El feroz asesinato de un operador de confianza del cartel de Sinaloa puede parecer solo otro síntoma de la ola de violencia a lo largo de la costa Caribe en México, pero una mirada más detenida indica un posible juego de poder del cartel de Jalisco por asegurar el control total de esta preciada región.
El 4 de julio, dos sicarios
irrumpieron en una tienda de barrio y asesinaron al operador del cartel
de Sinaloa Juan Ulises Galván Carmona, alias “El Buda”, en Chetumal,
capital del estado de Quintana Roo, sobre la costa Caribe mexicana,
informó Noticias Chetumal.
Se dice que El Buda llevaba cuatro
meses en Chetumal trabajando para abrir un negocio mediante el que se
lavarían las ganancias criminales del grupo.
Antes de asociarse con el exjefe del
cartel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, El Buda
trabajó para la Organización Beltrán Leyva. Ambos carteles, de Sinaloa y
Beltrán Leyva, trabajaron juntos hasta su separación en 2008 y el
inicio de una sangrienta guerra entre ambos.
El Buda supervisaba las actividades
de narcotráfico del cartel de Sinaloa y administraba los cargamentos de
cocaína que se traficaban desde Centroamérica en los estados de Oaxaca,
Guerrero y Jalisco, algunos de los cuales se distribuían posteriormente
en Guadalajara, según Noticias Chetumal.
Tras la captura, extradición y eventual condena
a El Chapo por narcotráfico y otros cargos en Estados Unidos, Ismael
Zambada García, alias “El Mayo” —último miembro de la vieja guardia del
grupo— ocupa la dirigencia del cartel junto con los hijos de El Chapo, que se conocen en conjunto como “Los Chapitos”.
Análisis de InSight Crime
El estado costero de Quintana Roo en México suele asociarse a la
industria turística y las prístinas playas, especialmente de Cancún,
Playa del Carmen y Tulum. Más recientemente, sin embargo, el estado ha
vivido una oleada de violencia asociada al crimen organizado.
Es así como la tasa de homicidios de Quintana Roo aumentó un 107 por
ciento entre 2017 y 2018, al pasar de 21,5 a 44,6 por 100.000
habitantes, muy por encima del promedio nacional, de 25,8. En 2017, un
estudio de una organización de defensa de derechos estimaba que el 91
por ciento de los homicidios en el estado tenían relación con el crimen organizdo.
El reciente homicidio de El Buda parece ser una consecuencia más de
la guerra que se libra entre dos de los grupos criminales más fuertes de
México: el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación
(CJNG).
“Hace tiempo que el CJNG tiene a Chetumal en la mira en su expansión
hacia el Caribe. Es posible que ordenaran el asesinato [de El Buda]”,
comentó Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la
Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, en un
intercambio con InSight Crime.
El estado de Quintana Roo y su capital Chetumal tienen gran
importancia por razones logísticas. Chetumal posee uno de los
principales puertos marítimos sobre la costa Caribe, que por largo tiempo han aprovechado los grupos del crimen organizado para el tráfico de drogas, armas y otro tipo de contrabando.
La ciudad también está situada al
lado de Belice, un “importante país de tránsito” con laxos controles y
porosas fronteras de las que dependen los grupos criminales para el
trasiego de narcóticos a México y eventualmente a Estados Unidos, según
el Informe de Estrategias Internacionales para el Control de Narcóticos 2019 del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Es posible que El Buda estuviera en Chetumal no para lavar activos
del cartel de Sinaloa, sino para intensificar los esfuerzos por
controlar el puerto y las actividades de narcotráfico asociadas, opina
Vigil. El fuerte de El Buda en sus servicios a los carteles de Sinaloa y
la Organización Beltrán Leyva era la coordinación de la logística para
el trasiego de cargamentos de droga, no el lavado de dinero.
En 2012, por ejemplo, el Ejército mexicano detuvo a El Buda junto
con el lugarteniente del cartel de Sinaloa Sergio Armando Barrera
Salcedo, alias “El Checo”, en Tapachula, al sureste del estado de
Chiapas. En ese momento, El Checo se encontraba bajo las órdenes de El
Mayo y era el encargado de las operaciones de tráfico de cocaína del
cartel y de la adquisición de químicos precursores, según agentes del
gobierno.
Dada la experiencia de El Buda en el narcotráfico internacional y la
confianza de la que gozaba en el cartel de Sinaloa, Vigil afirma que su
asesinato constituye un fuerte golpe para las operaciones del grupo a lo
largo del litoral Caribe de México.
“La confianza es algo muy codiciado en una banda criminal”, comentó
Vigil. “El Buda tenía una enorme experiencia y capacidades logísticas en
el manejo de cargamentos de drogas desde Suramérica. Al contrario de un
sicario, la experiencia y la confianza que generaba El Buda no se
reemplazan con facilidad”.
Hacerse al control de Chetumal sería
un triunfo importante para el CJNG. Tras su rápida expansión por al
menos 20 estados mexicanos, la evolución del grupo ha disminuido el
ritmo debido a varios arrestos de miembros prominentes, a disputas internas en el grupo, a la actual guerra con el cartel de Sinaloa, así como con otros grupos de menor tamaño, como el cartel de Santa Rosa de Lima, y al interés de las autoridades en la captura de su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
El control de Quintana Roo no solo beneficiaría las operaciones de lavado de activos del CJNG —por años el estado ha sido un lugar seguro para
esa actividad criminal— sino que también les permitiría adquirir los
químicos precursores que necesitan para seguir produciendo drogas
sintéticas, como metanfetaminas y el mortífero fentanilo, en un momento
en que la demanda de heroína disminuye.
Como lo detalló InSight Crime en una investigación de 2019 sobre
el papel de México en el letal auge del fentanilo, el CJNG es uno de
los “proveedores más importantes de la droga y sus precursores” junto
con el cartel de Sinaloa.
La muerte de El Buda, sin embargo, puede haber dado apenas una
ventaja al CJNG sobre el cartel de Sinaloa en uno de los corredores de
narcotráfico más importantes de México.