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01/09/2023 | África - Siete golpes de estado en dos años: África, el nuevo tablero del pulso geopolítico mundial

Silvia Nieto

La violencia yihadista tensa al Sahel pero no a Gabón, donde los militares se levantaron contra un autócrata.

 

La inestabilidad es contagiosa. Desde 2020, la sucesión de golpes de Estado en siete países africanos se ha agravado con la guerra de Ucrania y la pugna entre bloques por extender su influencia en un continente con recursos clave. El último se ha producido en Gabón, un pequeño país del África central sometido desde los años 60 a la dictadura de la poderosa familia Bongo. El derrocamiento de su presidente, Ali Bongo, y la toma del poder de uno de sus militares más cercanos, el general Brice Oligui Nguema, parece añadir un nuevo eslabón a la cadena de violencia que en julio también asfixió a Níger, pero hay que tener cuidado con las conclusiones precipitadas. Lo que ha ocurrido en Gabón y en Níger no es lo mismo. Por eso, las reacciones ante lo sucedido en ambos países también han sido diferentes.

Matices clave

Preguntado el jueves por la situación en Gabón, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, explicó que hay dos tipos de golpes de Estado, los militares y los institucionales, y que la práctica de elecciones fraudulentas auspiciada por Bongo en el país africano se situaba en esa última categoría. El jefe de la diplomacia europea también exigía que se respeten «el Estado de Derecho, el orden constitucional y la democracia», pero el tono no era nada parecido al empleado con Níger, donde la guardia presidencial derrocó al presidente, Mohamed Bazoum, que había sido democráticamente elegido, y los ciudadanos salieron a las calles agitando pancartas a favor de Rusia y de los mercenarios de Wagner.

El contexto regional de ambos países -Níger, al igual que Mali, Chad o Burkina Faso, donde también se han producido recientemente golpes de Estado, se ubica en la región del Sahel- ayuda a comprender las diferencias.

«En Gabón se ha producido una reacción a un régimen autocrático, a una dinastía política, la de los Bongo, que llevaba 56 años en el poder. En los 90, muchos regímenes africanos intentaron practicar cierto aperturismo, pero en los últimos años se restringió el papel de los grupos opositores y los procesos electorales eran claramente fraudulentos», cuenta Óscar Mateos, profesor titular de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-Universidad Ramón Llull. «El Ejército de Gabón destituyó a Bongo y a su familia y tomó el poder, pero esos militares eran muy cercanos al régimen. La gente lo ha celebrado con júbilo, aunque estamos ante un cambio de cúpula de un sector del Gobierno por otro del Ejército que tampoco hace augurar grandes avances políticos», añade.

Para el también investigador del Cidob, la situación de Gabón es, por lo tanto, muy diferente a la de Níger y a otros países del Sahel, donde los golpes militares no están motivados por la ausencia de democracia, sino por las dificultades propias de una región con población mayoritariamente musulmana y duramente golpeado por la violencia yihadista. «Las cúpulas militares de Mali, Burkina y Níger han utilizado la sensación de falta de control en la lucha contra los grupos terroristas. Y que los gobiernos derrocados, a pesar del apoyo de la UE, EE.UU. y la ONU, no han logrado frenar a esos grupos. Argumentan ineficacia y falta de control para gestionar esa situación. Eso no pasa en Gabón», matiza.

Todavía se puede abrir más el plano. Además de los matices de Borrell, algunas informaciones sobre Gabón muestran un panorama muy distinto al de los países del Sahel, donde los golpes han provocado la retirada de las tropas francesas del territorio para ser sustituidas por los mercenarios de Wagner. Sin ir más lejos, Europe 1 informaba el jueves de que el contingente francés de Gabón no está en la diana de los golpistas. «Por el momento -se podía leer en ese medio-, el Ejército francés no está afectado. Esperan que continúe siendo así, y, por eso, la orden es la discreción, sobre todo para no llamar la atención. El Ejército quiere evitar que este golpe de generales en un contexto electoral se convierta en un golpe de Estado anti-francés».

Por si el cuadro no fuera lo suficientemente complejo, Rusia, que ha sido acusada de sacar partido del golpe en Níger, reaccionó con pesadumbre ante lo sucedido en Gabón, según expresó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova. «Moscú ha recibido con preocupación informes sobre un fuerte deterioro de la situación interna en el país amigo africano», afirmó. Una búsqueda en otros medios da más pistas: una nota de la agencia Tass de mayo de 2021, que recoge cómo el Kremlin estaba interesado en estrechar sus vínculos con Gabón, y una noticia de abril de 2023 del medio oficialista chino 'The Global Times', sobre una visita hecha por Bongo a Pekín para reunirse con Xi Jinping.

El papel de París

La siguiente pregunta es si, como ha sucedido en el Sahel, donde un golpe de Estado parece haber motivado el siguiente, la situación en el África central también puede agitarse. Cabe recordar que Guinea Ecuatorial, antigua colonia española, y Camerún, ambos países gobernados por longevas dictaduras, comparten frontera con Gabón. «África central es el último bastión de la Françafrique. Sus mandatarios, como Paul Biya y Teodoro Obiang Nguema, están temiendo que lo que le ha pasado a Bongo también les afecte a ellos. Si están ahí, es porque Francia lo permite. Se vio en las últimas elecciones de Camerún, cuando París apoyó los comicios, aunque estaban amañados», explica el africanista e historiador Dagauh Komenan.

«Rechazo todos los golpes de Estado. La violencia genera violencia. Nosotros abogamos por un sistema de libertades, que hemos aprendido en Occidente. Sin embargo, Occidente se tiene que replantear en estos momentos qué quiere ser de mayor. Cuando el sur tiene problemas, al norte le afecta. Tiene que haber una reformulación de cooperación positiva por ambas partes, entre los países africanos y los de la UE. Nos tienen que ayudar a reconciliar a nuestros pueblos y a tener estabilidad», pide Armengol Engonga Ondó, presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, formación opositora al régimen de Obiang. «Lo que pasa en Gabón repercute en Guinea Ecuatorial. Estoy esperando a que Francia haya entendido el mensaje. La han echado del Sahel y la mayoría de sus antiguas colonias no la pueden ni ver, porque les ha dado un techo de cristal con el que no pueden crecer», denuncia. «Si se coopera con África técnica, social y culturalmente, se hará un socio muy sólido y bueno».

Por lo pronto, Camerún y Ruanda, informaba 'Africa news', han llevado a cabo varios cambios en la cúpula militar y del Ministerio de Defensa de sus respectivos países. El propósito parece ser preventivo, tras lo sucedido en Gabón. Los próximos meses serán decisivos para el futuro de África.

ABC (España)

 



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