Mientras los dos jefes de Gobierno del DF que hemos tenido en los últimos cinco años y 11 meses, hacen malabarismo lingüístico a favor de sus intereses partidarios y muestran la dimensión de sus ambiciones de poder, la ciudad que debieran gobernar bien, alcanza ya el campeonato nacional de la inseguridad.
A la acumulación de basura, las coladeras abiertas, el marasmo vial, el ambulantaje desatado, la contaminación y los mil expedientes pendientes en bacheo, prostitución y opacidad en la rendición de cuentas, la capital de la República se alza con datos cada vez más hirientes.
De acuerdo con la cuarta encuesta que realizó el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, 50% de los habitantes del DF manifestó que ya no portan relojes, aretes, collares o cualquier demostración de riqueza, debido al miedo de ser asaltados.
El transporte público y la calle son los escenarios de mayor riesgo aunque no se descartan ni la iglesia, los hospitales o el domicilio particular. La muestra del estudio fue altísima: 26 mil 677 personas entrevistadas en Ciudad Juárez, Cuernavaca, Guadalajara, Acapulco, Monterrey, Chihuahua, Cancún, Culiacán, Toluca, Villahermosa, Tijuana y la zona conurbada del DF y el Edomex. El robo es preferido por la delincuencia ya que sólo en el caso de la desaparición de autos, la denuncia es obligatoria para recobrar algo quienes así estén asegurados.
En los demás casos, las víctimas no acuden ante el Ministerio Público debido al temor y la desconfianza que generan los órganos policiacos. La impunidad es el manto que protege al delincuente y le ofrece estímulos para continuar con su lucrativa tarea. No hay día en que los asaltos, los secuestros, las violaciones y los asesinatos enturbien el alma de quien se acerca a los diarios o se somete a los informativos de radio y tv. La gama de ilícitos tiene la amplitud del arco iris y aún es mayor el rango de pretextos y justificaciones de las autoridades. Datos precisos de la matrícula del auto de los criminales, domicilios probables y hasta la descripción física de maleantes es ofrecida en forma pública y ni así se investiga con eficacia y contundencia sobre los actos en contra de la sociedad.
Con inusitada frecuencia, las declaraciones de los funcionarios evaden los hechos concretos y se dedican a generalizar sobre aumentos de sueldo, cursos de capacitación o de premios otorgados a tal o cual agente policiaco.
La violencia en aumento es otro de los registros que revela la investigación de ese Instituto Ciudadano: de cada 100 delitos, 18 son violentos e incluso pueden terminar lastimando seriamente a la víctima o lo que es peor, desembocando en el asesinato. Si bien 23 personas de cada 100 se consideran inseguras en Chihuahua, son 87 de cada 100 quienes experimentan inseguridad y temor en el DF.
En consecuencia, más de la mitad de los habitantes del DF consideran que la criminalidad ha afectado su calidad de vida en forma contundente. No quieren salir de noche, manejan un mínimo de dinero en efectivo, ponen rejas y alarmas en sus casas y negocios y, los que pueden, adquieren autos con blindaje o se hacen acompañar por guardias y escoltas. Mientras tanto, quienes tienen responsabilidades en esto, no dudan en autoelogiarse y asegurar que realizan bien su trabajo, sonríen ante los micrófonos y al pie de foto que los acompaña, reiteran, vivimos en "la ciudad de la esperanza".
Escritor y periodista