Pocas horas después, desde el parlamento, se escucharon voces que ratificaban esta aseveración, que es al final de cuentas lo que importa, cuando hablamos de nacionalización petrolera, al estilo siglo XXI, que fue la manera con la cual calificó el señor García Linera al D.S. 21708; la toma de los campos de Petrobrás con Ejército por medio y el anuncio de que al fin el Gobierno logró lo que para otros parecía un imposible: 82 por ciento para el Estado y 18 para las petroleras.

Nos atontaron con la propaganda oficial emitida, que calificaba al Gobierno de Morales como el ejemplo de lo que se podía hacer cuando “existe voluntad política, dignidad nacional y profunda convicción socialista”, “este el Cambio”.

A partir de esto, los efectos multiplicadores se anunciaron con trompetas de júbilo, desgranando miles de millones de dólares arrancados de cuajo a las petroleras y que ingresarían al Tesoro nacional. Ahora sabemos que nunca fue así. Y esto me retrotrae a la caricatura que muestra al Presidente Venezolano Chávez con la manguera de gasolina en la mano, despotricando contra el imperialismo norteamericano, mientras el Presidente Busch calmado y sentado en su limosina le dice “habla cuanto quieras, pero llena el tanque”.

El señor Evo Morales, dijo muchas cosas mientras la petroleras, se guardaban los anexos y la fórmula del reparto real de la renta petrolera.

Pues bien, no sólo que no tuvimos nacionalización, sino una modificación de los contratos de riesgo compartido, por nuevos contratos de servicios, en los cuales la renta petrolera, se incrementa unos puntos por encima del mandato que resuelve la ley 3058 actual.

Lo grave de este estado de cuentas, es que esos puntos adicionales, se cedieron a costa de la paralización de inversiones en explotación y exploración. Quedamos desarmados. Y es este Gobierno el que quiere juzgar a otros, el que los acusa de entreguistas y de vende patrias. Pues bien hay diferentes modos de hacer entregas y de vender la patria, unos usaron un tipo de fórmulas y los actuales otras, pero el final es el mismo. La diferencia está en que aquellos no disimularon sus políticas, mientras los actuales mienten haciendo lo mismo.

Ni nacionalización ni renta petrolera, lo que tenemos es un enorme embrollo administrativo, jurídico y económico, enredado por demagogos que se consideran “ejemplo de cambio”. Sólo la enorme voluntad, para conservar la democracia; del pueblo boliviano, puede soportar estos portazos de menosprecio a su inteligencia.

El Gobierno retrocede aceleradamente al país, se empeña en dejarnos como ejemplos de ignorantes sin futuro a quienes se puede hacerles creer que son muy macanudos gritando, bloqueando, insultando y confrontado, mientras se les muestra contratos que contienen fórmulas cuyos contenidos arrojan resultados muy distintos a los que creen haber ganando los “genios del cambio”.

Este asunto, puede quedar como un tema de investigación, de escándalo político y cerrarse como tantos otros o puede tomar un giro, desnudando no sólo el engaño de una nacionalización perdida sino mostrando al pueblo que con ese pretexto se ha ocasionado un grave daño económico y postergado sus expectativas de desarrollo en el campo petrolero. Los autores de esta estafa nacional, ya están recibiendo la condena del pueblo, pero sería bueno crear un precedente, abriendo los procesos legales que se merecen.

Las tres variables de los anexos petroleros

Como llegar a tener información oficial es muy difícil y conocer en detalle los resultados de las negociaciones efectuadas entre el Gobierno y las petroleras, es poco mas que una misión imposible, no pudimos hacer conocer al ciudadano en qué consistían las diferencias que los anexos incluidos en los contratos contenían y que son ahora materia de investigación por el parlamento, pues bien he aquí descubierto el secreto de los beneficios que las petroleras consiguieron de los nacionalizadores.

1. Los gastos en que incurran las petroleras en sus casas matrices se contabilizan como gastos que deben ser reconocidos por el Estado Boliviano con cargo al 32 por ciento de incremento por participaciones dispuesto por el decreto nacionalizador

2. Los costos de exploración que no tengan resultado en un área consecionada, serán cargados a los pozos en explotación, por supuesto con cargo al 32 por ciento nacionalizador

3. Los costos que se origen  en indemnizaciones por exploración y explotación de áreas consideradas originarias y sagradas, deberán ser pagados por el Estado boliviano, con cargo al 32 por ciento nacionalizador.

Es bueno , establecer lo siguiente, para darnos cuenta de la “flexibilización” que contienen los anexos enviados al parlamento que modifican el anexo considerado por el gobierno como “duro”.

Las casas matrices, pueden contabilizar costos en los que incurran relacionados con actividades petroleras en Bolivia, como ser cursos, capacitación, eventos, viajes etc. Seguramente en el balance final tendremos hasta un 5 por ciento de costos imputados por estos conceptos.

Si una petrolera, explora un pozo y no encuentra nada, los costos de esa exploración se cargan al pozo en explotación. Esto puede absorber hasta un 20 por ciento del 32 exigido por el decreto nacionalizador.

El tema de las tierras sagradas originarias y las indemnizaciones es el colmo de las ocurrencias, ya que al Estado le lloverán demandas por que no dude usted: todo el territorio petrolero se declarará sagrado.

Al final de la renta petrolera anunciada como victoria nacional con un 18 por ciento para las petroleras y un 82 por ciento para el Estado, tenemos que las petroleras suben del 18 al 43 por ciento y el Estado disminuye del 82 al 57 por ciento, esta es la verdad pura y simple.

Y esto lo que el Gobierno quiso tapar y ocultarle al pueblo. Se llenaron la boca de renta petrolera y el final se quedaron con algo más del 50 por ciento. Por eso las petroleras firmaron los contratos, no por otra cosa, cedieron un siete por ciento de su renta y siguen manejando la cadena productiva de nuestros hidrocarburos, además de tener el mercado externo cautivo y las reservas declaradas en la bolsa de valores como suyas.
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