Por más vueltas que se le den al asunto, regímenes al estilo de Evo suéter en Bolivia, Kirchner en Argentina y, de llegar, el de Ollanta Humala en Perú, sólo desgracias van a acarrear, al igual que Cuba con la llegada de Castro.

En El Salvador ya sufrimos la plaga con la yunta de la desgracia: los duartistas en el poder y las bandas comunistas destruyendo lo que tenían a su alcance. En una docena de años, la década de la demencia, se arruinó la economía, se desmoralizó a la población y se envilecieron las instituciones. La sinvergüenzada, la desorientación moral y cívica, las truculencias y la caotización que se padece en muchos campos, continúan minando la vida nacional. Es por la entereza y el esfuerzo de muchos que se progresa, que se moderniza y que se contrarresta la depredación del crimen organizado y la anarquía que se ha adueñado de barriadas y actividades.

¿Quiénes son los líderes que vienen surgiendo en los últimos tiempos? Al lado de delincuentes como Chávez, en su momento encarcelado por diversas fechorías, ahora se agregan indígenas que se enorgullecen de su primitivismo, como Evo suéter en Bolivia y Ollanta Humala en Perú. Los dos indígenas, aunque el peruano es un mestizo, se han adornado con plumas y coloridos atuendos para merecer la bendición de los espíritus del altiplano.

Lo grave, empero, no son tanto las plumas, cuanto las supersticiones, resentimientos y confusión que les aturden alma y cerebro, pues no hay forma de que la religión, las ideas, las tradiciones y la cultura de los indígenas precolombinos, pueda aportar algo de sustancia para resolver las necesidades o llenar las aspiraciones de los hispanoamericanos del Siglo XXI.

Sin moral ni civismo ni decencia

Lo medular del programa de estos como otros personajes es arrasar con gran parte de lo que está en pie, para construir la nueva sociedad justa, próspera, igualitaria, indígena y nacionalista que imaginan. Evo lo hará montado sobre la coca, su coca sagrada, Ollanta qui-tando a unos para repartir a otros, como lo hiciera el cholo general Velasco Alvarado a principios de los Años Setenta.

Pero detrás de los indios está el zambo, Hugo Chávez de Venezuela. Y detrás de todo está el estalinismo como lo practica y define el blanco Fidel Castro. Como indios y zambos se definen ellos mismos, no tanto por la sangre cuanto por la actitud y los planteamientos, por lo que les acompleja y por el prurito de vengar imaginarios agravios.

A juicio de muchos, la droga, el narcotráfico, es el hilo que en última instancia une los movimientos de extrema izquierda en América. El análisis del historial de sus miembros, sus planteamientos, sus alianzas y apoyos llevan a la conclusión de que son más crimen organizado que agrupaciones políticas. Ninguno de estos grupos reconoce la moral, el civismo, las normas de convivencia o el Orden de Derecho. Lo que propugnan es despotismo y caverna.