Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Inteligencia y Seguridad  
 
21/06/2023 | Historias de espionaje: ¨Necesito ver a mi hijo para matarle con mis propias manos¨

Maria Ferreira

Hebron - Una de las mayores traiciones que un palestino puede hacer es espiar para el Estado de Israel.

 

"Mira, ¿ves ese poste de ahí?", me pregunta Ahmad, activista palestino en Jenin. "Ahí es donde ahorcan a los traidores".

A los espías.

Y es que no hay peor traición por parte de un palestino que colaborar con Israel facilitando información. "¿Facilitar información?", protesta Ahmad. "Los espías venden a su tierra, a sus padres y a sus hijos; la información no sangra, nosotros sí".

Las ejecuciones oficiales, no obstante, han disminuido debido a la presión de la comunidad internacional y al esfuerzo del presidente palestino, Mahmoud Abbas, por regularizar las penas e investigar en profundidad los casos antes de llegar a la sentencia de muerte. "Que las ejecuciones oficiales disminuyan solo significa el auge de las extrajudiciales", puntualiza Ahmad: "A tiros".

Si acudimos a la antología de ficciones que almacenamos en nuestra memoria, cuando hablamos de espías imaginamos a un tipo vestido de gris, envuelto en la penumbra, elegantísimo y de mirada apagada. O una mujer guapa, de aspecto inocente y tendencias autodestructivas. Seres de pasados convulsos que compaginan vidas aparentemente normales con sus labores de espionaje, vidas en las que cabe el amor, la amistad, la familia.

También el nombre forma parte del pasado, ahora hablamos de agentes, analistas, informantes, quizás escritores, pilotos, médicos… La palabra espía deja un regusto a palomitas de maíz, cuando la realidad es que "ser un espía es una mierda muy grande", como asegura Ahmad: "Y nada más".

Cambian los tiempos, los términos, las localizaciones geográficas, sin embargo, las causas del espionaje tienden a la universalidad. Hay quien lo hace en nombre de una ideología, una bandera, un dios. Otros por poder, adicción a la adrenalina, curiosidad mal dirigida, mal saciada. Muchos hablan de coacción. Otros de no tener salida.

Esta última es la razón más común en Palestina, donde el espionaje es un tema extremadamente sensible y politizado. La simple idea de que el Mossad, la agencia de inteligencia nacional de Israel, reclute a palestinos para trabajar como agentes, es una carga de estrés añadida a una situación ya de por sí extrema. "En la calle decimos que uno de cada 10 palestinos es un espía", cuenta Fadi, simpatizante de Hamás, desde la mezquita de An-nabi Musa, del profeta Moisés, en Jericó. "Que el Gobierno palestino subestime la presencia del Mossad en Cisjordania nos obliga como ciudadanos a estar vigilantes".

Es así como el contraespionaje palestino acaba consistiendo en el pueblo entero. En las madres, las esposas, los hijos, los hermanos y los vecinos. La información pasa a ser un arma más que utiliza Israel para minar las fuerzas de Palestina, no basta con que el pueblo tenga que defenderse de la constante violación de sus derechos, sino que han de vivir con la eterna duda de quién traicionará a quién, cuándo, cómo.

El privilegio de llorar a un padre

"Lo peor de que mi padre fuera un espía es que no pude llorar su muerte", cuenta Jamal desde Alemania. "También ver a mi abuela gritando: '¡Necesito que me dejen ver a mi hijo para matarle con mis propias manos!'. Mientras lloraba de rodillas en el suelo".

El padre de Jamal trabajaba como taxista en Belén. Cada día, se levantaba a las tres de la madrugada para ser el primero en la extensa línea de taxis que se congregaban, como de costumbre, en el lado palestino del "Muro de la Vergüenza". Allí recogía a turistas, que, atraídos por su amabilidad y conocimiento local, no solo confiaban en él para su transporte, sino que le pedían que hiciera las veces de guía turístico.

"Todo iba bien", recuerda Jamal. "Mi padre conseguía suficiente dinero para cubrir las necesidades de la familia, incluyendo las matrículas universitarias de mis hermanos, las celebraciones familiares e, incluso, lograba ahorrar".

El día que detuvieron al padre de Jamal, este se encontraba con él en el taxi mientras esperaban a que unos turistas italianos terminaran su visita a la parte ocupada de la mezquita de Ibrahim, en Hebrón. "Tu padre es un traidor, un espía", le dijeron al chico. Cuando los turistas regresaron al coche, Jamal hizo acopio de su sangre fría, tomó el volante, terminó el recorrido y luego se dirigió a su casa, donde le contó a su madre y a su abuela que su padre había sido arrestado por problemas con la licencia del taxi.

Pero la verdad tardó poco en aflorar: su padre había estado proporcionando información a Israel sobre la identidad de altos cargos de Hamás. Como resultado directo de esta información, uno de ellos había sido asesinado por las fuerzas israelíes. "Yo acompañaba a mi padre en los trayectos durante mi tiempo libre, así que todos, incluso mi familia, comenzaron a acusarme de espionaje", relata Jamal. "Pude huir y eso no hizo más que agravar sus sospechas. Sentía la obligación de aborrecer a mi propio padre y, además, había perdido al resto de mi familia, a mi tierra, mi identidad. Tres años después, finalmente lloré. Llegué a Alemania como refugiado y una de las psicólogas con las que hablé me hizo una pregunta que me salvó la vida: si ser espía es lo peor que un palestino puede hacer, imagina lo poderosa que tiene que ser la razón. Y la razón éramos nosotros, su familia. Nuestra educación. El espionaje pagó nuestro taxi, nuestra educación universitaria y nuestra casa. Al saber eso pude llorar".

¿Cómo se convierte uno en espía?

Se tiende a pensar que tras la decisión de trabajar para el Mossad se encuentra el resentimiento con los líderes palestinos o la falta de valores, pero, en realidad, muchas veces ni siquiera se trata de una decisión. "Muchos espías comienzan a serlo sin saber que eso que están aceptando se trata de espionaje", explica Maha, psicóloga de origen palestino en Alemania.

En muchas ocasiones, el cebo se trata de una ayuda. "En mi caso ocurrió cuando me denegaron el permiso para entrar en Jerusalén desde Belén e ir a rezar en la mezquita de Al-Aqsa", explica Ahmad. "Me prometieron que me darían un permiso para cruzar el muro libremente si les ayudaba a saber cuándo iba a haber problemas. Me explicaron que se trataba solo de un esfuerzo de prevención para evitar la violencia, y que así estaría protegiendo a mi pueblo. Dije que no de inmediato, pero entendí la facilidad del sí".

Las técnicas de persuasión y manipulación utilizadas por el Mossad en estos casos no son, en absoluto, sofisticadas, al contrario de lo que ocurre cuando reclutan a agentes internacionales. Se trata de promesas de dinero, ayuda para sus familias, protección o, incluso, la posibilidad de obtener información valiosa para su propia causa, la causa Palestina. No existe un contrato, un compromiso oficial. El lenguaje utilizado no deja entrever en ningún momento que uno esté entrando en un mundo que supondrá cambios drásticos e irreversibles en la vida diaria.

"Te preguntan sobre tus vecinos, si hay problemas con ellos, si son conflictivos", detalla Maha. "Poco a poco, las preguntas entran en el terreno de lo ideológico. En qué mezquita rezan, con quién hablan. Llega el día en el que te obligan a hacer nuevas conexiones con gente que no conoces y, entonces, empiezas a entender de qué va la cosa. Sabes que no puedes decir que no. Y entiendes que tu vida será así para siempre, hasta que te maten. Muchos espías han confesado que sienten alivio al ser descubiertos".

Uno empieza aceptando informar sobre posibles amenazas en su calle, y acaba metido en un círculo vicioso de pequeñas misiones que van definiendo una nueva identidad: la identidad del espía. La historia que les consolaba al principio, basada quizá en un "la seguridad es buena para mis hijos, para mi tierra, para la libertad", ya no sirve para apaciguar la conciencia.

Una doble vida es peor que la muerte.

https://www.elconfidencial.com/mundo/2023-06-21/historias-de-espionaje-israel_3662023/

 

Intelnews.org (Estados Unidos)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
26/12/2022|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House