Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Parrilla  
 
04/04/2007 | ¿Por qué siguen impunes Karadzic y Mladic?

Ramón Lobo

Su nombre está escrito con sangre en la memoria de Europa.La Justicia Internacional les persigue desde hace 12 años por las mayores matanzas cometidas en el continente desde el fin de la II Guerra Mundial.

 

I - Ni busca ni captura

El general serbobosnio Ratko Mladic, acusado de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra en Bosnia-Herzegovina, es en realidad una pequeña bola escondida debajo del cubilete de un trilero. El trilero desplaza el recipiente junto a otros dos vacíos para evitar que el timado gane la partida. El problema de la metáfora es que no existe consenso sobre el papel de los actores: para unos, el embaucador es Serbia, y el engañado, la llamada comunidad internacional, más empeñada en apostar dónde está la bolita que en detener un juego ilícito. Para otros, los dos anteriores están en el mismo bando, y las víctimas son la justicia y las personas que padecieron los delitos más graves en suelo europeo desde la II Guerra Mundial: 150.000 muertos y más de 20.000 mujeres violadas.

Mladic se esconde en el municipio de Belgrado, según el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Cuenta con la protección de un sector de los servicios secretos militares, de ex compañeros de armas y de una parte importante del espectro político, es decir, del aparato ideológico que sobrevivió casi intacto a la caída, el 5 de octubre de 2000, de Slobodan Milosevic y que condiciona el acercamiento de Serbia a la Unión Europea. Para muchos, su captura sería más valiosa que la de Radovan Karadzic, líder político serbobosnio, y la comparan con la de Augusto Pinochet en Londres en 1998, que provocó el inicio de la verdadera transición en Chile.

Karadzic, de 62 años, jefe de Mladic durante la guerra, acusado de los mismos delitos y cuyo rastro se ha perdido desde 1998, es un caso diferente: se mueve por una zona fronteriza entre Serbia, Montenegro y la República Srpska (entidad serbia de Bosnia), amparado por la Iglesia ortodoxa y las redes del narcotráfico, y fuera, en teoría, del control de las Fuerzas Armadas serbias. No emplea radio ni teléfono, pero ha escrito una obra de teatro, Sitovacija (La situación), todavía sin estrenar.

Podría ocultarse en cualquiera de los miles de monasterios o en una casa rural, como el que fuera jefe de la Mafia Bernardo Provenzano, que se mantuvo en la clandestinidad durante 43 años. Según una fuente de los servicios de información bosnios, Karadzic se comunica con su familia a través de la policía serbobosnia, que le sirve de correo. Por la captura de ambos, EE UU ofrece cinco millones de dólares, cinco veces menos que el precio que puso por Sadam Husein.

En Bozinovici, a 80 kilómetros al sur de Sarajevo, el paisaje es lunar, de los que esculpen el carácter: mucho granito y un viento fuerte y gélido. No son más de una docena de habitantes recelosos los que viven en él. Los hombres labran las tierras y pastorean las ovejas embutidos en viejos uniformes del Ejército y de la policía serbia. Una de las últimas viviendas de la derecha pertenece a la familia Mladic. "Estuvo por aquí hace un par de días", bromea Dusko Mladic, de 52 años y primo del general. "No se entregará jamás. Lo de Srebrenica es falso. Nadie cuenta que dio de comer a los niños durante varios días. Aquí todos le quieren, hasta los musulmanes de allá [señala la ladera opuesta del valle] tienen fotos suyas colgadas en el salón. No está enfermo. Aún puede hacer 50 flexiones diarias. Muchos tenemos la tensión alta en Bozinovici y no pasa nada. Yo mismo, si no estoy en 180-90, no me siento bien".

Un kilómetro más abajo está Kalinovik, de 5.000 habitantes antes de la guerra. La gente mira con recelo el todoterreno foráneo. No hay musulmanes. Mataron a 150 en 1992 y nadie se atreve a regresar. "Aquél es el jefe de la policía, uno de los que le protegen", apunta el guía que nos acompaña. "Aquí todos son espías. Nadie pisa la comarca sin que se sepa en el acto". Kalinovik tiene seis caminos para entrar o salir apresuradamente. Cinco de ellos de tierra. Es un área de montañas y bosques con aserraderos ilegales que forman parte de la trama que financia al huido. Según la fuente de los servicios de información bosnios, Mladic se mueve por el lugar en visitas breves: "Le gusta cazar. Conoce la región, está rodeado de su gente, y la frontera de Montenegro está muy cerca. En el parque Zelengora no lo atraparían ni 3.000 soldados de la OTAN".

Carla del Ponte, de 60 años y fiscal jefe del TPIY desde 1999, parece cansada de luchar contra molinos de viento. En la pared de su oficina cuelga un cartel con las fotografías de los últimos seis fugitivos, todos serbios: Vlastimir Dordevic, Goran Hadzic, Radovan Karadzic, Ratko Mladic, Zdravko Tolimir y Stojan Zupljanin. Quiere tenerlos en La Haya antes de septiembre, cuando finaliza su mandato. "Dordevic está en Rusia, y no nos lo van a entregar. Los otros cinco se esconden en Serbia. Sabemos en qué apartamentos de Belgrado estuvo Mladic hasta febrero de 2006. [Vojislav] Kostunica [primer ministro serbio] dice que han perdido la pista.

No le creo. En 2006, él y [su jefe de seguridad, Rade] Bulatovic creían que le convencerían de que se entregara. Prometieron que lo tendríamos en abril. Pero fracasaron. Karadzic es diferente. Ningún servicio de información me ha pasado datos, y eso me preocupa. En realidad, nadie le está buscando. Sólo mi oficina y mi equipo de rastreo [seis policías que se mueven por el territorio como loberos solitarios]".

"Hasta 1998, mucha gente sabía dónde estaba Karadzic. Incluso concedió entrevistas a periodistas. Visitaba Pale de día y con pocos guardaespaldas. Habría sido fácil. Deberíamos hablar con Richard Holbrooke [enviado especial de EE UU a Bosnia] y con Carl Bildt [alto representante de la UE entre 1995 y 1997], que son los que debieron de alcanzar algún pacto con él", afirma Emir Suljagic, superviviente de la matanza de Srebrenica, periodista y autor del libro Postales desde la tumba, que en España publicará Galaxia Gutenberg.

Tras los acuerdos de Dayton, firmados el 14 de diciembre de 1995 en París, la OTAN lideró una fuerza que llegó a contar con 60.000 soldados para aplicar el plan de paz. Pese a que Karadzic y Mladic estaban reclamados desde julio por la justicia internacional y que por primera vez desde 1992 había considerables medios militares sobre el terreno, no se consideró su captura. Mladic siguió al mando del Ejército serbobosnio hasta finales de 1996 y fue el encargado de aplicar la parte militar de Dayton. Se movía por la República Srpska en todoterreno con una radio para las consultas con los mandos de la OTAN. "Su captura no vale la vida de tres soldados", afirma una alta fuente.

El Gobierno holandés, traumatizado por el genocidio de Srebrenica (sus cascos azules daban protección en teoría al enclave seguro), propuso en junio de 1996 al director de la CIA, John Deutch, la creación, junto al Reino Unido, Francia y Alemania, de una unidad especial formada por decenas de comandos. La misión secreta consistiría en localizar y capturar criminales de guerra en una operación relámpago. La negativa fue rotunda. Deutch argumentó que la acción pondría en peligro la aplicación de los acuerdos de paz, revelan Cees Banning y Petra de Koning en Het Joegoslavie-Tribunnal (El tribunal de Yugoslavia).

El asunto se discutió de nuevo en septiembre de 1996, en la cumbre de la OTAN en Bergen (Noruega), y continuó hasta junio de 1997. El entonces fiscal jefe del TPIY, Richard Goldstone, había introducido una ligera modificación en su función que le permitía solicitar ayuda a las tropas internacionales en la captura de criminales y que había pasado inadvertida para la prensa. EE UU mantuvo su negativa, y el Reino Unido y Francia esgrimieron razones legales (podría violar la soberanía de la ex Yugoslavia, dijeron), de seguridad para las tropas de la OTAN y prácticas, como la ausencia de datos sobre el lugar exacto donde se hallaban los acusados. Sólo Alemania mostró interés.

Numerosas noticias han situado a Karadzic y Mladic en decenas de lugares durante estos años. Muchas de ellas han sido filtraciones de sus redes de apoyo. Pero el hecho es que, pese a estar supuestamente perseguidos por la OTAN, la organización militar más poderosa y con la tecnología más avanzada, el único sitio donde no están es en La Haya, ante el tribunal que los debería juzgar y cuya extinción está prevista para 2010, salvo que el Consejo de Seguridad (Rusia tiene derecho de veto y está en contra de nuevas prórrogas) decida lo contrario. "¿Qué pasaría si en esa fecha aún no los han detenido?", se pregunta Del Ponte. "¿Cerraríamos el tribunal sin ellos? ¿Sería eso impunidad?".

"Cada vez que un convoy de Eurofor [que sustituyó a la OTAN a finales de 2004 y cuenta con 2.500 soldados, frente a los 60.000 de la Alianza en 1996] sale de su base de Sarajevo para realizar una operación en Pale, a 16 kilómetros, lo saben. No es sólo la policía serbobosnia la que informa, también lo hace la viejecita que observa desde casa", dice una fuente europea. "Es una farsa", responde otra fuente que vive en Bosnia. "Las operaciones son para dar la impresión de que se hace algo o para acallar las críticas de Del Ponte. Eurofor ni siquiera tiene una unidad de espionaje en Sarajevo. La única que hay es norteamericana y está para prevenir el terrorismo islámico. Sólo la casualidad permitiría detenerles", añade.

"Ésa es la palabra clave: pretender que se toma acción", apunta Joris Voorhoeve, ministro de Defensa de Holanda en 1995. "En política existen las decisiones farol, que se adoptan sin que exista una voluntad ni los medios para llevarla a cabo. Hay resoluciones de la ONU que caen en esta categoría. Ahora está sucediendo en Darfur", asegura. "El hecho de que Karadzic y Mladic no hayan sido detenidos demuestra que la voluntad de la comunidad internacional ha sido limitada, y esa falta de voluntad dificulta la transición de Serbia y de la República Srpska hacia la democracia e impide que la gente se libere de un nacionalismo patológico que niega los crímenes".

"Las críticas son injustas. De los 166 buscados por el tribunal de La Haya, 160 están o han estado a su disposición. Las fuerzas de la OTAN en Bosnia han logrado capturar a 39. No se puede decir que no se ha hecho nada", asegura una fuente de la UE.

En julio de 1997, 18 meses después de la llegada de las tropas de la OTAN, un comando del Ejército británico trató de detener a Dimo Draljaca, ex jefe de policía de Prijedor. En el forcejeo, Draljaca, que dormía armado, perdió la vida. Esta acción unilateral rompió un acuerdo tácito entre los cinco países que estudiaban la creación de una fuerza y puso en fuga a otros acusados. La mayoría pasó a la clandestinidad. Se había perdido una oportunidad extraordinaria para capturar a Radovan Karadzic y Ratko Mladic.

En el cementerio de Lucavica, un barrio serbio al sur de Sarajevo, hay actividad. Decenas de personas se arremolinan en torno a un altar para rezar un responso. Una cuadrilla de sepultureros prepara a lo lejos tumbas para los futuros difuntos. El camposanto está en una hondonada y tiene una ruta de escape. "Detrás de esos árboles, al otro lado de la carretera, había una posición francesa", asegura la fuente de los servicios secretos bosnios. "Les advertimos de que Mladic iría en septiembre de 2003 a visitar la tumba de su madre [fallecida en agosto]. Llegó a las cinco y media de la tarde, después de que pasara la última patrulla de Sfor [Fuerzas de Estabilización de la OTAN]. La policía de la República Srpska le dio cobertura. Estuvo 20 minutos y nadie hizo nada".

"Hubo otra ocasión el 26 de abril de 2004. Mladic estaba en el cuartel que existía cerca de Kalinovik. Pero descubrieron al topo y escapó por 10 minutos. Desde que comenzó [en septiembre] el llamado juicio de los 11 en Belgrado [contra parte de la red de apoyo], Mladic ha regresado a Bosnia. Se ha movido por Nevesinje, Cajnicde, Foca, Visegrad y Gacko. Ha estado en el hospital de Valjevo [Serbia], donde le tratan su problema renal y de la próstata", dice la fuente del espionaje bosnio.

"Con Karadzic también hubo dos oportunidades. Una en otoño de 2000 cerca de Tjentiste. Le estábamos esperando con las tropas alemanas, pero alguien le avisó y su coche dio media vuelta a Montenegro. Los alemanes son los únicos serios, pero cada seis meses les cambian y tenemos que volver a explicarles todo. La otra fue en 2003, cuando la OTAN asaltó una iglesia en Pale. Tenían información de que Karadzic estaba en la casa del cura protegido por 20 hombres armados. Por eso volaron la puerta con una cantidad de explosivo cinco veces superior a la necesaria. Hirieron al sacerdote y a su hijo, pero no encontraron nada. Karadzic se escondía a 150 metros. El soplo pretendía enfrentar a la OTAN con la Iglesia ortodoxa".

"No creo que Mladic esté en Bosnia. Hace años que no va por allí. Es muy peligroso. Puede que en Kalinovik se sienta a salvo, pero su problema es llegar hasta allí, porque tiene que atravesar un territorio hostil en el que se mueven las tropas internacionales. Mladic está en Belgrado cambiándose de apartamento. ¿Para qué modificar un sistema que ha funcionado desde 2002?", pregunta Dejan Anastasijevic, periodista de la revista Vreme (Tiempo).

Mladic se siente atraído por los retos. En 2001, cuando Del Ponte almorzaba en la Embajada de Suiza en la calle de Bircaninova tras haber viajado hasta Belgrado para exigir su captura, el general comía en un restaurante situado a 30 metros de distancia. "Está confirmado", dice la fiscal jefe del TPIY. "¿Se imagina? Podría haber ido yo misma a detenerle".

"Ahora, el gran juego es el futuro Kosovo y tratar de integrar los Balcanes en la UE para lograr una estabilidad a largo plazo en la región, y no Karadzic y Mladic", asegura la alta fuente. "Durante mucho tiempo se optó por no atacar a las redes de apoyo con la esperanza de que no supieran que sabíamos que eran el apoyo. Nos equivocamos. Desde hace dos años presionamos a esa red y a las familias de los fugitivos para forzarles a cometer un error. Pero se ha perdido mucho tiempo", añade.

"La justicia total es imposible en una situación como la vivida en los Balcanes", dice el juez español José Ricardo de Prado, uno de los magistrados internacionales en el tribunal de crímenes de guerra en Sarajevo, que juzga casos que no están en La Haya (hay 10.000 criminales de guerra en Bosnia). "Pero es necesario lograr la suficiente aplicación de justicia para que no quede la sensación de que ha prevalecido la injusticia, por eso es importante la captura de Karadzic y Mladic".

"Un genocidio es irreversible. No se puede negociar porque la gente está muerta. Europa cambia valores y principios por estabilidad. Grave error. No habrá estabilidad en Serbia y los Balcanes si se mantiene lo que creó Milosevic y sostiene Kostunica. ¿Qué sería la UE sin esos valores?", pregunta Suljagic. "Nada se ha aprendido; lo prueba que siguen libres".

Si Mladic es una bolita escondida en el cubilete de un trilero, y Karadzic, un émulo de Provenzano, Bosnia podría ser Filip Sovagovic, cuyo personaje en Tierra de nadie (Oscar en 2002 a la mejor película extranjera) queda tumbado sobre una mina. Artificieros, mandos de la ONU y periodistas se alejan de él pretendiendo que el problema dejó de existir. Ese artefacto, que podrían ser los acuerdos de Dayton que premiaron la limpieza étnica y el genocidio (Srebrenica quedó dentro de la República Srpska), sigue allí, debajo de Sogagovic, preparado para explotar.

II - La acusación de La Haya


La fiscalía del TPIY (Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia)acusó el 25 de julio de 1995 a Radovan Karadzic y a Ratko Mladic de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra en Bosnia-Herzegovina y del bombardeo de Sarajevo que causó la muerte a más de 10.000 civiles en los casi cuatro años de guerra.

El 16 de noviembre de 1995, el mismo tribunal les acusó por segunda vez de genocidio, esta vez por la matanza de Srebrenica. Las tropas serbobosnias asesinaron a más de 8.000 musulmanes. -

Entre los delitos

menores de los que se acusa a Karadzic y a Mladic se encuentran las deportaciones masivas, la toma de rehenes (cascos azules y observadores militares durante los bombardeos de la OTAN en el verano de 1995), la tortura, las violaciones de más de 20.000 mujeres en Foca, Visegrad y Prijedor y la destrucción de bienes para evitar el retorno de los desplazados.

El Tribunal Internacional de Justicia, que dirime asuntos entre Estados, eximió en febrero a Serbia de responsabilidad en la planificación de la guerra de Bosnia-Herzegovina. No afecta en nada al trabajo del TPIY, que dirime responsabilidades penales de individuos, no de Gobiernos.

III - Srebrenica: la hipocresía de un genocida
En el catálogo de atrocidades que se atribuyen a Ratko Mladic, la matanza de 8.000 varones musulmanes bosnios en Srebrenica, en julio de 1995, es la más espeluznante. El jefe militar serbobosnio brindó con el general holandés al frente de los cascos azules en la zona (que luego se cruzaron de brazos), y se hizo fotos mientras daba comida a los niños refugiados en el "enclave seguro protegido" por la ONU. "Cuando dejaban de enfocarle, les quitaba el pan", asegura un ex sargento holandés. Luego llegó el horror, lo nunca visto en Europa desde la II Guerra Mundial. Desde entonces no han dejado de aparecer fosas comunes. Y los musulmanes lloran a sus muertos y piden justicia.

IV - Mladic se mueve impune por Belgrado : El Gobierno serbio no hace nada por capturarle. La consigna oficial es: "No sabemos dónde está"

La vivienda que Ratko Mladic, jefe militar serbobosnio, compró en Belgrado tras los acuerdos de Dayton en 1995 está en el 117 de Blagoja Paovica, una zona residencial a las afueras de la ciudad. Allí vivió protegido por sus hombres hasta el verano de 2000, antes de que Slobodan Milosevic fuera apeado del poder. Se mudó entonces al cuartel de Topcider, donde estuvo bajo la protección del Ejército hasta mayo de 2002, cuando el Gobierno firmó un acuerdo de colaboración con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Desde entonces, y sobre todo desde el asesinato en marzo de 2003 del primer ministro reformista Zoran Djindjic, la tesis oficial tiene sabor a consigna: no sabemos dónde está Mladic.

El juicio que desde septiembre se desarrolla en Belgrado contra 11 personas acusadas de esconder al general ha sacado a la luz algunas de las direcciones en las que estuvo escondido. Los apartamentos se hallan en barrios habitados por militares retirados y en edificios-colmena con frecuentes cambios de vecinos y en los que resulta sencillo pasar desapercibido. En el proceso se ha logrado reconstruir parte de sus peripecias hasta febrero de 2006.

"[El primer ministro Vojislav] Kostunica dice que no sabe dónde está porque no quiere preguntar a quienes lo saben. Para arrestarle, tendría que enfrentarse a sus servicios de espionaje. Sería un suicidio político", asegura Dejan Anastasijevic, periodista de la revista Vreme (Tiempo). "En 2002, cuando el Ejecutivo decía que no se sabía dónde estaba, Mladic se hallaba en Valjevo, a 500 metros de la dacha del ministro de Interior".

"El juicio es una operación deliberada para evitar su captura. Kostunica hace lo justo para dar la impresión a la UE de que está haciendo algo", añade Anastasijevic. "Los detenidos pertenecen a la vieja red. Ya existe otra que no se sienta en el banquillo. El cerebro de la seguridad de Mladic es Zdravko Tolimir [experto en contrainformación buscado por el TPIY]. Al proteger a su jefe se protege a sí mismo".

"Kostunica es un nacionalista que nunca entregará a Mladic porque él es uno de los que le apoyan. Debería estar en el juicio de los 11 porque ha violado la ley que obliga a colaborar con La Haya", asegura Goran Petrovic, jefe de los servicios de información del Ministerio de Interior en 2001. "Desde mi departamento advertimos al Gobierno de que Mladic estaba protegido por el Ejército, y desde la oficina de Kostunica, entonces presidente federal, me recomendaron que me olvidara del asunto".

En las direcciones en las que estuvo Mladic hay dos tipos de reacciones entre los vecinos. Unas, de sorpresa ("lo leí en los periódicos; parece increíble"); otras, de desprecio al extranjero. Delante del número 24 de la calle Vladimira Popovica, Petar, de 78 años, un alto cargo del Ejército de Josif Broz Tito, da la respuesta inesperada: "Si es valiente debería entregarse. El pueblo está sufriendo por su culpa".

No es el único en pensar de este modo. El ministro de Defensa, Zoran Stankovic, médico militar, era íntimo de Mladic. Estuvo en Sarajevo con él en 1992 y fue el encargado de realizar la autopsia a Ana, la hija de Mladic que se voló la cabeza en 1994 con la pistola favorita de su padre. "Sbrebrenica me hizo hablar. Está acusado de crímenes muy graves por un tribunal reconocido por la comunidad internacional. Tiene que comparecer ante él y responder a esa acusación. Su obligación como ciudadano y militar es ir a La Haya y explicarse".

El cuartel de Topcider tiene un anexo que desde fuera parece un aparcamiento. Su nombre oficial es objeto para usos especiales y en él ha estado Mladic antes de 2002 y quizá después de esa fecha. Miroslav, que conduce el coche, sostiene que debajo se esconde una red de búnkeres. El 5 de octubre de 2005, los jóvenes soldados Dragan Jakovljevic y Drazen Milosavljevic se encontraban de guardia cerca de la puerta de esa instalación secreta cuando aparecieron muertos. La investigación del Ejército concluyó que se habían suicidado. Una segunda encuesta civil reveló que los soldados presentaban disparos en la espalda.

El factor Kosovo y el deseo de ayudar a los reformistas serbios ha llevado a Estados Unidos y a la UE a tomar algunas decisiones criticadas por la fiscal del TPIY, Carla del Ponte. La primera, invitar a Serbia a formar parte del Programa de la Asociación para la Paz de la OTAN, una antesala para su incorporación futura. La segunda, el indisimulado deseo de la Unión Europea (todos menos Holanda, Bélgica y los países escandinavos) de reabrir las negociaciones con Belgrado, suspendidas en octubre de 2006, para lograr un acuerdo de estabilización y asociación.

"Sería una decisión muy equivocada", dice la fiscal jefe del TPIY. "La UE suspendió las negociaciones con Serbia como medida de presión para obtener la entrega de Ratko Mladic. Cambiar la decisión ahora afectaría a la credibilidad de la Unión, que un año impone una condición y al otro se olvida de que la ha puesto. No es que Belgrado no esté cooperando plenamente con este tribunal, es que no está cooperando en absoluto desde octubre. El mensaje para Kostunica sería claro: basta con sentarse y esperar a que pase la tormenta".

El Pais (Es) (España)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
22/12/2018|
26/08/2012|
21/09/2011|
19/03/2011|
19/09/2010|
12/07/2010|
13/12/2008|
13/12/2008|
28/02/2008|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House