Poco más de una hora duró la sesión en la que el Congreso rechazó la carta de renuncia del presidente Mesa, ratificó su confianza en el mandatario y suscribió un acuerdo entre los, hasta ahora distanciados, poderes ejecutivo y legislativo para trabajar en una agenda conjunta de cuatro puntos.

Durante las últimas 48 horas reinaron la incertidumbre y el nerviosismo en Bolivia. En la jornada pasada se celebraron intensas negociaciones con amagos de fracaso y un fuerte flujo de rumores. Miles de bolivianos prácticamente no abandonaron la plaza de armas en La Paz hasta que, desde los balcones de Palacio, Mesa les aseguró que permanecerá en el cargo hasta el 2007.

Las negociaciones, de las que se retiraron el Movimiento al Socialismo, de Evo Morales, y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria, de Jaime Paz Zamora, culminaron con el acuerdo de cuatro puntos. Esta agenda mínima de gobierno contempla la aprobación de una ley de hidrocarburos conforme al resultado del referéndum del 18 de julio de 2004, la elaboración de leyes para la elección de prefectos o gobernadores, la consulta sobre autonomía a los nueve departamentos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

El Parlamento recogió la petición de miles de ciudadanos para que Mesa, un literato e historiador, continúe como jefe de Estado. Por su parte, el presidente Mesa propuso a Bolivia expresar conjuntamente, el próximo jueves, el rechazo a los bloqueos, que aún se mantienen en varios lugares del país y en la ciudad de El Alto. Al mismo tiempo, invitó al principal opositor, Evo Morales, a entablar el diálogo y a sumarse a un esfuerzo nacional..

El mandatario boliviano instó al líder opositor Morales a establecer, a través del presidente, un diálogo con el país. Así mismo, reconoció sus raíces patrióticas y de compromiso por Bolivia,. Según el presidente Mesa, juntos podrán escuchar lo que Bolivia pide: dialogo, paz y acuerdo.

Por su parte, el presidente del Senado, Hormando Vaca Diez, reconoció la incapacidad de los dos poderes para generar espacios de confianza en estos 17 meses, en los que prevaleció el recelo y la suspicacia. Además, instó a crear espacios que permitan trabajar en beneficio del país y la renovación del sistema político, para sacarlo de su profunda crisis. A su juicio, se ha abierto un espacio de confianza para generar una nueva dinámica en Bolivia, que es lo que el pueblo boliviano esperaba de sus dirigentes.

Los miles de ciudadanos apostados en la plaza de armas saludaron con fuertes gritos la llegada de Mesa a la Casa de Gobierno, quien, desde cuyos balcones los convocó a una gran manifestación pacífica de expresión moral para decir no a los bloqueos y a los bloqueadores.

Entretanto, en El Alto, se rechazó la propuesta de un pacto social a iniciativa
de la Iglesia Católica, el defensor del pueblo y derechos humanos. Por su parte, la Central Obrera Regional aprobó un comunicado en el que se acepta la renuncia
de Mesa y se propone un gobierno de transición que atienda favorablemente todas las demandas y, principalmente, la salida del consorcio francés que gestiona el servicio de agua potable.

En resumen, al cabo de 48 horas de nerviosa incertidumbre, Bolivia tiene un presidente ratificado por el Congreso, pero que afronta el mismo problema de ingobernabilidad en los sectores más empobrecidos y más intolerantes.