Las autoridades mexicanas han guardado silencio sobre la posible vinculación de esta explotación con el aumento de la actividad sísmica en Coahuila a partir de mayo de este año. Para las autoridades de Estados Unidos es preocupación oficial ya. Un reporte reciente del U.S. Geological Survey dice que el aumento de la actividad sísmica en ese país es “casi ciertamente” provocado por el hombre y la causa puede ser la reinyección al subsuelo del agua extraída de pozos de gas y petróleo.

El reporte recoge información de estaciones sismológicas desde Ohio a Colorado y Oklahoma y concluye que el aumento de sismos en esa enorme franja es alarmante. En las tres últimas décadas del siglo pasado, el promedio fue 21 sismos al año. La mala noticia es que éstos aumentaron a 50 en 2009, a 87 en 2010 y a 134 en 2011. El Departamento del Interior ha tomado nota del reporte: “Nuestros científicos refieren una serie de casos en los que se ha observado aumento significativo de actividad sísmica en áreas de confinamiento de agua mediante inyección profunda.”

Otra consecuencia de la explotación de gas shale es la contaminación con gas metano de mantos acuíferos y áreas aledañas. Muestras tomadas en 60 pozos de agua en Pensilvania arrojaron contenido de metano 17 veces mayor que el promedio. Un derrame accidental de una pipa mató peces e invertebrados. Un derrame experimental de 300 mil galones en un bosque de Virginia ocasionó la muerte prematura de árboles y vegetación circundante.

El documental Gasland (2010, disponible en You Tube) ha tenido gran impacto en ese país. La organización “Don’t Frack Ohio” demanda detener la explotación de gas shale; en Nueva York —asentado sobre una gigantesca reserva de este combustible— está suspendida toda explotación; el congreso de California tiene en sus manos una iniciativa de ley en el mismo sentido, pero está frenada por intereses de la industria gasera.

La explotación de gas shale ha cobrado auge en los últimos doce años y es considerada la nueva fiebre del oro en Estados Unidos. La técnica sospechosa de aumentar la contaminación del agua y la actividad sísmica, Hydraulic fracturing (“fracking”), es usada en el 90% de los pozos de gas y petróleo en tierra firme de ese país. Cada año se perforan 11,400 nuevos pozos con esta técnica. El 23% del gas consumido en 2010 provino de pozos de gas shale. Gobierno y empresas promueven su explotación como un gran paso hacia la seguridad energética.

La técnica es más o menos así: primero se perfora un pozo vertical de cientos de metros de profundidad; luego la barrena se curva en casi 90% y prosigue la horadación en dirección horizontal hasta alcanzar la roca (lutita o esquisto) donde el gas está encerrado. Acto seguido, la roca es fracturada con disparos de agua, arena y agentes químicos disolventes a muy alta presión hasta formar un bolsón donde el gas se distribuye para luego salir a la superficie. El gas emerge junto con el agua y la arena contaminadas con gas metano y las sustancias químicas disolventes, 17 de las cuales son letales.

El manejo del compuesto de agua, arena y químicos es un problema técnico complejo con gran margen de error. El compuesto es normalmente reinyectado en pozos exhaustos, desde donde se infiltra a los mantos acuíferos. Los científicos conjeturan que el peso de esas cargas podría estar presionando las fallas geológicas, las cuales son además lubricadas por los agentes químicos, lo que estaría alterando su mecánica natural.

Fuentes: Science News, Bloomberg y Financial Times. El artículo “The Facts Behind the Frack”, Rachel Ehrenberg, Science News, contiene una descripción detallada y diagramas de la técnica “fracking”.

Uno se pregunta por qué la Secretaría de Energía de México presenta la explotación de gas shale como “llave del futuro económico y energético de México”. En el simposio “Perspectivas nacionales e internacionales de la industria del shale gas y su contribución al desarrollo energético”, organizado por la Sener (17/11/11), los funcionarios mexicanos y sus invitados texanos hicieron cuentas alegres. El secretario Jordy Herrera mencionó al final de su discurso que hay “problemas ambientales”.

La explotación de gas shale continúa la línea depredadora del ambiente. Se requiere una gran movilización cívica para introducir una política decidida de transición energética de fuentes renovables y de economía verde. Así se mejoraría la calidad de vida y se crearían muchos empleos.

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