Acuerdo que, entre otras cosas, incluya el establecimiento de un proceso de crecimiento económico rápido y sostenido. Esto no implica que la promoción de un mayor crecimiento deba esperar a que se firmen los acuerdos. De hecho, iniciar los esfuerzos por reanimar el crecimiento contribuiría al logro del indispensable acuerdo político.

Existen muchas razones, de corto y largo plazo, por las que urge la instalación de un proceso de crecimiento alto y sostenido. Entre ellas, sobresale el hecho de que en los 10 o 15 años que vienen, la fuerza de trabajo seguirá creciendo con gran rapidez: alrededor de un millón de personas anualmente. Si la economía no crece rápido, muchas de estas personas quedarán desempleadas, y después se convertirán en in-empleables.

Además, ahora, la economía mundial está en auge, y para México es mucho más fácil crecer con rapidez si la economía externa está en expansión. De hecho, en México, los dos periodos de crecimiento económico rápido que han ocurrido de la Independencia para acá, han coincidido con los periodos de auge sostenido que tuvieron lugar en esos años, en el mundo. Es, pues, importante que la economía mexicana crezca ya, so pena de perder la oportunidad. Por otra parte, si se logra generar un auge sostenido de la economía del país será mucho más fácil que los mexicanos dejemos las posturas conflictivas características de los últimos años.

2. Durante el sexenio foxista, la economía creció a un ritmo demasiado lento. La explicación de este hecho aún no es clara. ¿Fue la caída del empleo causada por el aumento de las importaciones chinas a EU? ¿La "cerrazón" del Congreso? ¿El "... y a mí por qué"? Hay que reconocer que hizo falta un compromiso más explícito del gobierno con el crecimiento.

El ritmo de crecimiento puede aumentar fácilmente por un periodo corto. En las favorables circunstancias actuales bastaría para producir dicho aumento que se incrementara moderadamente el gasto público, y que ocurriera un jalón de la demanda externa. Sin embargo, no se trata de una simple preanimación del crecimiento. Hay que lograr un crecimiento rápido y sostenible a mediano y largo plazo.

En México ya hemos experimentado dos caminos que no logran ese resultado. El primero consiste en apostar a un aumento sostenido del gasto público, y que el gobierno quiera hacerlo todo. Esto puede tener un éxito momentáneo, pero invariablemente termina en una crisis monetaria. El segundo es dejar la tarea al sector privado, confiando en que, tarde o temprano, las empresas generarán un crecimiento autosostenido. Los resultados de usar estas recetas han sido catastróficos.

3. En el presente, sin duda, el camino es la economía mixta, y la voluntad del gobierno de hacerse responsable, en lo posible, del crecimiento. Para el corto plazo hay que decidir, si no un programa de obra pública, sí un conjunto de inversiones públicas importantes, además de la implementación del nuevo programa de oportunidades, y aceptar las propuestas empresariales que lo justifiquen.

Para un plazo más largo, se requieren estudios, reformas y acuerdos de mayor envergadura. Pero hay que actuar con rapidez. Algunos puntos son: i) la formulación de una estrategia de acción casi inmediata para que el sector de energía, además de abastecer al país, siga generando grandes cantidades de divisas; destacan aquí el problema de la extracción del mar profundo y la solución a la cuestión del gas; ii) la reducción, sistemática, del alto grado de monopolio que afecta a muchos mercados nacionales; iii) el establecimiento de acuerdos -como los previstos en el Acuerdo de Chapultepec- entre trabajadores, empresarios y gobierno para resolver situaciones de conflicto que suelen aparecer cuando hay que modernizar diversas actividades; iv) Re-regular la oferta de capital de riesgo, etcétera.

Mucho más podría decirse, pero lo importante es que haya -como diría don Jesús Reyes Heroles- la voluntad política de que la economía mexicana vuelva a crecer con rapidez.

Profesor e investigador del CIDE