Dicen con tono triunfalista que en Venezuela "huele a Manuel Rosales"; aseguran que no son amigos de conceptuar el discurso entre izquierdas y derechas, pero hablan con vehemencia de un "socialismo contemporáneo" para el país caribeño.

El ex guerrillero y ahora director del vespertino "Tal Cual", Teodoro Petkoff, y el presidente del Movimiento al Socialismo venezolano (MAS), Felipe Mujica, comparten hoy -como si fueran los buenos correligionarios de antaño- discursos y roles en la candidatura que pretende sacar al Presidente Hugo Chávez del Palacio de Miraflores, de la mano del socialdemócrata Manuel Rosales.

Compartiendo tribuna en el Congreso Internacional Socialista que se realizó en Chile, parece que hace tiempo enterraron las diferencias que llevaron a la división del MAS en 1998, cuando parte de sus filas, lideradas por Mujica, apoyó la candidatura de Chávez, y Petkoff, entonces Ministro de Planificación del gobierno de Rafael Caldera (1994-1999), decidió abandonar el partido que fundó en 1971.

No es que hayan vuelto a las armas ni a los encendidos discursos comunistas de los 60. Por el contrario, pregonan la unidad de un proyecto político que, aseguran, pretende trascender al momento electoral. "Nosotros hemos logrado una alianza que agrupa a casi la totalidad de las facciones políticas que le han hecho oposición a Chávez desde hace ocho años. Son aproximadamente 47 organizaciones, entre ella las históricas como COPEI (socialcristiano), MAS, Primera Justicia (centroderecha), Izquierda Democrática y la Causa Radical (izquierda), que como bloque político tiene posibilidades ciertas de vencer a Chávez el 3 de diciembre", afirma Mujica.

Un difícil propósito, considerando lo variopinto del conglomerado, cuyos matices se grafican en las multitudinarias marchas que ha encabezado Rosales como eje de su campaña. Ahí, al ritmo del pegajoso reggaeton "Atrévete" -su eslogan electoral-, los manifestantes forman un panorama multicolor correspondiente a los partidos que representan.

A pesar de las diferencias, realizaron un proyecto electoral conjunto, cuya mayor propuesta es la tarjeta de débito "Mi Negra", que pretende entregar el 20% de las regalías petroleras a las clases más pobres, sin exclusiones partidistas. Pero también hacen promesas concretas sobre delincuencia, desempleo, lucha contra la pobreza y la descomposición social, dice Petkoff, el estratega de Rosales.

Para los chavistas se trata de una oposición de vendidos y traicioneros. Para ellos, una fórmula necesaria. "Nosotros implicamos una ruptura con el modelo opositor anterior. Hemos logrado transar, y es que precisamente Rosales es ampliamente apoyado, no surgió de los círculos mediáticos ni económicos, ni de las cúpulas partidistas. Es un fenómeno que surgió en medio de la indiferencia electoral", explica Petkoff a "El Mercurio", para asegurar que sólo así lograron darle "rostro" a una oposición que estaba desmoralizada. Y por eso, dice convencido, "la oposición en Venezuela, como suele suceder en regímenes autoritarios, abarca desde la derecha hasta la izquierda".

Por su parte, Mujica insiste en que la discusión debe ser más amplia. "En Venezuela hay que lograr el desarrollo democrático, en donde los sectores que están ubicados dentro de una idea progresista de izquierda, dentro del socialismo contemporáneo, estimulamos un esquema que permita un cambio", afirma.

Pero dentro de la alianza actual, ¿es posible que la izquierda moderada cobre relevancia? "Puede surgir -asegura Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis-, pero simplemente en el entendido de que nadie en Venezuela va a poder hacer ofertas políticas sin hablar de solucionar la pobreza; es decir, mucho más pragmáticos que doctrinarios".

Petkoff es más categórico: "Yo reivindico la necesidad de que la izquierda se ponga al día".

Continuidad

Este tono reivindicatorio no es excluyente, y ambos dirigentes venezolanos afirman que ante el "supuesto negado" de la derrota, se asegurará el posicionamiento de esta alianza opositora. "Le daremos continuidad al movimiento político para seguir enfrentando el camino autoritario. En diciembre está claro que Chávez va a obtener una derrota política, independientemente de que no ganemos, porque se va a conformar un movimiento que va a trascender al momento electoral y que se va a organizar para rescatar espacios políticos que, producto de errores, fueron entregados", señala Mujica. Una oportunidad que podrían aprovechar poco después de las presidenciales, cuando arranque el periodo para el referéndum revocatorio de gobernadores y alcaldes.

A menos de tres semanas de los comicios, en la alianza opositora todos son amigos y no se permiten mostrar fisuras. Pero el desafío está latente, no sólo para que Petkoff y Mujica hagan trascender su "socialismo contemporáneo", sino para que la amalgama que hoy acompaña a Rosales logre posicionarse como una alternativa duradera.

Noviembre es decisivo en la campaña electoral

Petkoff y Mujica aseguran que noviembre es un mes decisivo para la candidatura de Manuel Rosales. El gobernador del Zulia, que se alejó temporalmente del cargo en agosto, ha hecho su campaña liderando marchas en las ciudades de todo Venezuela. "Este fenómeno, que hasta ahora no se ha expresado de manera decisiva, en noviembre sí lo hará. Éste será un mes de grandes manifestaciones, donde la parte del país que aún no tiene decisión, lo que en Venezuela se llama los 'ni-ni' (ni chavistas ni opositores), van a apostar por una solución democrática que evite el autoritarismo que encarna el gobierno de Chávez", asegura Felipe Mujica. Para Petkoff, en tanto, la estrategia para estas semanas se basa en la idea de recomponer una sociedad "terriblemente lacerada", manteniendo la tónica de ofrecer un gobierno "para los 26 millones de venezolanos".

Mujica señala que también tendrán que cuidarse del autogolpe: "Cuando Chávez acusa a la oposición de sabotaje, en el fondo hay que leer que él podría estar creando condiciones para que no se produzca el proceso electoral". Luis Vicente León, de Datanálisis, cree que Rosales debería abocarse a atacar los flancos de Chávez de manera más efectiva, entendiendo que el rechazo al Mandatario es más pequeño que el rechazo al radicalismo. "Lograría cambios si capitaliza su campaña contra el absolutismo", afirma.