algunas de
ellas se utilizarán en conjunto con tecnología de reconocimiento facial y bases
de datos para identificar a los conductores a partir de las placas de sus
vehículos. También se dispondrá de una nueva generación de escáneres, tarjetas
biométricas de identificación, centros de operaciones policiales y puestos de
control.
Para
mantener la seguridad en esta justa habrá más de 13 mil 500 soldados en las
calles de Londres, a los que se sumarán 12 mil policías y unos 23 mil 700
guardias de seguridad. Se establecerá una zona de exclusión aérea sobre las
sedes olímpicas del 14 de julio al 15 de agosto.
Durante
la justa veraniega atracará en el Támesis un portaaviones con sistema de
misiles tierra-aire que podrían ser disparados en cuestión de segundos en caso
de una alerta nacional. También permanecerán en alerta aviones de combate
Typhoon de la Real Fuerza Aérea estacionados en la base militar de Northolt, en
el norte de Londres.
Otra de
las medidas del operativo “blindaje” incluye desplegar misiles aéreos en torres
de viviendas cercanas a la Villa Olímpica, en el barrio de Stratford.
Las
autoridades distribuyeron folletos en el complejo habitacional del este
londinense en los que explican que un sistema de misiles de alta velocidad
podría ser desplegado de último momento en la Lexington Building Water Tower.
Por ello
en mayo pasado los vecinos de esta localidad iniciaron una batalla judicial en
la Corte Suprema de Londres, que aún está vigente, para impedir la instalación
de ese armamento.
El
periodista Brian Whelan, que habita en ese vecindario, comenta a Proceso: “En
un primer momento creí que se trataba de una broma. No entiendo de qué serviría
desplegar misiles de alta velocidad en un complejo residencial de alta
densidad, como el barrio de Tower Hamlets. Ellos dicen que usarían el sistema
sólo como último recurso, pero si lo hacen caerá basura en todo el este de
Londres”.
Un
portavoz del Ministerio de Defensa en Londres comenta a este semanario: “Como
anunciamos antes de Navidad, sistemas de defensa aérea en tierra serán
desplegados como parte de un plan de seguridad para proteger a los juegos e
incluirá jets y helicópteros. Con base en consejos militares hemos identificado
junto a nuestros colegas de Scotland Yard un número de sitios desde los que se
pueden lanzar los misiles”.
Vigilancia
electrónica
Más de
mil agentes estadunidenses y del FBI, junto con 55 perros, patrullarán una
Villa Olímpica separada de la capital por una cerca electrificada de 11 millas
de largo. La valla costó 127 millones de dólares.
Las
medidas de protección buscan garantizar la seguridad de las 34 sedes olímpicas,
incluido el Estadio Olímpico con capacidad para 80 mil personas; también a los
10 mil 500 atletas de 205 países representados y a unos 20 mil miembros de
prensa y televisión que llegarán a Londres para cubrir este encuentro.
La
protección de los atletas será una de las prioridades de Scotland Yard, que
buscará evitar un atentado terrorista como el ocurrido en los Juegos de Munich
de 1972, cuando fueron asesinados 11 atletas israelíes.
“Los
atletas israelíes se hospedarán en una zona alejada del resto, en un área más
aislada y con mayor seguridad”, informó un agente de inteligencia israelí en
Londres, que habló bajo condición de anonimato.
La
protección durante los 19 días de competencias incluirá medidas para resguardar
también a los 2 mil 900 técnicos de los juegos y a los más de 5 mil 770
directivos de equipos nacionales. Se instalaron cámaras de seguridad en las 700
habitaciones y salas VIP dentro del Estadio Olímpico, así como en los 76
ascensores de las Villas Olímpica y Paraolímpica. También se revisaron los 76
kilómetros de alcantarillado bajo la Villa Olímpica, para prevenir la
colocación de bombas.
Además,
el gobierno puso en marcha la Ley de los Juegos Olímpicos de Londres, que
legitimará el uso de la fuerza por parte de compañías privadas de seguridad,
para dispersar a manifestantes como los llamados “ocupas”. Además, los agentes
podrán usar la fuerza para remover cualquier publicidad que se instale en la
villa y que sea ajena a los principales patrocinadores, como McDonald’s, Visa y
Dow Chemical.
La
principal contratista de seguridad será la británica G4S, la más grande del
mundo. Más allá de sus contratos para preservar la seguridad de las Olimpiadas,
estimados en 206 millones de dólares, opera una fuerza de 630 mil guardias
privados para la custodia de puntos estratégicos, como plataformas petroleras,
aeropuertos, embajadas y prisiones, entre otros centros relacionados con la
seguridad nacional.
Esta
compañía fue la encargada de evaluar las solicitudes de unos 100 mil
trabajadores, que fueron sometidos a estrictos controles, como la revisión de
sus antecedentes policiales.
Amagos
Las
espectaculares medidas de seguridad se preparan para prevenir escenarios
catastróficos. El domingo 1, el Sunday Times reveló que Al-Qaeda planeaba
detonar un avión de pasajeros proveniente de Estados Unidos en los días previos
a los Juegos de Londres; sin embargo, ese plan que buscaba generar pánico días
antes de la justa deportiva, fue desbaratado por los servicios de inteligencia
británicos.
Al-Qaeda
buscaba reclutar a radicales conversos del grupo Islámicos Noruegos para atacar
aviones estadunidenses. El plan se centraba en utilizar a los llamados “piel
limpia” –terroristas sin antecedentes criminales previos– para de esa forma
evadir a los agentes de seguridad aeroportuaria.
“Si
detonaban esos aviones es probable que se hubiera asesinado a británicos o
logrado un fuerte impacto en la economía británica o europea. En efecto,
hubiera sido un ataque contra Gran Bretaña”, declaró un funcionario
gubernamental al Sunday Times.
El 25 de
diciembre de 2009 el estudiante anglo-nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab trató
de detonar una bomba que llevaba en el vuelo 253 de Northwest Airlines con 300
pasajeros a bordo, que cubría la ruta de Ámsterdam a Detroit. Fracasó en su
intento y sólo sufrió quemaduras en la ingle.
Según
los servicios secretos británicos, meses antes Abdulmutallab viajó a Yemen para
reunirse con Anwar al-Awlaki, un clérigo nacido en Estados Unidos y miembro de
Al-Qaeda.
Este
grupo terrorista también estuvo detrás de un intento para detonar un avión de
carga con destino a Chicago, que llevaba bombas ocultas en cartuchos de tinta
para impresoras. Este complot fue desbaratado luego de que dos de los
dispositivos fueron interceptados en aeropuertos en Nottingham y Dubai el 29 de
octubre pasado.
El 20 de
abril los servicios secretos británicos impidieron otro atentado de Al-Qaeda
para detonar un vuelo de una aerolínea estadunidense, debido a que el atacante
terminó siendo un doble agente que infiltró el grupo y se ofreció como voluntario
en la misión suicida.