Los "revolucionarios" bolivianos, encabezados por Morales, fracasan hasta ahora en la nacionalización de los recursos energéticos e inician un caos político que no es posible saber donde terminará.
No han aprobado aun ni un solo artículo de la nueva constitución, aunque el objetivo fundamental de las "constituyentes" poscomunistas es destruir el sistema político de equilibrio de poderes y crear uno autoritario. Si las revoluciones de los siglos XVIII y XIX se hicieron para derrocar el absolutismo y crear la división de poderes, las del siglo XX -y ahora del XXI- son para lo contrario.
La tesis central del retro populismo es el enfrentamiento a la modernidad, lo que augura un futuro borroso para los países que sucumban a él, que se colocan fuera de los procesos de cambio que transforman la Humanidad y la hacen saltar hacia niveles inimaginables de bienestar y progreso.
Salir de la pobreza
China y la India en muy pocos años han hecho salir a 400 millones de personas de la miseria, precisamente por su incorporación acelerada a esos cambios. El futuro y el presente de los regímenes retro populistas son sociedades mendicantes, corruptas e inviables.
Los latigazos
En Bolivia, el gobierno propone consagrar en la nueva constitución formas de castigo usadas "ancestralmente" en las comunidades indígenas. El Director de Justicia Comunitaria, Petronilo Flores, informaba que "los latigazos públicos, trabajos forzados y destierro" debían pasar a formar parte de la legalidad, a nombre del llamado "pluralismo jurídico", una de las versiones del racismo de izquierda. Habrá así una justicia para los "indígenas" y otra para los "blancos" y mestizos, con lo que se rompe uno de los principios básicos de la civilización democrática, la universalidad de la ciudadanía, y por lo tanto, la igualdad ante la Ley, el fin de las castas y demás estamentos premodernos. Esa es la versión altiplanense de lo que aquí se llamó la "justicia sin venda", la que ve de quien se trata y luego sentencia. Afortunadamente aclara que "¿los latigazos sólo deben ser simbólicos. No se puede permitir dejar marcas en el sancionado, porque ello significaría violar los Derechos Humanos".
En un país como Bolivia, con su mayoría indígena al margen de la sociedad moderna, en muchas comunidades se ejercen estas tradiciones por la vía de hecho, por la ausencia e insuficiencia del Estado. Así la infidelidad conyugal se castiga frente a la comunidad. El marido afectado, por ejemplo, da tres latigazos a su mujer arrodillada frente al público. En Irán son un poco más enérgicos: la adúltera está condenada a morir por pedrea. El "retro populismo" toma lo peor del marxismo y lo peor de la tradición conservadora.
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