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19/05/2006 | Uso del miedo

Gerardo Blyde

El uso constante del miedo mediante la violencia, la coacción o amenaza, bien sea contra un grupo de individuos (organizados o no), una colectividad en general o un gobierno, con el objetivo de imponer un criterio político, es lo que hoy se conoce en toda la cultura occidental como "terrorismo".

 

Son múltiples y de diversa naturaleza los grupos que hoy pueden considerarse terroristas e, in cluso, un gobierno puede también ser denominado como tal. El común denominador de todos ellos está en la utilización de la violencia como herramienta para infundir miedo, y su acepción más grave se denomina terror.

El psiquiatra Harry Czechowicz, en su estudio titulado Matices del terrorismopublicado en el libro Violencia, criminalidad y terrorismode la Fundación Venezuela Positiva, se arriesga a realizar una tipología del terrorismo: 1. El Nacionalista, que busca formar un Estado separado; 2. El Religioso, que utiliza la violencia para proseguir propósitos divinos; 3. El promovido por el Estado, grupos usados por estados radicales o en proceso de convertirse en ello. Subvencionados y pagados por el Estado como herramientas de política externa para la batalla encubierta; 4. Terrorismo de Izquierda, que pretende destruir el capitalismo y reemplazarlo, mediante el uso de la violencia, por un régimen comunista o socialista; y, 5. Terrorista de Derecha, asociados a grupos neonazis, pretenden eliminar gobiernos democráticos liberales y sustituirlos por estados fascistas. Sin embargo el destacado psiquiatra reconoce que aún existen otros tipos de terrorismo, tales como el cibernético, el mediático, el biológico, el nuclear, y un largo etcétera.

Los venezolanos (al menos las nuevas generaciones democráticas) siempre hemos sido libres para la expresión de nuestro pensamiento. De ello han sido reflejo los periodistas, los columnistas y todos aquellos que de alguna manera tienen o han tenido acceso a los medios de comunicación. A veces con excesos, debe reconocerse, pero siempre ha de preferirse correr el riesgo de los excesos a tener que vivir en el silencio.

El silencio a la crítica es el estado ideal que persigue el gobierno de Chávez y su institucionalidad. Para ello se han modificado leyes y hoy se penaliza la crítica al funcionario público. Los periodistas que investigan y exponen a los ciudadanos sus investigaciones, terminan siendo los investigados y son señalados por los partidarios del Gobierno como desestabilizadores. Algunos (como Marianella Salazar, Napoleón Bravo o Ibéyise Pacheco por citar sólo a tres) son llevados a juicio acusados de calumnia, difamación o vilipendio. El objetivo es siempre el mismo, infundir miedo, tanto en ellos de manera directa tratando de inhibirlos en el cumplimiento de su profesión, como en terceros a los que mediante el "ejemplo" se pretende amedrentar.

Cuando un dirigente político realiza una denuncia pública, hecho absolutamente válido en cualquier régimen democrático en el cual coexistan gobierno y oposición, la reacción del funcionario denunciado no es la natural, es decir, proceder a contradecir el hecho denunciado, a explicarlo, a probar en contrario. Sin entrar en el fondo de la denuncia, el funcionario de manera automática denuncia una "conspiración en su contra", o "un intento de desestabilizar la institucionalidad", para abrazarse a un colectivo, para tratar de hacer ver que la denuncia forma parte de un supuesto plan orquestado que no pretende sólo denunciarlo a él, sino que peligra todo el sistema. Abrazado a ese colectivo se hace más fuerte para destruir y sepultar a su denunciante, quien termina siendo el denunciado, investigado, hostigado y, posiblemente, sentenciado.

El miedo lo administra este gobierno en diferentes formas y planos. A siete años, la utilización de este fatídico instrumento ha venido siendo perfeccionada y sus frutos se observan en diferentes sectores de nuestra sociedad. El silencio que ha logrado en varios medios de comunicación o la neutralidad en la crítica que ha obtenido de algunos periodistas o dirigentes políticos son evidentes. La necesaria complacencia de una parte importante del mundo empresarial tratando de sobrevivir a Chávez se materializa a diario cuando son exhibidos en reuniones televisadas cuyo único objetivo es mostrarlos al país como sometidos finalmente al gobierno. Incluso entre las críticas que hemos escuchado al proceso de primarias de oposición la que más nos ha llamado la atención es la que utiliza el argumento del miedo: "la gente no irá a votar en las primarias porque tiene miedo de volver a caer en una nueva lista Tascón", aun cuando Súmate ha prometido la destrucción de todo el material que pueda contener el registro de quienes voten luego de proclamar al ganador.

El miedo genera desconfianza y ella va creciendo a niveles tales que comienza a afectar incluso la credibilidad de aquellos a los que una vez consideramos nuestros aliados. ¿Cuál será el antídoto al miedo?

El Universal (Ve) (Venezuela)

 



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