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30/04/2006 | Globalización o internacionalización económica?

El Nuevo Diario Staff

Estamos viviendo una etapa de cambios a nivel global. La economía está sufriendo una reestructuración que afecta a la política y a la sociedad.

 

Nos encontramos en un cambio de paradigma en el que pasamos del "pseudoliberalismo" a la Globalización. Se trata de una etapa de transición en el que existen muchas medidas proteccionistas disfrasadas de subvensiones, subsidios y aranceles, representando al "libre mercado".

 La Organización Mundial del Comercio (OMC) es una asociación muy heterogenea, fundada el 1 de enero de 1995, en la que hay 149 países miembros (11 de diciembre de 2005), de los 190 países que hay en el mundo hoy. Hay países de todo tipo, con regímenes capitalistas, socialistas, países ricos y pobres, muy industrializados y poco desarrollados. La República Dominicana es miembro desde el 9 de marzo de 1995. La OMC nació fruto de un largo proceso llamado GATT (Acuerdo General de Comercio y Aranceles), una organización más flexible que evolucionó hasta llegar a ser la OMC. Sus origenes más remotos provienen de las reuniones de Bretton Woods de 1944, cuando se creó la Organización Mundial del Comercio, que fue aprovada en Cuba con la famosa "Carta de La Habana" , pero no se produjo su ratificación definitiva hasta 1995. Durante medio siglo el intercambio mundial de mercancías estuvo regido por un conjunto de normas comerciales  y concesiones arancelarias acordadas entre un grupo de países que se llamó Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (General Agrement on Tariffs and Trade, GATT) firmado en 1948.

 El Consejo General es el órgano decisorio de más alto nivel de la OMC y tiene su sede en Ginebra (Suiza). La Conferencia Ministerial se reune únicamente cada dos años. El Consejo está encargado de desempeñar las funciones de la OMC en los intervalos entre reuniones de la Conferencia Ministerial y adoptar las medidas que sean necesarias a estos efectos, además de llevar a cabo las tareas concretas que se le atribuyen en el acuerdo sobre la OMC. Esta institución tiene por objetivo fundamental ser un foro en donde todos los miembros se puedan poner de acuerdo para bajar tarifas y aranceles (impuestos) al comercio, es decir, todo lo que compramos y vendemos. Lo que se decide en la OMC es de interés general porque sus decisiones tienen un impacto en la ecomomía, los habitantes y todo lo relacionado con nuestra vida cotidiana.

 Para la opinión pública mundial, la Reunión Ministerial de Hong Kong de la OMC, ha pasado inadvertida, cuando se estaba negociando el futuro del comercio mundial. La OMC se creó para fomentar la creación de la riqueza y la prosperidad a nivel mundial, pero la realidad es diferente, ya que la pobreza aumenta en el Tercer Mundo. Trabajadores, pequeños agricultores, pueblos indígenas, mujeres y otros grupos sociales están siendo perjudicados. El sistema de la OMC, sus reglas y los procedimientos empleados son antidemocráticos, y han servido para marginar a muchos pueblos del mundo. El caso más elocuente lo representan las "green room meeting" o reuniones en la sala verde, convocadas por el staff y al que nadie puede sumarse. Los pueblos, principalmente, los más pobres tienen derecho a conocer y decidir sobre los compromisos comerciales internacionales. Si no cambiamos  la OMC, podemos dejar que las multinacionales violen los derechos laborales básicos, se produzca un retroceso de las conquistas, una pérdida de seguridad en el trabajo (contratos basura) y se reduzcan los salarios, cuando lo ideal sería reforzar los derechos de los trabajadores en todo el mundo.

Aunque los países pobres sean mayoría, no pueden imponer sus leyes, porque aparentemente esta institución es democrática; ya que en las votaciones cada país tiene un voto (sufragio universal), pero en la práctica los países ricos (G-8) se reunen solos, sin tomar en cuenta a los pobres, para después forzar a los demás acatar sus desiciones. Una vez que entras en la OMC no puedes salir; porque las sanciones son muy elevadas y dejaría aislado al que lo intente. La inversión bajaría, crecería el desempleo y pararía la exportación. Las políticas o leyes nacionales que se compruebe que violan las reglas de la OMC, tienen que eliminarse o modificarse. De lo contrario, al país que las viole se le imponen sanciones comerciales.

Los países más pobres se agrupan en la coalición llamada G-20, una alianza que incluye a un influyente grupo que cuenta con Brasil, Sudáfrica, Argentina e India. Éstos creen que si EE.UU. y la U.E. gobiernan el FMI y el Banco Mundial, la OMC debería estar en manos de los países en vías de desarrollo. Esta coalición que representa al 65 % de la población mundial y al 72 % de los campesinos del planeta, aspira a la eliminación total de los subsidios a la exportación de los productos agrícolas en cinco años.

Los países ricos hasta ahora controlan la OMC y la utilizan para sus intereses. En muchas ocasiones los países ricos obligan a los pobres a bajar tarifas y aranceles para vender sus productos, pero luego no hay una correspondencia. Se trata de un juego que no hicieron los pobres, sinó los países desarrollados y las grandes empresas multinacionales. De otro lado el FMI y el Banco Mundial presionan para que los pobres cambien sus constituciones y sus leyes con la excusa del desarrollo.

La inequidad crece, tanto entre naciones como dentro de ellas, como nos dice el Observatorio del Comercio Global (Global Trade Wath, GTW) a tenor de los efectos que está teniendo la forma en que se está llevando a cabo la globalización neoliberal. Ésta refuerza las relaciones de interdependencia entre países desarrollados y acentúa la exclusión de los países no industrializados. Los gobiernos que dominan la OMC, especialmente, Estados Unidos, los países de la Unión Europea, Japón y Canadá, siguen insistiendo en una mayor desregulación y liberalización que supone la expansión de la OMC. Si no queremos que se produzca una crisis del sistema internacional del comercio tenemos, obligatoriamente, que modificar su principal institución administrativa, comenzando por el lenguaje empleado. Los acuerdos están redactados en una jerga técnica de difícil comprensíon para la gente común. Reservas, excepciones, exclusiones, moratoria o transgénicos son las palabras más comunes. 

 La cuestón más espinosa, la de las ayudas a la agricultura de los países ricos, y sobretodo la fecha de eliminación de los subsidios a la exportación no tiene fecha concreta. La Unión Europea, a través de su política agraria (PAC) tiene, aún, muchos subsidios a las exportaciones agrícolas. Sobre éste y muchos otros temas, en su reunión de Hong Kong de la OMC se han conseguido avances mínimos, según su Director general Pascal Lamy. A diferencia de Seattle, la revuelta de Hong Kong no se basaba tanto en motivos ideológicos sino en la pura desesperación. El único éxito de la Conferencia Ministerial fue evitar el colapso al que parecía destinada la reunión, ya que no había intención de cambiar las reglas de la OMC. De hecho el párrafo más importante (párrafo 38) del texto de la Conferencia Ministerial de Hong Kong es igual al texto que firmó la OMC en 1994 (Artículo XI (2).

 Los ricos piden que los países en vias de desarrollo que acepten reducir sus aranceles para facilitar el acceso de los productos industriales occidentales a sus mercados, cuando las ayudas internas de los norteamericanos  a sus productos alcanzaron la suma de 4000 millones de dólares para 25 000 personas. Se proponía que los países menos avanzados tubiesen un acceso sin cuotas y sin derechos de aduana a los mercados de los estados ricos para vender sus productos. En contra de lo esperado, la delegación de Estados Unidos mostró su disposición a permitir un acceso sin derechos de aduana al algodón a los países del África Occidental, pero lo impidió a Bangladesh y Camboya.

 Tampoco entre los países ricos hay armonía. Estados Unidos y la Unión Europea se acusan de ser intransigentes. Los europeos exigen a Estados Unidos que deje de subvencionar a sus campesinos de forma implícita mediante la compra de excedentes productivos destinados a los países pobres. Diversos rumores aseguran que la Unión Europea está de acuerdo con la fecha del 2010 para eliminar totalmente los subsidios a la exportación, mientras otras fuentes insisten en no señalar una fecha para la eliminación de los subsidios. En particular se pide que Estados Unidos tome iniciativas para modificar su política de ayuda alimenticia y que países como Australia, Canadá y Nueva Zelanda pongan fin a sus empresas estatales en el sector agrícola con poder monopolístico. Parece todo un callejón sin salida.

 Las promesas de acceso libre podrían retrasar o permitir la exclusión de productos claves, denuncia la ONG Oxfam, cuando lo que se debería estar negociando seriá acabar con el hambrre en el mundo. El temor es que muchos de los productos seguirán subsidiandose cambiandolos de caja de subsidio. Sobre el tema de la liberalización de los servicios que interesaba mucho a los empresarios europeos y norteamericanos, el apartado queda muy reducido. La liberalización del sector servicios tiene preocupados a los parlamentarios alarmados por el extremadamente agresivo proceso de liberalización de servicios que propone el llamado anexo C. del acuerdo general de comercio y servicios (AGCS).

 La mayoría de las propuestas perjudica el bienestar de los países pobres. La liberalización debe ser progresiva. Es indispensable prohibir los subsidios a las exportaciones y otras formas de "dumping" de productos agropecuarios. A los países menos desarrollados se les debe conceder "derechos especiales" para que puedan acortar diferencias y reducir el "intercambio desigual". Las deudas de los países más pobres deben ser canceladas para que no supongan un lastre para el desarrollo. Para lograr este propósito, el Fondo Monetario Internacional (FMI) , el Banco Mundial y los Bancos Regionales de Desarrollo deben de tener un papel destacado, sobre todo, en el control de la corrupción. Para ello hay que tener siempre presente que no existe un único modelo valido para todos todos los países, regiones o comarcas, ya que todos ellos difieren tanto que harían ineficaz cualquier modelo estandarizado de desarrollo.

 A pesar de la apertura de los mercados, el intercambio desigual continurá existiendo porque los países pobres elaborarán productos con un escaso valor añadido. Estos países pobres al no disponer de esa tecnología, por ejemplo, los transgénicos, serán dependientes de los países ricos originando situaciones de neocolonialismo. Por ejemplo, la multinacional Monsanto vende el 90 % de las semillas transgénicas comerciales en el mundo. Se trata de un tema serio del que aún no sabemos los efectos segundarios, y del que "el principio de precaución" no constituye una garantía por si misma.  La clave para estos países es aprovechar las oportunidades que brindan el turismo, la deslocalización (Zonas Francas) y la economía básica interna a través de una "Planificación estratégica". A nivel mundial, las Zonas Francas se concentran en el norte de México, la región del Caribe, el sur del Mediterráneo y el sudeste asiático. En estas regiones existen más de 900 zonas francas que producen el 30 % de la producción mundial.

Las reglas de la OMC son poco democráticas, ya que priva a la gente del derecho de decidir sus propias prioridades, de modo que su política queda subordinada a las reglas de la OMC. La OMC no está tan interesada en ayudar a los países en vías de desarrollo, sinó que el propio Banco Mundial reconoce que los países pobres pierden más que los ricos si tomamos como referencia las ronas de Doha (Qatar), Cancún (México), Uruguay (GATT) o Seattle (1999). Su plan para el desarrollo es falso. Dicho plan está fundado en la idea que el proveer más becas y prestamos -que aumentan las deudas-  facilitan el comercio para aumentar la importación de artículos de países ricos, suponiendo que es beneficial para los países pobres. Gracias a la propuesta llamada "libre de impuestos" los países ricos no tienen que reducir las tarifas para los productos más importantes para la exportación en países pobres. Con este sistema antidemocrático se evita la participación ciudadana que tiene que conformarse con campañas por el "comercio justo".

 Según Pascal Lamy, el funcionamiento de la organización es medieval, por lo que apuesta por un sistema más ágil, basado en la mayoría que sobre el consenso. Con las reglas de la OMC, una empresa puede demandar a otra por cualquier ley que no sea de su agrado o interés. Recordar el caso de los cigarrillos de la República Dominicana. Da la impresión de que la OMC, el ALCA, el TLCAN y el DR CAFTA tienen las mismas reglas. Esto se debe a que antes de llegar a un acuerdo global tenemos que pasar por acuerdos regionales o continentales. Por ejemplo, DR-CAFTA es un Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana. De hecho este tratado es una ampliación de la NAFTA. Otros tratados relacionados con el comercio internacional son: TLCAN o NAFTA,  CAFTA/ TLC, ALCA, CBI, OCDE, CUSTA, LOMÉ/ ACP, APEC, etc.

 La Crisis del Petroleo de la década de los setenta provocó dudas en la organización que rápidamente fueron superadas. Según los analistas, se producirá en los próximos años un enfriamiento de la economía mundial acompañada de un aumento de la precariedad laboral, sin embargo la economía creció en el 2004 a la mayor tasa de crecimiento de los últimos años, el 5 % en terminos reales. Está en juego el futuro del comercio mundial, cuando estamos inmersos en un contexto de creciente inestabilidad global. Aunque los pactos que se están llevando a cabo reciban el nombre de acuerdos comerciales, hoy ya no se limitan a cuestiones tradicionales de comercio como los aranceles y las cuotas.

 En España, el paro cae a su nivel más bajo desde 1970 (8,4 %) gracias a la contratación temporal según la Encuesta de Población Activa (EPA). Esto quiere decir que este descenso se basa en la creación de empleo precario. Lo peor es que esta inestabilidad cuenta con un ejército de mano de obra barata y flexible cuya precarización va desde el aumento del número de contratos temporales, eventuales y a destajo que son sinónimos de economía sumergida, empresas subcontratadas y Empresas de Trabajo Temporal (ETP). En este contexto combulso las PYMES  (pequeña y mediana empresa) tienen la ventaja de que están muy especializadas y poseen capacidad adaptativa en una situación de mercados inestables como la actaul, en donde las actividades de investigación y desarrollo tecnológico (I+D) son vitales. Esta es la causa de que los ciclos de vida del producto sean cada vez más cortos. Lo mismo pasa en las empresas con las faces de nacimiento, crecimiento, madurez y declive.

 

A nivel internacional, las medidas para agilizar la economía pasan por una reforma de la legislación laboral, liberalización total de los comercios, privatizaciones de empresas públicas y reducción de impuestos. La mayoría de las empresas públicas resultan deficitarias para el Estado, pero resultan imprescindibles para garantizar que la población tenga una mínima cobertura social.

 El Estado está dejando de ser el gran consumidor de bienes y servicios que regula la demanda de excedentes evitando las crisis cíclicas de sobreproducción inherentes a la lógica del sistema capitalista. Si los años ochenta representaron la década perdida para América Latina, en los noventa, la caída del "Telón de acero" obliga a los países de economía planificada a hacer profundos cambios.

Estamos inmersos en una revolución tecnológica, donde numerosos sectores y empresas están en crisis, mientras surgen auténticos núcleos tecnológicos como son Silicon Valley en California, la Autopista 128 en Boston, Sophia Antipholis, la Tercera Italia, e innumerables Parques Tecnológicos diseminados por todo el mundo. Los parques tecnológicos son espacios delimitados que combinan actividades de investigación  y desarrollo tecnológico con actividades de producción material, especialmente en sectores de alta tecnología. Los Parques Científicos son similares, pero se diferencian por el hecho de albergar tan solo actividades de I+D y de formación, sin incluir actividades productivas, por lo que es frecuente su relación directa con universidades o centros de investigación, que muchas veces actúan como promotores. El objetivo es crear sinergias entre Ciencia, Tecnología e Indústria.

La automatización de las cadenas de producción y montaje utilizan robots cada vez más sofisticados que hacen innecesarios a los trabajadores poco cualificados e imprescindibles a los muy cualificados o de cuello blanco.

Al mismo tiempo aparecen en el panorama internacional nuevos países industriales que contribuyen al aumento de la competencia; ya que el objetivo de toda empresa es aumentar sus beneficios y mejorar su capacidad competitiva. Estos cambios dan origen a una nueva relación de dominación-dependencia entre territorios. Toda empresa, cualquiera que sea su tamaño, objetivos, organización interna o localización, opera como un sistema abierto, lo que la hace que sensible a un entorno que incluye cuatro dimensiones básicas: directrices de la economía global, el sistema productivo, el mercado real y el mercado potencial, sin olvidarnos de los recursos tecnológicos, materias primas, capital, mano de obra, calidad de las infraestructuras, sectores conexos como la Banca, la intervención estatal, aspectos que sin duda repercuten sobre los costes de producción.

La localización de una empresa se explica por las "ventajas competitivas", definidas como los beneficios que obtiene una empresa al localizar estas tareas que son intensivas en el uso de un determinado factor allí donde este recuerso resulte abundante. Son los casos de Detroit en el sector del automóvil y del Nordeste de Italia con el calzado.

La deslocalización está provocando que muchas empresas trasladen sus plantas intensivas en mano de obra poco cualificada a países en vías de desarrollo para reducir los costes de producción, debido a las ventajas asociadas a niveles de salarios más bajos, escasa conflictividad laboral, proximidad a centros de investigación, leyes medioambientales laxas, y menor coste del precio del suelo. La fabricación de acero común y la confección de prendas de vestir de baja calidad, son solo dos ejemplos. Este es el motivo por el que el sector textil español se traslada a Marruecos y el estadounidense a México. Con las nuevas reglas de la OMC veremos privatizadas la electricidad, el agua potable, la educación, la salud, empresas que hasta ahora siempre han estado en manos del Estado.

Si en la Primera  Revolución Industrial la siderometalúrgica y el textil cumplieron la función de sectores motrices creando lo que se llamó el capitalismo industrial dirigido por Inglaterra, Europa y Estados Unidos, en la segunda lo hicieron el sector automovilístico, el material eléctrico o la petroquímica con el modelo de producción fordista, trasladando el centro de gravedad hacia la Costa Oriental de los Estados Unidos, sobre todo, después de la Segunda Guerra mundial. Hoy, Tercera Revolución Industrial, el testigo ha pasado a las telecomunicaciones, la microelectrónica (microprocesadores), la informática, la biotectonología, la aeronáutica o los nuevos materiales (fibras artificiales) producidos con el modelo de "producción flexible" con varios centros de gravedad. Uno se encuentra en el Pacífico formado por Estados Unidos y Japón, el otro con centro en Europa. Estos tres centros son conocidos como la Triada. Es aquí donde comienzan a aparecer la primera generación de nuevos países industrializados (NPI) localizados en la Europa Mediterránea (España, Portugal y Grecia), Cono Sur latinoamericano (Brasil, Argentina, Chile), Sudáfrica, India, Indonesia, la República de Corea, Hong Kong, Singapur, Taiwan (tigres asiáticos), y algunos países de la Commonwelth como Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Este proceso de crecimiento económico se ha sustentado en unas bajas condiciones de vida de la clase trabajadora, que ha soportado bajos salarios, largas jornadas y escasa protección social y laboral.

Esta última revolución se caracteriza por la creciente interrelación entre el capital industrial y el financiero, la pertura de los mercados, la privatización de empresas públicas, la desregulación del mercado laboral, la automatización productiva y la especialización flexible. Se produce una fragmentación del proceso productivo y la especialización de cada unidad origina la formación de empresas-red, con establecimientos dispersos, pero muy relacionados, que actúan de forma coordinada a partir de las decisiones tomadas por una dirección central localizada en las llamadas "ciudades globales". Estas ciudades son Nueva York, Tokio, Londres, París, Frankfurt y Los Angeles.

Existen dos maneras de buscar ventajas competitivas. La primera consiste en competir en precios inferiores abaratando los costes mediante economías de escala derivada de la producción de grandes volúmenes, mediante la introducción de mejoras técnicas en los procesos, o localizándose en áeras que cuenten con factores productivos abundantes y baratos o subvencionados por las políticas públicas (bajos salarios, exenciones fiscales al empleo, suelo barato..). Las empresas japonesas, por ejemplo, se instalaron en numerosos países del Sudeste asiático en búsqueda de mano de obra barata y recursos naturales, en cambio Canadá y México -tras la Unión Europea- es un área de atracción importante para las empresas estadounidenses, mientras que Europa se centró en los países próximos tras la ampliación. La segunda consiste en una diferenciación de sus productos a través de una "imagen de marca" lo que le permite exigir precios más altos, ya sea por su mayor calidad, diseño, imagen de marca, un mayor servicio al cliente o la posibilidad de ejercer un monopolio teconológico mediante el control de la patente. En el sector del automovil existen marcas que solo producen modelos caros a los que solo tienen acceso las personas con importantes recursos económicos. Mercedes Benz, Cadillac, Porshe, Hammer, BMW, Lexus o Jaguar son algunas de las más importantes.

La informatización y automatización posibilitan a las empresas la sustitución de mano de obra por capital (ordenadores, maquinaria de control numérico, robots..) que suponen la reducción de tareas directamente productivas, mientras crecen en importancia las "funciones de comando", es decir, todas aquellas previas o posteriores al proceso de fabricación (gestión y planificación, I+D, logística, control de calidad, comercialización, servicios post-venta..) ampliando las cadenas de valor empresariales y contribuyendo a la llamada terciarización de la industria. La automatización flexible permite a las empresas fabricar lotes de pequeño tamaño para obtener ventajas relacionadas con la diversidad para responder a demandas diferenciadas, ajustandose así a los continuos cambios de los mercados.

Las fusiones y absorciones confirman la lógica del capitalismo de Marx; en donde pocas grandes empresas (oligipolio) controlan el mercado. Estas empresas se organizan en "holdings", trust y Cartel. Todo este rompecabezas obliga a replantear las políticas destinadas a potenciar o regular las relaciones entre economía y territorio, dando lugar a una nueva "teoría de la localización". Estas transformaciones van desde la pequeña industria hasta las multinacionales. El tamaño les permite negociar precios y condiciones especiales con proveedores y empresas de transporte o influir sobre los clientes. Se trata de una auténtica reestructuración del sistema económico global en su vertiente tecnológica, organizativa, sociolaboral y espacial, que comenzó hace más de dos décadas con la Crisis del Petróleo, afectando a los tres sectores económicos: agricultura, industria y servicio. Son procesos de destrucción creadora necesarios en la lógica capitalista.

Ante la crisis de los anteriores modelos de intervención pública, surgen nuevas propuestas que ponen el acento en las iniciativas locales, el apoyo a la innovación o un mayor respeto al medio ambiente. El resultado es que la nueva economía se caracteriza por la especialización flexible. En definitiva, hemos pasado del "modelo fordista" de producción masiva y estandarizada al "modelo postfordista" o de especialización flexible; entendida ésta como una estrategia que consiste en la innovación permanente, en la adaptación a los incesantes cambios en lugar de controlarlos.

El Estado del Bienestar se tiene que plantear a nivel mundial, ya que la globalización no es más que un espacio económico integrado que comenzó con el descubrimiento de América, y más tarde con la Primera Revolución Industrial que supusieron el inicio este de proceso de internacionalización, al extender las relaciones mercantiles a buena parte del mundo a través de la actuación conjunta desarrollada, principalmente, por Compañías Comerciales (Indias Orientales), empresas mineras, agrícolas y sociedades financieras. Aunque parezca contradictorio lo que piden los antiglobalización es una globalización más justa, más libre, más humana. Hay que cambiar el sistena comercial vigente por uno alternativo, más humano, democrático, sostenible, y que nos beneficie a todos, aunque para ello haga falta reducir el poder y la autoridad de la OMC. Un sistema en definitiva más equitativo entre ricos y pobres. El espíritu de Seattle no debe morir jamás.

El Nuevo Diario (Nicaragua)

 



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