Desde la creación de la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, Tratado de Montevideo 1960) ni el MCCA (Mercado Común Centro Americano, Tratado de Managua 1960), ni el Acuerdo Subregional Andino (Acuerdo de Cartagena, 1969), ni la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, Tratado de Montevideo 1980), ni el Mercado Común del Sur (MERCOSUR, Tratado de Asunción 1991) han alcanzado las metas propuestas.

Y no mencionemos los numerosos acuerdos firmados por el MERCOSUR con otros países y bloques económicos, comenzando por el hoy olvidado Acuerdo del Jardín de las Rosas, firmado en la Casa Blanca en 1990 entre los países del MERCOSUR y los Estados Unidos, mediante el cual se esperaba una integración entre todas las Partes. Agreguemos los acuerdos firmados en 1994, otra vez con Estados Unidos y con la Unión Europea, y no mencionemos los numerosos acuerdos-marco firmados por el MERCOSUR con Sudáfrica, Israel, India, Egipto y… tantos otros.

¿Quién hubiera dicho hace apenas dos años que los gobiernos “progresistas” de esta región del Continente, supuestamente defensores de la unidad latinoamericana, que se la pasaron durante años haciendo gárgaras y discursos sobre la hermandad y la integración latinoamericanas, serían a la postre los que debido a sus discordias firmaran el acta de defunción de los principales emprendimientos?

Porque lo cierto es que en estos días, los señores Kirchner, Da Silva, Vázquez, Morales y Chávez con sus actitudes están haciendo trizas la integración. El caso del señor Da Silva, por ser el presidente del país más grande y de economía más fuerte, es más que curioso: no ha sabido asumir el liderazgo que por esas mismas condiciones su país estaba en posición de concretar. En cambio ha cedido mansamente el lugar que debió ocupar al histriónico señor Chávez que como buen nuevo rico está desparramando sus petrodólares por nuestros países, entre las compras masivas de bonos (por ejemplo compró 3.000 millones de dólares en la Argentina) y su interferencia en las elecciones y política interna de varios países (Bolivia, Ecuador, Perú).

Ahora se afirma que Venezuela se retiraría de la Comunidad Andina de Naciones, probablemente ocasionándole un golpe mortal por más que ya esté moribunda desde hace años, y el Uruguay que amaga con retirarse del MERCOSUR. Los gobiernos “progresistas” son así, cambiantes y contradictorios: en el caso uruguayo cuando el actual partido de gobierno estaba en la oposición sus partidarios quedaban afónicos de tanto despotricar contra los Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. En la actualidad su presidente está en el día de hoy visitando los Estados Unidos y hoy se reunirá con el presidente Bush tratando de concretar un acuerdo de libre comercio que refuerce una posible salida del MERCOSUR. Antes de eso no solamente no había roto relaciones con el FMI y el Banco Mundial sino que además había pagado sus deudas por adelantado (como ya lo habían hecho los gobiernos de Brasil y Argentina, casos por cierto muy similares).

Y que conste que los responsables de la desintegración regional no son los extraños (Estados Unidos, el imperialismo, el capitalismo, los malditos neoliberales) como habitualmente se señala por personas distraídas o interesadas o simplemente ignorantes. Las causas no están afuera sino que están adentro de nuestros países. No hay que ir lejos para buscar las causas del estropicio. La incapacidad y la ineptitud más absolutas para llevar a cabo lo que nos proponemos en materia de integración es manifiesta y está a la vista. Las fuerzas desestabilizadoras, como las de la Venezuela del señor Chávez, están favoreciendo la desintegración. ¿Por qué habría de interesarle la integración comercial latinoamericana a un país que prácticamente vende un solo producto (el petróleo) y cuyo principal y casi único comprador son los Estados Unidos donde además ha realizado millonarias inversiones?

Pero no todo es negativo. Bolivia, Cuba y Venezuela acaban de firmar un acuerdo comercial “contra la maldición del capitalismo” según dijo el presidente de Bolivia. Bolivia pasa ahora a integrar el ALBA (“Alternativa Bolivariana para las Américas”) que por ahora integran en absoluta soledad Cuba y Venezuela. El llamado “Tratado de Comercio de los Pueblos” incluye varios productos con arancel cero, entre ellos las hojas de coca y la soja. No se ha revelado ni la fecha de entrada en vigencia ni su contenido. No debe dejar de señalarse la dimensión del comercio entre las Partes: por ejemplo, el año pasado Bolivia exportó a Cuba por todo concepto US$ 5.219 (cinco mil doscientos diecinueve dólares)…