Pekín asegura que la medida llega en “reciprocidad” por una similar impuesta recientemente por Washington.
China ha anunciado este viernes nuevas restricciones a
los diplomáticos de Estados Unidos destinados en su territorio, incluido Hong
Kong, como medida de “reciprocidad", en una nueva vuelta de tuerca a las
pésimas relaciones entre los dos gigantes. En un comunicado, el Ministerio de
Asuntos Exteriores en Pekín ha anunciado que la represalia afectará tanto a las
representaciones diplomáticas como a su personal.
El comunicado no precisa cuáles serán las restricciones a
las que tendrán que someterse los funcionarios estadounidenses; si, como se
deduce de las alusiones a la reciprocidad, son las mismas que Washington impone
desde principios de este mes a los diplomáticos chinos en su territorio,
necesitarán una autorización oficial para acudir a recintos universitarios o
reunirse con legisladores. También deberán solicitar permiso para organizar
actos culturales con más de 50 invitados que tengan lugar fuera de las instalaciones
de su Embajada o consulados.
En su momento, el Gobierno estadounidense había alegado
que tomaba esas medidas como respuesta a los impedimentos que Pekín imponía a
los diplomáticos estadounidenses para reunirse con personas que los funcionarios
considerasen interesantes para acrecentar su conocimiento sobre la realidad
china. “El acceso a nuestros diplomáticos en China debería reflejar el acceso
que los diplomáticos chinos tienen en Estados Unidos”, declaró entonces el
secretario de Estado, Mike Pompeo.
Desde octubre del año pasado Washington ya imponía a los
diplomáticos chinos la obligación de notificar previamente las reuniones que
tuviesen previstas con legisladores, centros de estudios o institutos de
investigación.
“Estos actos estadounidenses violan gravemente el derecho
internacional y las normas fundamentales de las relaciones internacionales”, ha
alegado el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, en el
comunicado. “Instamos nuevamente a Estados Unidos a corregir inmediatamente sus
errores y eliminar las restricciones poco razonables que ha impuesto a la
Embajada de China y su personal en Estados Unidos”.
Las restricciones a los diplomáticos estadounidenses,
según ha dejado claro Zhao, también se aplicarán a Hong Kong.
La antigua colonia británica es uno de los mayores puntos
de choque entre los dos países. Estados Unidos considera que la ley de
Seguridad Nacional que China impuso al territorio desde el 30 de junio pone fin
al amplio grado de autonomía acordado para la ciudad en los acuerdos para el
regreso de Hong Kong a la soberanía china. Pekín, por contra, alega que esa ley
es necesaria para mantener la estabilidad y acusa a “fuerzas extranjeras” de
haber alentado las protestas contra China que el año pasado paralizaron el
enclave.
El nuevo intercambio de represalias representa un paso
más en el deterioro casi diario de las relaciones entre las dos grandes
potencias mundiales en casi cualquier aspecto. Un deterioro que se ha acelerado
desde el comienzo de la pandemia de coronavirus y que ha llevado las disputas a
terrenos tan dispares como la geopolítica, la tecnología o los derechos
humanos. Ambos países se han impuesto sanciones mutuas por asuntos relacionados
con el mar del Sur de China, Tíbet, la situación de la etnia uigur en Xinjiang
o Hong Kong.
El ámbito diplomático ha sido especial objeto de los
castigos que los dos países se han ido imponiendo mutuamente. En julio,
Washington ordenó el cierre del consulado chino en Houston, tras asegurar que
desde esas instalaciones se llevaban a cabo operaciones de espionaje. A su vez,
Pekín respondió con la clausura del consulado estadounidense en la ciudad de
Chengdu, en el centro de China.