Gran paradoja. Los Veinticinco buscaron ayer, sin éxito, reforzar la cooperación con Rusia, su principal proveedor de energías fósiles.
Pero, casi al mismo tiempo, se comprometieron a apostar por las energías renovables. Todo ello, bajo los auspicios del presidente ruso, Vladimir Putin, que consiguió salir airoso de la cumbre informal de jefes de Estado y Gobierno que se celebraba en la ciudad finlandesa de Lahti.
Y ello pese a que atraviesa uno de sus peores momentos de popularidad en el club europeo. Sauna, masajes y comida gratis, pero mucho frío en el centro habilitado para la Prensa en el club deportivo de Lahti. Quizá ésa fue la principal cuestión que se plantearon los Veinticinco: ¿cómo calentar un club, el europeo, sin tener que depender tanto de nuestros vecinos?
En la teoría, la UE ofreció una respuesta unánime basada en tres puntos: coherencia, diversificación de suministro energético e interconexiones. Pero en la práctica, las miras estaban puestas en el exterior, y en concreto en Rusia, desde donde la Unión Europea importa el 56 por ciento de la energía que consume.
Y de seguir así, esa cifra aumentaría hasta el 70 por ciento en 2030. Por eso, los Veinticinco, y a pesar de las reticencias de los países bálticos y Polonia, aunaron fuerzas y emplearon una sola voz para solicitar al vecino «gigante» mayores compromisos en materia energética.
Los líderes europeos cenaron con el presidente ruso y pusieron sobre la mesa la Carta de la Energía, firmada en 1994 y que Rusia se niega a ratificar. Como explicó al término del encuentro el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el documento aboga por «la transparencia, la competitividad, la reciprocidad y la apertura de mercados abiertos» en el sector de la energía.
Unos principios liberales que chocan frontalmente con el proteccionismo ejercido por el Kremlin. Al término del encuentro, Putin manifestó que, aunque no se opone a los principios de la Carta, «algunos puntos deberían ser modificados». Por ello, aseguró que no incluirá el capítulo de la Energía dentro del nuevo Acuerdo de Asociación y Cooperación con la UE si no se modifica o se crea un nuevo documento.
El porqué del rechazo ruso quedó latente en la pregunta realizada por una periodista de dicha nacionalidad: «¿Cómo puede la UE pedir a Rusia más apertura de los mercados energéticos cuando aún ciertos Estados miembros tienen actitudes proteccionistas?». Poco antes de la cena, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, habló de la necesidad de fortalecer las garantías de suministro energético con Rusia, y también con Argelia. Del otro lado, destacó que «la UE apuesta por las energías limpias, alternativas y renovables», cuyo uso dependerá de «la voluntad política de cada país».
El mandatario español aseguró no estar informado sobre la declaración de Putin, donde decía sentir «envidia» del presidente israelí acusado de acoso sexual, pero informó que durante la cena tratarían la protección de los derechos humanos y la libertad de Prensa en Rusia. No obstante, la UE se limitó a expresar su preocupación por las tensiones con Georgia y a pedir la investigación del asesinato de la periodista rusa Anna Politkóvskaya, como señaló tras la cena, el primer ministro finlandés y presidente de turno de la UE, Matti Vanhanen.
En la cumbre europea también se habló de innovación y se instó a los líderes a acordar un plan de acción conjunto y a avanzar sobre el proyecto de creación de una patente comunitaria. Por su parte, la Comisión Europea propuso la instauración de un Instituto Europeo de Tecnología que acercaría las distancias entre el Viejo Continente y Estados Unidos.
