Raman, que fue jefe del contraespionaje indio de 1988 a 1994 y ahora dirige un laboratorio de ideas gubernamental en Chennai (Madrás), vino a Madrid en representación del Gobierno indio para insistir en que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) interrogue a Abdul Qadir Jan, el padre de la bomba atómica paquistaní. Raman sostiene que tanto en la comunidad científica como en el Ejército paquistaní hay "elementos fundamentalistas islámicos y que las conexiones de éstos con Al Qaeda pueden filtrar a la red la tecnología o el artefacto nuclear".

Según el sueco Rolf Ekeus, ex jefe de los inspectores de armamento de la ONU en Irak, "no es tan fácil" que los terroristas obtengan armas nucleares. Ekeus destaca que, pese a que el presidente Pervez Musharraf ha protegido a Jan como a un héroe, "sería más bien el colapso del Gobierno paquistaní, la desintegración del poder establecido, lo que abriría el acceso de los terroristas al campo nuclear". "El riesgo es mínimo, pero las consecuencias de una explosión nuclear en una ciudad serían absolutamente catastróficas para el mundo entero. Paralizaría desde los hospitales y servicios de socorro del país afectado hasta las bolsas internacionales, pasando por aeropuertos y trenes", afirma Ekeus, que forma parte, junto con el senador de Estados Unidos Richard Lugar, de la NTI (Iniciativa contra la Amenaza Nuclear). Sostiene que, aunque el riesgo sea mínimo, es necesario tomar medidas contra ese horror, y para ello es urgente "estrechar la cooperación entre la comunidad internacional". Ekeus expresa su confianza en que en esta cumbre de Madrid se dé un "paso definitivo para romper la pasividad de la comunidad internacional" ante la amenaza del terrorismo de destrucción masiva. 'Bomba sucia'
Tras el 11-M, señala Ekeus, creció la preocupación en Europa por proteger mejor su material nuclear inservible, aunque añade que aún quedan muchos lugares de almacenamiento de este material accesible a cualquier grupo terrorista interesado en fabricar la llamada bomba sucia, porque se hace con desechos nucleares. "Desgraciadamente", añade, me temo que hasta que no ocurra otro ataque fatal, la comunidad internacional no se tomará en serio el compartir su información", que es una de la mayores armas contra el terrorismo internacional. Para el experto sueco, una de las mayores amenazas del terrorismo de destrucción masiva proviene del gas porque en "espacios cerrados como trenes o metros es muy mortífero", se puede fabricar con métodos primitivos y "hay mucho conocimiento" al respecto, como puso de manifiesto el ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995. Por el contrario, añade, las armas biológicas son difíciles de manejar, por lo que no es muy probable que traspasen el control de los gobiernos que las poseen. En cuanto a los suicidas, Raman afirma que en la actualidad obedecen a lo que llama "terrorismo de castigo", es decir, "castigar a Occidente por humillar a los musulmanes". Asegura que en Bangladesh hay "más de 200 miembros de Al Qaeda" que coordinan y entrenan en campos a los miembros de las células de la red en el sureste asiático, desde Yemáa Islamiya y Abu Sayyaf. Según Rama, el núcleo más duro del extremismo islámico internacional permanece en Waziristán, la región paquistaní fronteriza con Afganistán en la que se entrenan muchos de los potenciales suicidas del norte de África.