Twitter y Facebook desmantelan una red de unas mil cuentas vinculadas al Gobierno chino que operaban para socavar las protestas.
El Gobierno chino lucha contra los manifestantes de Hong
Kong desde todos los frentes. También el de las redes sociales. Twitter y
Facebook afirmaron ayer haber desmantelado una campaña respaldada por el estado
chino para socavar las protestas a través de la difusión de informaciones
falsas y comentarios incendiarios.
Twitter aseguró el lunes haber suspendido 936 cuentas
activas y otras 200.000 que todavía no se habían puesto en uso que parecían
formar parte de una operación coordinada por Pekín. Además, anunció que ya no
aceptaría publicidad de los medios de comunicación controlados por el Estado
chino, aunque desvinculó esta decisión de la desactivación de las cuentas. Por
su parte, Facebook informó de que, aconsejado por la compañía del pájaro azul,
había eliminado siete páginas, cinco cuentas y tres grupos y que, tras una
investigación, también se detectaron vínculos con personas asociadas a Pekín.
Londres expresa su preocupación por la detención en
Shenzhen de un empleado local de la embajada
“Estas cuentas buscaban deliberadamente y específicamente
sembrar la discordia política en Hong Kong y, en particular, socavar la
legitimidad y las posiciones políticas del movimiento de protesta “, explicó
Twitter.
Tras estas acusaciones, el portavoz del Ministerio de
Exteriores, Geng Shuang, defendió el derecho de los ciudadanos chinos y los
medios continentales a hacer oír su opinión sobre las protestas. “Tienen
derecho a expresar su punto de vista”, dijo. “La gente, naturalmente, tiene su
propio juicio sobre lo que está sucediendo en Hong Kong. ¿Por qué el punto de
vista de los medios oficiales de China es vista como negativa o incorrecta?”,
añadió.
Twitter y Facebook están bloqueados por el Gobierno chino
y no pueden usarse en el continente, algo que no impidió a los supuestos
trolsutilizar redes VPN o direcciones IP desbloqueadas para la ocasión. Sin
embargo, estas redes sociales sí que pueden operar en Hong Kong, donde las once
semanas de protestas han sumido al territorio semiautónomo en su crisis más
grave en décadas y suponen el mayor desafío político para el presidente Xi
Jinping desde su llegada al poder en el 2012.
Oficialmente, Pekín ha dejado al ejecutivo local ocuparse
de la situación, pero cada vez hay más evidencias de que la autonomía del
Gobierno de Hong Kong, cimentada en el principio de “un país, dos sistemas”, es
sólo sobre el papel.
Precisamente, ayer el Gobierno local anunció que lanzará,
de manera “inmediata”, una “plataforma para el diálogo” con “gente de todos los
ámbitos sociales”, algo que ya había adelantado el lunes, al constatar que la
última gran manifestación de protesta se había desarrollado sin incidentes.
La jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, no dio demasiados
detalles, pero aseguró que esta iniciativa dará a las autoridades “una base
mucho mejor para tratar algunas ansiedades y diferencias en la sociedad”.
“Queremos llegar a la sociedad lo antes posible”, agregó la dirigente local, a
quien los manifestantes exigen que dimita y cuya popularidad, según una
encuesta reciente, ha caído hasta el registro más bajo entre cualquiera de los
líderes que Hong Kong ha tenido desde su regreso a soberanía china en 1997.
Este tímido anuncio perdió credibilidad cuando la
mandataria dejó claro que su posicionamiento no iba a cambiar al reiterar que
la ley de extradición, motivo por el cual comenzó la crisis, “está muerta”. “No
hay planes de revivirla, en particular teniendo en cuenta las preocupaciones
públicas”. Esta afirmación, hecha por primera vez el 9 de julio, no ha
satisfecho a los manifestantes, quienes exigen que el proyecto sea retirado de
forma efectiva y definitiva debido al temor a que se reactive el proyecto en el
futuro.
El gesto de Lam fue rechazado de inmediato por el Frente
Civil de los Derechos Humanos, organizador de las mayores protestas en la
ciudad. “La verdad es que Lam no ve a los ciudadanos de Hong Kong como parte
interesada de la sociedad.¿De qué vamos a hablar en la plataforma para el
diálogo?”, dijo su vicepresidente, Wong Yik-Mo. “No necesitamos una plataforma
para el diálogo en la que los altos funcionarios puedan ir de farol y malgastar
nuestro tiempo y dinero”.
Ayer, el Reino Unido expresó su “extrema preocupación”
por la posible detención, cuando intentaba cruzar la frontera con Shenzhen, de
Simon Cheng, trabajador hongkonés de la embajada británica en la ciudad. Pekín
ha acusado al Gobierno británico de inmiscuirse en los asuntos de la excolonia.