Esta apología salvando las distancias e interpretaciones bien la podemos adecuar a lo que está sucediendo en el país con aquellas posturas dirigidas contra uno de los Departamentos mas prósperos, con una historia digna de comentario, con etapas de crecimiento y desarrollo que se remontan a la década de los años cincuenta para despertar del largo letargo y situarse hoy en una propuesta nacional con visión futura que le garantiza la búsqueda del progreso bajo la égida que no sea la mentalidad del pesimismo, del conformismo o de aquella ajustada mentalidad del telúrico ande que durante siglos tuvo un enorme celo soberano y estrechez en la concepción de lo que debe hacerse en favor del desarrollo tanto físico territorial como del recurso humano.

Ahora vemos con preocupación ciudadana que están renaciendo estas dos semillas malignas de la envidia y el odio en contra de una región geográfica que significa el 34% de la extensión territorial boliviana, 370.621 km2 aproximadamente, con más de 2.460.000 habitantes y con características poblacionales heterogéneas que le asignan un potencial multicultural importante para la integración y la tan mentada inclusión considerando que en Santa Cruz no sólo se habla del cruceño de clase media, del camba de la provincia sino también del ´colla migrante´ que forma parte de la nueva mentalidad y equilibrio social de este departamento que ha roto con la mentalidad del centralismo y totalitarismo del Estado.

Ante esta situación planteada no podemos concebir que se arremeta con odio y envidia contra un departamento que no duerme, que integra primero su territorio para buscar luego la integración hacia los departamentos limítrofes y posteriormente a los países extranjeros, abriendo su Capital, como una ventana boliviana, a grandes eventos internacionales para tratar la problemática del desarrollo y mostrar en su Feria por ejemplo los adelantos y ofertas comerciales de más de 1.300 empresas bolivianas y 900 extranjeras con un estimado de 500.000 visitantes y una rueda de negocios superior a los 100 millones de dólares.

Basta revisar la estadística histórica para aseverar esta situación. Basta visitar la Capital cruceña y sus provincias para evidenciar la existencia de una vocación agropecuaria, minera, industrial, comercial, petrolera, turística gracias al empuje, formación y esfuerzo de su recurso humano hoy solventado por profesionales técnicos y trabajadores cualificados, que al dejar el empirismo han ingresado al campo de la competitividad y del conocimiento como fuerza motriz del desarrollo sustentable bajo la tónica del nuevo pensamiento autónomo cruceño que rescata asimismo las tradiciones, la cultura, el folklore tonificando su propia identidad como en otras regiones de la nación.