El régimen chino carece de ética o decencia, no está constreñido por la ley y no tiene el menor sentido de la contención. Ahora bien, dispone de la tecnologÃa necesaria para crear una nueva especie de humanos reforzados genéticamente y que lleven el paso de la oca.
Bing Su, genetista del estatal Instituto Kunming de
Zoología, injertó recientemente el gen humano MCPH1, que desarrolla el cerebro,
en un mono. Ello podría hacer que la inteligencia de ese animal fuera más
parecida a la humana que la de los primates inferiores. El próximo experimento
de Su será injertar en monos los genes SRGAP2C, relacionado con la inteligencia
humana, y FOXP2, relacionado con las capacidades lingüísticas.
¿Acaso nadie en China ha visto El planeta de los simios?
O puede que sí. "El desarrollo biotecnológico está
siguiendo en China una derrota verdaderamente macabra", escribe Brandon
Weichert, de The Weichert Report, en un artículo publicado en American Greatness.
En una sociedad comunista con la ambición desatada, los
investigadores están haciendo ciencia sobrecogedora. ¿Qué ocurre cuando mezclas
el ADN de un cerdo con el de un mono? Que te cuenten los experimentadores
chinos. ¿Y cuándo desarrollas en animales órganos parecidos a los humanos?
También te pueden contar.
Además, puede que Pekín esté ya diseñando supersoldados.
"La inteligencia norteamericana dice que China ha llevado a cabo pruebas
con efectivos del Ejército de Liberación del Pueblo para producir soldados con
capacidades biológicas reforzadas", escribió John Ratcliffe, entonces
director nacional de inteligencia, el pasado 3 de diciembre en un artículo
titulado "China Is National Security Threat No. 1." ("China es
la mayor amenaza para la seguridad nacional") y publicado en el Wall
Street Journal.
No está claro hasta dónde han llegado los investigadores
militares chinos. Ahora bien, están abogando por el empleo de la tecnología de
edición genética CRISPR para mejorar las capacidades humanas, y la Comisión
Militar Central del Partido Comunista está "apoyando la investigación en
la mejora del rendimiento humano y un nuevo concepto de biotecnología".
El Ejército de Liberación del Pueblo (ELP) está yendo con
todo a la modificación genética de los humanos. Como han informado los
destacados analistas Elsa Kania y Wilson VornDick, hay "llamativos
paralelismos en cuestiones abordadas por una serie de investigadores del ELP y
científicos de instituciones influyentes".
Todas estas actividades chinas tienen por objeto la
"hegemonía biológica". Como advierte Ratcliffe, "no hay barreras
éticas en la búsqueda del poder por parte de Pekín".
Está claro que el Partido Comunista no piensa solo en
meros soldados. Así, un investigador chino es también la primera –y hasta ahora
única– persona que ha modificado genéticamente embriones humanos que produjeron
nacimientos de seres vivos.
Cuando trabajaba en la Universidad Meridional de Ciencia
y Tecnología, en Shenzhen, He Jiankui utilizó el CRISPR-Cas9 para eliminar en
dos hermanas gemelas nacidas a finales de 2018 el gen CCR5, a fin de
conferirles inmunidad ante el VIH pero quizá también para potenciar su
inteligencia. El experimento evocó el programa eugenésico del Tercer Reich para
crear una raza superior.
China está trance de crear el "comunista
perfecto", ha afirmado Weichert, autor de Winning Space ("Ganar el
espacio"), a Gatestone. "China está gobernada por un régimen que cree
en la perfectibilidad de la humanidad y, con el advenimiento de la genética y
la investigación biotecnológica modernas, sus planificadores centrales disponen
del propio genoma humano para perfeccionarlo de acuerdo con su agenda
política".
Los científicos chinos ya han puesto rumbo al dopaje
genético para hacer a las generaciones futuras más inteligentes e innovadoras
que las de aquellos países que se nieguen a emplear sus controvertidos métodos.
"Lo que estamos viendo en China es una convergencia de tecnología avanzada
y biociencias de vanguardia capaz de alterar fundamentalmente toda la vida del
planeta según los caprichos de un régimen nominalmente comunista", ha
escrito Weichert.
Tras el clamor internacional provocado por sus peligrosos
y antiéticos métodos, He fue finalmente multado y encarcelado por "llevar
a cabo modificaciones genéticas ilegales de embriones humanos", pero, dado
el régimen de vigilancia prácticamente total del Partido Comunista chino,
obviamente contó con respaldo estatal para sus experimentos.
Sus esfuerzos no tenían, por otro lado, carácter aislado.
En abril de 2015 Nature informó de que, en otro experimento inédito,
investigadores de la Universidad Sun Yat Sen de Guangzhou modificaron embriones
humanos no viables con el CRISPR-Cas9. "Una fuente familiarizada con esos
trabajos de campo afirmó que había al menos cuatro grupos trabajando en la
edición de embriones humanos en China", afirmaba en su web la conocida
revista científica.
La persecución de He por parte de Pekín parece, pues, un
intento de enfriar los ánimos e impedir que la comunidad científica
internacional hiciera más preguntas respecto de las actividades que se están
desarrollando en China.
Por desgracia, los avances chinos en modificación
genética de embriones humanos para supersoldados están persuadiendo a otros
para hacer lo mismo. Así, pronto tendremos Le Terminator. Y es que el Gobierno
francés acaba de dar su visto bueno a los soldados aumentados. "Hemos de
ser claros: no todos tienen los mismos escrúpulos que nosotros y hemos de
prepararnos para un futuro así", declaró Florence Parly, ministra de las
Fuerzas Armadas de Francia.
Michael Clarke, del Kings College de Londres, le dijo al
tabloide británico TheSun que hay una competición biológica alimentada por
China. ¿Habrá pronto una carrera de "Homo robocopus", por emplear una
expresión de la Sociedad Internacional de Ética Castrense?
Si así fuera, Pekín no sería la única culpable. "Lo más
perturbador de estos desarrollos es que China ha ganado acceso al CRISPR y a la
investigación genética y biotecnológica avanzada gracias a sus relaciones con
EEUU y otras naciones desarrolladas de Occidente", declaró este mes
Weichert a Gatestone. "Los laboratorios de investigación, los inversores
biotech y los científicos norteamericanos se han afanado en investigar y hacer
negocios con el incipiente sector biotecnológico chino explícitamente porque
sus estándares éticos para la investigación en ese asunto tan sensible son muy
bajos".
"Esto se demostrará una amenaza estratégica de larga
duración para EEUU que pocos en Washington, Wall Street o Silicon Valley
comprenden", dice Weichert, en referencia a la rauda weaponización china
de la biotecnología.
El régimen chino carece de ética o decencia, no está
constreñido por la ley y no tiene el menor sentido de la contención. Ahora
bien, dispone de la tecnología necesaria para crear una nueva especie de
humanos reforzados genéticamente y que lleven el paso de la oca.
https://es.gatestoneinstitute.org/17079/china-edicion-genes