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06/01/2007 | El más alto ideal de la existencia

Beatriz Pineda De Sansone

El filósofo existencialista alemán Karl Jaspers plantea la idea central de su obra Razón y existencia con las siguientes palabras: el hombre no es hombre concretamente, sino a partir de la comunicación entre sus semejantes.

 

El ejemplo que nos ofrece el cuento titulado Los musicantes de Brema, escrito por los hermanos Grimm, nos demuestra claramente que la razón de la existencia de cada uno de los cuatro personajes que protagonizan el texto -el asno, el perro, el gato, y el gallo-  no se alcanza más que mediante la comunicación de sus situaciones particulares.

Sólo pudieron llegar a ser ellos mismos en comunicación, mediante una "relacioón horizontal", es decir, de igualdad y confianza que no limitó la expresión libre de cada animal. El asno nunca vio agotada en él la existencia, aún cuando ya estaba viejo y cansado. Según la opinión de su amo, no  podía cumplir con la responsabilidad de cargar diariamente sacos plenos de trigo al molino para luego devolverlos llenos de harina, pero llegó a comprender que su situación sólo podía llegar a ser en relación con un acto trascendente, es decir, salvando su existencia y la de otros animales que compartían su misma circunstancia.

Llegamos a la trascendencia cuando intentamos captar, comprender o averiguar con viveza y prontitud un hecho y lo comunicamos o extendemos a otros seres o cosas por la importancia o gravedad de sus consecuencias. La metafísica enseña que ser no es, precisamente, posibilidad sino imposibilidad: lo que se es se manifiesta en la imposibilidad de llegar a serlo.

El texto aludido muestra a los cuatro compañeros viejos, despreciados y amenazados de muerte por sus respectivos amos, marchando a Brema para salvar sus vidas. Luego de comprender la situación de sus tres compañeros, el asno los  anima a formar parte de la banda citadina, pero aquello que deseaban ser fue, accidentalmente, reemplazado por otro suceso nunca previsto ni intuido.

De manera que nunca llegaron a Brema. Lo que eran se expresó en la imposibilidad de llegar a serlo. Lo cual manifiesta que la existencia está envuelta en un horizonte, en ocasiones, inalcanzable, que la trasciende y le da sentido. Los cuatro compañeros marchaban hacia un objetivo, hacia una perspectiva que les abría la posibilidad de seguir viviendo, pero nunca la consiguieron, sin embargo, este horizonte le dio sentido a sus vidas, cuando ya las creían apagadas.

En el camino otra circunstancia, no menos valiosa que la de convertirse en músicos, se presentó: los cuatro animales cansados y hambrientos descubrieron una casa iluminada en medio del bosque que servía de guarida a unos ladrones, quienes festejaban en medio de un banquete.

Tras un plan bien concebido, los cuatro animales lograron apoderarse de la posada, provista de fuego y comida. Asustaron a sus moradores entonando al unísono rebuznos, ladridos, maullidos y cantos. Finalmente, los bandidos huyeron despavoridos abandonando la casa, y nuestros compañeros animados y reconfortados decidieron quedarse en ella y vivir tranquilos.

La obra Los musicantes de Brema  constituye un buen ejemplo de que sólo existimos, sólo llegamos a ser en la comunicación con los demás o en la aceptación de "situaciones límite" como la muerte, el sufrimiento y el fracaso, que constituyen la trascendencia.

A través de la comunicación, de las vivencias estéticas manifestadas en los cuentos literarios, en los mitos, en los símbolos y en la poesía podemos experimentar la trascendencia, es decir, la extensión de los efectos, las consecuencias.

Se trata de la realización de la propia libertad desde la libertad del otro. Una vez el asno  sintió amenazada su vida por parte de su amo, quien manifestó que lo llevaría al matadero, decidió ser él mismo, recrearse, autodesarrollarse en la libertad.

Esta decisión le permitió al asno emprender camino a Brema para convertirse en músico de la banda citadina. En el camino fue encontrando otros compañeros, a los cuales invitó y animó a marchar junto a él.

En el juego establecido por el asno en su comunicación auténtica, directa y profunda con el perro, el gato y el gallo nació una creación que los implicó a todos. Y de la misma forma todos renunciaron a la muerte, al sufrimiento y a la soledad, es decir, a "situaciones-límite".

Renunciaron a ser "áridos desiertos" para convertirse en seres comunicativos y felices. El cuento literario constituye una herramienta de incalculable valor educativo, lo he expresado en artículos anteriores, pues ella constituye una forma de esclarecimiento de la existencia, del modo de ser de los hombres en el tiempo, aún representados a través de animales o seres extraterrestres.

La existencia misma de estos seres representa la verdad. La verdad, por consiguiente, es tan varia y diversa como tantos modos de ser existen entre los hombres. Jamás puede encerrarse, atraparse en el estrecho campo científico. La verdad de estos cuatro simpáticos, pero abatidos personajes es su ideal orientado hacia Brema, y el conocimiento que alcanzan se expresa cambiante y relativo, como incierto es el tiempo y las circunstancias.

Por eso nuestros cuatro compañeros al final del cuento deciden permanecer en la casa en medio del bosque.  La comunicación es ella misma la verdad, expresa Jaspers, la manera como nuestro ser auténtico se da a través de la interacción.

Licenciada en Letras
beasansone@hotmail.com
beatrizpineda.blogspot.com

El Universal (Ve) (Venezuela)

 



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