Un gran importador de la mayoría de cosas, excepto el petróleo, el gas y los minerales, Rusia podría ser un socio comercial atractivo para los exportadores de alimentos y otros productos de consumo. Pero Moscú exige torpemente un alto precio al insistir en el funcionamiento de su unión aduanera como un rival más que un complemento a la pertenencia a la OMC (Rusia se unió a la propia OMC en 2012 e inmediatamente se embargó en una juega de rule-breaking) ni a los acuerdos con el comercio de la UE. Las estimaciones independientes sugieren que si Ucrania se uniera al Eurasian reduciría su PBI en un 3.7%, mientras que un amplio acuerdo comercial con la UE -que firmó a principios de este año- la aumentaría en un 11,8%.

Ciertamente, la pertenencia a la unión aduanera no está transformando a Bielorrusia y Kazajstán en paraísos económicos. Al igual que Rusia, Kazajstán exporta principalmente petróleo y otros minerales: no se beneficia del comercio con una economía muy similar. Rusia ha utilizado la función del arancel externo común de la unión aduanera para obligar a Kazajstán a aumentar los impuestos a las importaciones, desalentando el comercio con otros países, y, en efecto, le impide unirse a la OMC. Mientras tanto, Bielorrusia quiere deshacer el programa de reforma estructural del zar Alejandro II y reintroducir la condición de siervo, no en general una medida adoptada por los países que buscan ascender en la cadena de valor.

Moscú esencialmente soborna a sus estados vasallos con gas barato- el equivalente a en 15-18% del PBI para Bielorrusia- a cambio de asegurarse que nunca tendrá un comercio significativo con ningún otro, y tratar de intimidar a los no conformistas como Ucrania como miembro, cortando el suministro.

Este enfoque de comercio de suma cero -que tiene una alta reminiscencia a la época soviética en utilizarlo como una herramienta de política exterior y no de desarrollo económico- tiene como era de esperar alienados a otros países de la CEE. Incluso los países cuyas economías complementan a Rusia no quieren atarse a su mercado, con independencia de la geopolítica implicada.

Georgia, por ejemplo, ha exportado mucho sus famosas frutas, verduras y vino a Ucrania, uno de los grandes productores de granos del mundo, siempre fue considerado como el granero de la Unión Soviética. Pero Ucrania vende tanto a la Unión Europea como a Rusia (alrededor de un cuarto de las exportaciones de cada uno en 2012). Sería desastroso para decidirse por un socio comercial celoso y caprichoso que trata de excluir todas las demás relaciones y periódicamente interrumpe el comercio en una rabieta geopolítica.

Rusia impuso un embargo de seis años sobre el vino y las frutas de Georgia en 2006 después que Tiblisi se trasladó políticamente lejos de Moscú después de la Revolución de las Rosas, el vino moldavo fue igualmente bloqueado el mismo año después de los desacuerdos sobre la república separatista de Transnistria, y el último año prohibió los chocolates hechos por una empresa de propiedad de Petro Poroshenko, entonces simplemente un oligarca pro-europeo y ahora presidente de Ucrania.

La unión aduanera de Rusia no es un bloque comercial: es una protection racket (chantaje) y no es muy exitoso. Los ruegos amenazantes de Moscú a otros para unirse son menos creíbles como la distancia geográfica y económica de Rusia aumenta. Incluso la amenaza de un embargo de gas es cada vez más impotente al ser más usada: la dependencia de tuberías para la distribución de gas significa Rusia y Europa están encerrados en la destrucción mutua asegurada. Europa central y occidental serían golpeadas muy duramente por un embargo total de gas, pero la economía rusa tendrá one-trick pony (algo que tiene éxito solamente una vez) que podría destruirla.

Por consiguiente, incluso en los países de la CEE con algunas simpatías hacia Moscú es casi seguro que permanezca firmemente en el campo económico occidental. Viktor Orban en Hungría, por ejemplo, ha creado una justificada alarma con su marca putinesca de autocrático nacionalismo étnico. Pero a pesar de las vagas conversaciones de Orban de un "viento del este" económico, el futuro de su país se mantiene firmemente en sus vínculos con Europa occidental. Un fabricante de bajo costo de autos y autopartes se benefician enormemente de la adhesión a la UE, más del 80% de las exportaciones de Hungría van a otras economías de la UE. Incluso el hombre fuerte más seguro de sí mismo no pondría en riesgo la prosperidad dando la espalada a dicho mercado.

El embargo de alimentos de Rusia es pique autodestructivo más grande que simplemente subraya la debilidad económica del país. Los grandes perdedores serán los consumidores rusos -los hogares urbanos, especialmente en mejor situación que la oposición al régimen de Vladimir Putin es más fuerte -lo que sugiere que debe haber hecho el cálculo de que su nivel de aprobación es lo suficientemente alto como para soportar el golpe. En todo caso, las prohibiciones a la importación sólo refuerzan la conclusión al que cualquier país sano e independiente en Europa central y oriental ya debe haber llegado: como centro de gravedad económico, Rusia es un agujero negro sin vida.

Rosneft entre los mayores damnificados

Rosneft ha pedido al gobierno ruso pro tanto como 42 billones de dólares en apoyo, en una clara señal del creciente costo de las sanciones occidentales contra Moscú. El gobierno de Rusia tendrá en cuenta la petición de Igor Sechin, el poderoso jefe de Rosneft (un personaje ligado al Kremlin donde fungió como viceprimer ministro) para compensar el impacto de las restricciones occidentales contra la empresa estatal dentro de las próximas dos semanas, dijo Arkady Dvorkovich, viceprimer ministro.

El recurso de Sechin incluyó una propuesta para que el gobierno gaste 1.5 billones de rublos del fondo de bienestar nacional, que se apoya en el sistema de pensiones del país, para comprar deuda Rosneft. Estados Unidos impuso sanciones a Rosneft, lo que restringe su capacidad para aumentar la financiación a largo plazo.

La solicitud de Rosneft llega en medio de las crecientes señales del impacto de las sanciones más duras de este a oeste desde finales de la Guerra Fría están teniendo en Rusia. El jueves, el Kremlin dijo que el apoyo de la industria agrícola como consecuencia de la prohibición de importar productos occidentales requeriría entre 40 y 50 billones de rublos (1.1 billones y 1.4 billones de dólares). Alexei Kudrin, ex ministro de finanzas y uno de los asesores económicos de mayor confianza de Putin, dijo que la solicitud de Rosneft fue la confirmación de que las pérdidas que las sanciones occidentales traerían a la economía rusa. Escribiendo en Twitter, él predijo que las sanciones costarían a Rusia "al menos" 200 billones de dólares en los próximos tres años.

Occidente estuvo en el último mes fortaleciendo la presión sobre la industria energética rusa, que proporciona más de la mitad de los ingresos del gobierno. Estados Unidos ha impuesto sanciones a Rosneft y Novatek, el segundo mayor productor de gas, y junto con la UE ha restringido la venta de tecnología a la industria petrolera rusa.

Sechin escribió al gobierno con varias propuestas para apoyar a la empresa a raíz de las nuevas sanciones. Rosneft declinó comentar la carta, que fue reportada por el diario Vedomosti. El grupo petrolero está altamente endeudado después de gastar 55 billones de dólares en la compra de TNK-BP el año pasado, con una deuda neta justo bajo los 1.5 trillones de rublos a finales de junio, de los cuales 1.1 trillones de rublos debe ser pagados para finales del próximo año.

Los analistas creen que es cómodo dadas las decenas de miles de millones de dólares de pagos anticipados que se establece para recibir de la china CNPC bajo el acuerdo de suministro de largo plazo. Pero la ambiciosa balsa de proyectos -incluyendo el desarrollo de los recursos energéticos en el Ártico- puede estar en peligro y sin acceso a la financiación y la tecnología occidental. Los fondos destinados al sector agrícola son parte de un amplio programa de sustitución de importaciones de largo plazo que Putin ordenó al gobierno que funcionó a principios de este año y que ahora ha adquirido una urgencia adicional.

"Rosneft probablemente no conseguirá nada, está totalmente asegurada con el dinero chino", dijo Andrey Polischuk, analista de energía de ZAO Raiffeisenbank en Moscú. "Sin embargo, la petición es comprensible. La respuesta se ajusta a la pregunta". "El gobierno pidió a Rosneft proponer medidas para reducir los riesgos de las sanciones", dijo Polischuk."Así que la compañía ofrece un escenario blue-sky -puede pagar todas las deudas, no dependerá ni de Estados Unidos o China, pero necesita dinero en Rusia entonces", dijo.

Esta semana, el Ministerio de Comercio e Industria de Rusia dijo que espera que Rusia sea capaz de sustituir todas las importaciones relacionadas con la defensa desde Ucrania con producción doméstica para 2017 y se volvería a las importaciones alternativas de China, y de Kazajstán y Bielorrusia -que constituyen una unión aduanera con Rusia (leer el artículo anterior) en el ínterin.

Según el Ministerio de Agricultura, Rosselkhozbank, uno de los prestamistas estatales bajo sanciones de la UE; será recapitalizado con 30 billones de rublos durante los próximos tres años. Parte de la ayuda financiera adicional para el sector agrícola también se utilizará para subvencionar las nuevas inversiones y menores tasas de interés para préstamos a los agro negocios.

El grupo representa más del 40% de la producción de crudo en Rusia, y es el primer productor mundial dependiente de la exportación de hidrocarburos.La producción del país ha aumentado considerablemente en los últimos años gracias a la reactivación de yacimientos de la época soviética, pero los analistas temen una caída de la misma por la ausencia de inversiones.Rosneft, que nació de las ruinas del grupo petrolero Yukos del opositor Mijail Jodorkovski, ha crecido mucho en los últimos años gracias a importantes adquisiciones, lo que le ha dejado muy endeudado. En el segundo trimestre, sus obligaciones llegaron a 1,495 billones de rublos (31,000 millones de euros).