¿A quién le interesa que Irán desarrolle tecnología nuclear? ¿A quién le beneficia que enriquezca uranio?
El primer interesado es Mahmud Ahmadinejad, el Presidente de Irán, que esgrime ese argumento como un arma de doble filo: eficaz dentro de su país y fuera de sus fronteras, en una especie de "sacar pecho" provocador. Eso le da no sólo popularidad, sino algo que los occidentales ya hemos olvidado y hemos dejado de buscar: la Gloria, con mayúsculas. El segundo interesado es su más directo competidor interno, Ali Akbar Hashemi Rafsanjani. Entre los dos pugnan por demostrar quién defiende más a capa y espada el inalienable derecho iraní a poseer armas nucleares (con fines pacíficos, según el Presidente), porque quien más se presente delante de su pueblo como el más beligerante, el más osado, será quien gane las próximas elecciones (en caso de que las haya, claro está).
Y pare usted de contar. A nadie más le beneficiará. El pueblo iraní, el ciudadano medio, ¿saldría beneficiado de que su país fuera una potencia nuclear con armamento atómico? Las armas, no lo olvidemos, sirven o para atacar o APRA defenderse de u ataque, y en ninguno de esos dos casos la población civil sale bien parada.
¿Y Rusia? Es cierto que le ayuda suministrándole material, pero... ¿de verdad le conviene un competidor como Irán? No, en absoluto. Sobre todo porque le separa Asia Central, lugar donde pugnan por abrirse paso, por hacerse presente culturalmente, influir política y económicamente, y, sobre todo, por hacer pactos en materia de explotación y transporte de recursos energéticos.
¿Y China? Tampoco, ya que le ve como un vecino muy ideologizado, radicalizado incluso, que puede salpicarle en su parte más occidental (más concretamente en la mayoritariamente musulmana región de Xinjiang).
¿Pakistán? Tradicionalmente, en el puno de mira de Irán como zona de expansión. No le gustaría tener en la región otro rival (léase, potencial enemigo), como la India, que le suponga una amenaza seria. A India le pasa exactamente lo mismo.
¿A la los países miembros de la UE? Aunque cada uno sea diferente, con intereses distintos, en general temen que el hecho de que Irán sea una potencia nuclear sea la excusa perfecta para otro actor racional de la escena internacional (EE.UU.) para lanzar otra "campaña preventiva" en su "guerra contra el terror", y se encuentre con otro Afganistán, otro Irak, cuya reconstrucción deba costear.
¿A Israel? Desde luego que no. Sospecha no infundadamente, que pretende utilizar las capacidades nucleares para construir armas atómicas para borrar al "Estado sionista" del mapa. Para prevenirlo, para observar bien de cerca el desarrollo del programa nuclear iraní, alanzado el satélite Eros 5, capaz de distinguir objetos en la superficie terrestre de 70 cm.
¿Y a EE.UU.? Lo desea menos que Israel, incluso, ya que teme que ese material no sea utilizado en una guerra convencional, simétrica, de Estado a Estado, sino que acabe como arma de destrucción masiva en manos de terroristas. Y razón no le falta, pues diversos informes apuntan a que gran parte de la denominada "insurgencia" irakí son muyahidines provenientes de Afganistán (que cruzan demasiado fácilmente Irán de este a oeste) o incluso del propio Irán (sobre todo en la región sur de Irak).
En definitiva, lo mejor que puede hacer ahora mismo Irán es someterse a la supervisión internacional que asegure que el programa nuclear será exclusivamente para usos civiles y pacíficos, que es lo que se trata de conseguir con el caso de Corea del Norte y las famosas (a la par que duras y difíciles) conversaciones a seis (China, Rusia, Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y EE.UU.)