Miles de migrantes emprenden un éxodo comunitario desde la frontera con Guatemala, mientras los líderes regionales debaten su situación en Los Ángeles.
Nadie sabe con certeza cuántos migrantes integran la
caravana que salió el pasado lunes de Tapachula, junto a la frontera con
Guatemala; los convocantes hablan de más de 15.000, las autoridades migratorias
mexicanas lo rebajan a 7.000. Probablemente nunca tengamos una respuesta
precisa ya que, en este tipo de éxodos, los caminos de sus protagonistas se
suelen dividir en algún punto de la extenuante ruta. En lo que todos coinciden
es que este grupo de migrantes, que ha emprendido su viaje coincidiendo con la
inauguración de la Cumbre de las Américas, es el más numeroso que se recuerda.
Con la esperanza de llamar la atención de los líderes
regionales reunidos en Los Ángeles, la marea humana avanza lenta, pero
decididamente, hacia la frontera con EEUU, a más de 3.000 km de distancia.
Dejan atrás Tapachula, una ciudad convertida en una suerte de 'cárcel' para
miles de migrantes obligados a esperar durante varios meses la resolución de
sus permisos de tránsito. Se calcula que hay 35.000 varados en esta localidad
de 300.000 habitantes. La urbe fronteriza se ha convertido en una olla a presión
de la que salen regularmente caravanas migrantes, aunque la gran mayoría son
disueltas por la fuerza por la Guardia Nacional.
En sus primeras jornadas de ruta, la caravana que desafía
a la Cumbre de las Américas no ha sufrido contratiempos, pero sus organizadores
desconfían de las apariencias. "Es necesario que esta crisis migratoria se
atienda conforme a la ley, visas humanitarias por un año, inmediatamente, que
sean válidas en territorio nacional", ha exigido Luis Rey García
Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana y convocante de la
movilización, en declaraciones a Efe. Según ha detallado el activista, en el
grupo viajan más de 5.000 familias, 93 mujeres embarazadas y 3.000 niños.
A diferencia de otras convocatorias, en las que los
hondureños, haitianos y salvadoreños eran las nacionalidades mayoritarias, en
esta ocasión, un 80% de los integrantes de la caravana son venezolanos. La
Secretaría de Gobernación estima que, entre enero y septiembre de 2021, el
tránsito irregular de venezolanos aumentó más de un 1.000% en comparación con
el mismo período del año anterior. Sus condiciones de viaje han empeorado
enormemente desde que, el pasado 21 de enero, México cambió los requisitos de entrada
y les empezó a reclamar visas para ingresar al país. Las autoridades
guatemaltecas también han detectado un importante aumento de pandilleros
salvadoreños que tratan de cruzar la frontera para escapar de la persecución
que ha desatado el presidente Nayib Bukele, desde que impuso el estado de
excepción el pasado 27 marzo.
El primer objetivo de la Caravana será alcanzar la Ciudad
de México, donde prevén denunciar ante las oficinas del Instituto Nacional de
Migración (INM) los retrasos en la resolución de sus trámites migratorios. El
portavoz de 'Pueblos sin Fronteras', Irineo Mújica, está en comunicación
constante con los organizadores de la Caravana y, según ha explicado a EL
MUNDO, "el gobierno mexicano no puede tener a tantas personas transitando
por las carreteras, creo que llegarán a un acuerdo para poder solucionar esta
problemática. Esperemos que el Gobierno les dé la oportunidad de regularizarse
y no los deje caminar hasta la capital".
Además de la creciente militarización del territorio y
los retrasos en la tramitación de las visas, los migrantes enfrentan otro grave
problema al llegar a la frontera norte: el polémico Título 42. Esta reforma de
ley de Salud Pública estadounidense, implementada en tiempos de Donald Trump,
se planteó como una medida para detener la propagación del coronavirus, pero ha
terminado convirtiéndose en una inédita restricción del derecho al asilo: los
agentes fronterizos tienen derecho a expulsar de forma inmediata a los
migrantes irregulares, a excepción de los menores no acompañados. Según datos
de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras, casi dos millones de
personas han sido deportadas desde que entró en vigor el Título 42.
Desde hace casi dos años, este 'muro burocrático' ha sido
el responsable de que México registre unas cifras récord en materia migratoria:
en el 2021 tuvo su cifra más alta de detenciones, con 307.569 migrantes, y
también de peticiones de asilo, con 130.863, convirtiéndose en el tercer país
con más solicitudes a nivel mundial, según ACNUR. La gestión de la crisis
migratoria va a ser uno de los asuntos centrales de la Cumbre de las Américas,
pero los principales actores políticos de los países involucrados no estarán
presentes en Los Ángeles.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha
esperado al mismo día que se inauguraba el encuentro para rechazar la
invitación, "porque no se invita a todos los países de América",
según ha explicado, en referencia a las sonadas exclusiones de Nicaragua, Cuba
y Venezuela. El líder mexicano ha calificado de "genocidio" el
bloqueo que sufre el pueblo cubano y ha advertido que no aceptará
"hegemonía de China, ni de Rusia, ni de EEUU". Tampoco han viajado
hasta Los Ángeles los presidentes de Guatemala, Alejandro Giammattei, de El
Salvador, Nayib Bukele y de Honduras, Xiomara Castro, lo que refleja el escaso
grado de entusiasmo y respaldo que despierta la política de Biden para la
región.