El príncipe heredero de Arabia Saudita tiene 31 años, un plan para sacar al país de su dependencia del petróleo y el control sobre el Ejército, la política económica y relaciones con el exterior; pero, aún falta demostrar si tiene la capacidad de resolver todo.
El
príncipe Mohammed bin Salman de Arabia Saudita acaba de consolidar su
cargo y su poder.
Ahora
necesitará toda la ayuda que pueda recibir.
Poco
después del amanecer del miércoles, el rey Salman anunció que su hijo de 31
años, conocido como MBS, era ahora el heredero al trono. Su primo mayor,
el expríncipe heredero Muhammad bin Nayef, fue desplazado para cederle el
puesto.
La
medida aunque era esperada, no lo era para este momento. Sin embargo, bin Nayef
también perdió su puesto de ministro del Interior, un poderoso papel desde el
cual supervisó las fuerzas de seguridad nacionales y las labores de
contraterrorismo. Esas áreas ahora estarán en manos de un aliado cercano de
MBS.
El
príncipe ya tiene un control significativo sobre la defensa, la política
económica y la política exterior.
El poder
a tal escala viene con trampa. Los objetivos que MBS se ha fijado para sí mismo
son vastos.
Ahora
que los rivales han sido marginados, la culpa de cualquier fracaso o medidas
impopulares recaerá enteramente sobre él, de acuerdo con Ayham Kamel, director
para Medio Oriente y Norte de África de Eurasia Group.
Hasta
esta semana, "la responsabilidad de las decisiones había sido compartida
entre diferentes miembros de la familia gobernante", dijo Kamel.
"Conforme Mohammed bin Salman asciende, se vuelve más difícil, si es que
fuera posible, asignar responsabilidades a otras partes".
"SR.
TODO"
MBS acumuló
tantas carteras después de que su padre se convirtiera en rey en enero de 2015
que los diplomáticos occidentales en el reino comenzaron a llamarlo "Sr.
Todo".
Por lo
tanto, las maniobras palaciegas del miércoles no producirán ningún cambio
repentino en las políticas nacionales o extranjeras saudíes.
Sin
embargo, las iniciativas que el nuevo príncipe heredero ha tomado durante estos
dos años han sido inusualmente ambiciosas en casi todos los frentes.
Su
plan, Visión 2030, para quitar casi la totalidad de la dependencia de
Arabia Saudita del petróleo, fue bien recibido por los economistas, al menos en
términos de sus objetivos; algunos cuestionaron la capacidad del Gobierno para
implementarlo.
Los
inversionistas celebraron las medidas políticas del miércoles como una señal de
que MBS ahora será libre para seguir adelante con las reformas, impulsando un
alza del 5.4 por ciento en la bolsa de Riad, el mayor repunte desde 2015.
El rally
se extendió al jueves y se encamina a su mayor ganancia semanal desde marzo de
2011, en lo alto de la llamada Primavera árabe.
Sin
embargo, llevar esos planes a término, cumpliendo con las aspiraciones de la
población joven y de rápido crecimiento del reino, será una tarea titánica.
Muchos
ciudadanos tendrán que aceptar cambios dolorosos, como subsidios reducidos y
menos empleos en el sector público, para que el plan tenga éxito.
También
requiere vender hasta cinco por ciento de Saudi Aramco, un tesoro nacional, lo
cual significa abrir los libros contables cuidadosamente guardados del gigante
del petróleo al escrutinio público.
VARIAS
GENERACIONES
Con la
caída de los precios del petróleo por debajo de 45 dólares esta semana, la
capacidad del Gobierno para complacer a todo el mundo sin consumir sus amplias,
pero finitas, reservas de divisas, será limitada.
En una
señal de lo delicado que pueden ser las medidas de austeridad de Visión 2030,
el rey Salman revirtió el miércoles los recortes de salarios y bonificaciones
estatales, al tiempo que anunció la promoción de su hijo.
El
Gobierno también dio a los empleados públicos vacaciones de una semana adicional
para marcar el fin del Ramadán.
Pero los
retos para la política exterior de Arabia Saudita son igualmente
desalentadores, y podrían drenar el capital político que MBS necesitará para la
política interna.
“Su
habilidad para responder en ambos frentes es todavía muy incierto, ya que las
autoridades del país están intentando implementar reformas al estilo de vida de
generaciones, en menos de 15 años”, dijo Torbjorn Soltvedt, analista principal
para el Medio Oriente y el Norte de África de la consultora de riesgo Verisk
Maplecroft en una nota a los inversionistas.
En 2015,
MBS llevó a un ejército saudí árabe costosamente equipado a una guerra con
Yemen. Hasta el momento, el conflicto se ha visto desordenado y poco
concluyente, y la cuota de muertos civiles ha sido objeto de críticas. También
subió la apuesta a la feroz rivalidad regional entre Arabia Saudita e Irán, que
puede describirse como un dialogo “imposible” y llamando a una lucha en suelo
iraní.
Recientemente,
el príncipe encabezó un grupo de países a un diferido diplomático con Qatar, un
miembro del Consejo de Cooperación del Golfo. Esto, también, parece poco
probable que llegue a resultados rápidos, además de riesgos de retrocesos,
luego que Turquía e Irán se apresuraron para ayudar a Qatar ante el cierre de
su única frontera terrestre.
SIN
CAMBIOS, PERO MÁS AGRESIVO
Ninguno
de estos eventos representa un cambio fundamental de política de Arabia
Saudita, de acuerdo con James Dorsey, miembro senior para el Medio Oriente y
África del Norte de la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur.
Pero,
dijo, ahora todos son mucho más agresivos que los líderes del reino de más edad
y por lo tanto más precavidos para arriesgarse en el pasado.
En un
enfoque más duro a los problemas difíciles de resolver en el Medio Oriente
parece encajar con la forma de pensar del presidente de Estados Unidos, Donald
Trump, quien se reunió con MBS en Washington en marzo, y después en mayo en
Arabia Saudita.
El
miércoles, el presidente Trump llamó para felicitar al líder más joven.
De
acuerdo con la oficina del presidente, los dos hombres hablaron de la
“prioridad de cortar todo apoyo a los terroristas y extremistas, así como la
forma de resolver la disputa con Qatar”. Pero el príncipe ha cultivado lazos en
otra parte de la Casa Blanca, al cenar en dos ocasiones con sus casi
contemporáneos Ivanka Trump y Jared Kushner.
Sin
embargo, el apoyo en otras partes de Washington, en donde el removido bin Nayef
es bien visto por sus esfuerzos contra el terrorismo, en menos seguro.
El
martes, la portavoz del departamento de Estado, Heather Nauert, emitió una dura
crítica inusualmente contundente contra Arabia Saudita y los Emiratos Árabes
Unidos por no presentar pruebas más detalladas que apoyen las acusaciones que
levantaron contra Qatar.
MBS se
embarcó en sus campañas contra Yemen y Qatar “sin una salida estratégica”, dijó
Dorsey. “ En este momento, esto es fallar”.