De Argel, pasando por Bumerdas, Tizi Uzu y Buira, a Bejaia, importantes convoyes de fuerzas especiales del ejército transitan en ambas direcciones. Uno de estos dispositivos trasladaba 19 camiones de militares, dispuestos a entrar en combate. Por el aire, helicópteros rastrean la zona. "Cuando detectan un comando, primero bombardean la defensa de los terroristas y luego entran por tierra.

En las últimas operaciones han intentado introducirse con los blindados, pero la zona está minada y es muy complicado", explica Mohamed Naili, periodista de El Watan.Naili procede de Ait Yahia Musa, donde se registró un rastreo para localizar a efectivos de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), antiguo Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), y asegura que el objetivo era localizar a Abdelmalek Drukdel, alias Abu Mosab, líder del AQMI.

"La gente está acostumbrada a estas operaciones. Cuando llega el ejército los evacuan hasta que han limpiado la zona", añade Naili tras asegurar que los grupos terroristas no atacan a la población, sólo utilizan el lugar como refugio y, como saben que no son aceptados, se mantienen al margen. Los terroristas disponen de enlaces entre las zonas donde se esconden. La base de AQMI está en la región de la Cabilia, a cien kilómetros al este de Argel. La tradicional oposición al régimen argelino, la rebeldía de la Cabilia podría ser una de las causas por las que se han implantado en la zona.

Los ciudadanos bereberes de la Cabilia creen que el poder les ha enviado a los terroristas para poder realizar operaciones militares a gran escala combatiendo no sólo a Al Qaeda, sino también las fuertes tensiones sociales por las reivindicaciones de la población. La otra versión, la oficial, es que los terroristas han elegido la Cabilia porque durante años la gendarmería no pudo entrar en parte del territorio, es un lugar limpio de fuerzas del orden, fácil, seguro y accesible para que los terroristas se entrenen.

"A pesar de los intensos enfrentamientos han muerto muy pocos terroristas, la prensa argelina no da datos fiables porque hay presión del régimen para que se magnifiquen las operaciones militares", señala otro periodista. En los últimos meses se han desmantelado ocho casamatas en la Cabilia. Son refugios subterráneos con capacidad para unas 30 personas, en los que los terroristas guardan explosivos, dinero o material de comunicación vía satélite.

Las fuerzas del orden utilizan como informadores a los terroristas arrepentidos, que entregaron las armas en el marco de la Carta de Paz y Reconciliación Nacional. La actual crisis del régimen en su lucha contra el terrorismo nació, según Said ben Chaban, delegado del diario L´Expression en Tizi Uzu, en enero pasado, momento en que la política de reconciliación del presidente Buteflika pasó a un segundo plano y los militares empezaron a decidir cómo erradicar el terrorismo. "Los militares intentan aprovechar las divisiones en el GSPC, porque no todos los emires yihadistas están de acuerdo en unirse a Al Qaeda para defender una causa nacional", sigue Ben Chaban.

De hecho, se cree que Drukdel ordenó el atentado del 11 de abril para que el régimen cerrara la puerta de la reconciliación. Maniobra abortada por el Gobierno al declarar que la acción terrorista no iba a frenar el plan de paz.

Las grandes medidas de seguridad, con controles policiales cada pocos kilómetros en las carreteras que unen la capital con Tizi Uzu y con Chlef, forman parte de la cotidianidad, y los impresionantes desplazamientos de militares hacia las zonas donde se quiere acorralar a AQMI traen viejos recuerdos que inquietan.