Glamour, Nueva Galeón y América. Son los nombres de algunos de los bares-discotecas más populares en El Alto, y detonantes de la gran ira ciudadana que esta semana llevó a clausurar más de dos mil de estos lugares y prostíbulos.

Las protestas estallaron el martes, cuando centenares de padres salieron a las calles demandando más escuelas. A mitad de camino cambiaron de idea y destruyeron varios de estos locales. Acusan a los propietarios de permitir el ingreso de menores, aprovechándose del débil control municipal. En dos días destrozaron 50 tugurios.

El alcalde local, Fanor Nava, decretó el cierre de los cuestionados "centros de entretención", y las prostitutas afectadas amenazan con marchar desnudas.

Un conflicto más en esta combativa ciudad, que en su currículum posee masivas marchas y bloqueos a la contigua ciudad de La Paz, como las que sacaron del poder a los presidentes Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, y a Carlos Mesa en 2005. Aquí también está el gran núcleo social que impulsó la carrera de Evo Morales hasta la Presidencia, que ganó en 2005.

El Alto es una planicie de 350 kilómetros cuadrados, que crece cada año. Los campesinos de la región suelen escoger esta ciudad cuando deciden dejar su tierra. Últimamente ha llegado un buen número de peruanos.

En el conflicto de turno, además de los prostíbulos que dejan entrar a menores de edad, las antorchas apuntan a los llamados locales "combo": bar, discoteca y motel. Y, claro, la mayoría son ilegales y aceptan menores.

Lo que más duele a los alteños son los frecuentes asesinatos en estos lugares. Como el joven que recibió 35 puñaladas a fines de junio y desató la ira de los padres. La mayoría de estos centros, ubicados en el sector de la Ceja, fueron apedreados y clausurados, pero reabiertos a los pocos días. En ellos se puede encontrar a menores de hasta 12 años, según un reportaje de "La Prensa", titulado: "Colegiales, recreo en los bares de El Alto".

Pero quizás la mayor preocupación, junto con la pobreza, es el aumento de la delincuencia. Aquí, la seguridad es débil. En el municipio aseguran que sólo poseen 150 guardias para supervisar 2.500 prostíbulos y bares, el 70% de ellos ilegales.

Una fuente de seguridad se queja de que no tienen vehículos para patrullar y hay muy pocos efectivos. Además, sólo dos hospitales pueden atender heridos de gravedad.

"Es cierto que hay muchos problemas en la ciudad, tenemos pocos recursos, pero estamos haciendo lo posible por solucionarlos", indica el alcalde de El Alto, Fanor Nava.

Al contrario de la mayoría de las ciudades, la alcaldía de El Alto no está en el centro de la ciudad. Ni siquiera está cerca. Para llegar a ella hay que ir hasta el lejano sector de Calama, en una esquina de la plaza de La Cruz. Antes el edificio estaba cerca del aeropuerto, pero en 2003 lo quemaron dos veces. Así es que optaron por la lejanía.

Descontento

El Alto fue uno de los grandes impulsores de la candidatura de Evo Morales. Por eso, había gran expectación por la ayuda y los aportes que recibiría la ciudad cuando uno de los suyos llegara a la Presidencia.

"Los cambios que está viviendo el país no serían posibles sin El Alto. Si bien es cierto que hay una identificación entre la gente de acá y el Presidente Morales, ya se percibe un sentimiento de que ese apoyo y cariño ya no es el de antes", cuenta Nava.

Similar opinión tiene Edgar Patana, secretario ejecutivo de la Central Obrera Regional (COR) de El Alto. "Hay mucha desilusión en los movimientos sociales, que confiábamos en un Presidente que iba a tomar en cuenta a todos", se queja.

Es cierto que éstos no son los únicos problemas (ver tema relacionado), pero tal vez sí los principales de esta ciudad en desarrollo. Un lugar que, como sus calles, gente y construcciones, busca su identidad, pero que de seguro no perderá su poder de decidir el futuro del país.

Olfato y oídos

Recorrer el centro de la ciudad durante el horario laboral puede ser una experiencia sensorial. Uno de los problemas de la ciudad es la congestión vehicular. Hay semáforos, pero es como si no existieran. Los colores rojo, verde y amarillo significan lo mismo: avanzar.

Como la mayoría de las calles no tienen marcadas las líneas que dividen las pistas, en las avenidas principales a veces hay hasta seis filas de autos. Resultado: enormes tacos.

Pero, con o sin congestión, de día o de noche el oído está siempre estimulado. Tocar la bocina es una práctica tan habitual, que constantemente hay ensordecedores conciertos.

Por un boliviano, la señora María vende cuatro pequeñas empanadas de harina de papas rellenas con queso y espolvoreadas con azúcar flor. Las prepara y fríe ahí mismo. Casi en cada cuadra hay puestos ambulantes de comida. Jugos, pasteles, choclos cocidos, humitas, masas fritas, trozos de piña o sandía, son preparados y vendidos en las veredas. El viento, que nunca abandona esta planicie, remueve y mezcla todos los olores, que se combinan con los tubos de escape y aguas estancadas de algunas esquinas.

LINCHAMIENTOS

EL CAOS es tal que los alteños decidieron tomar la justicia en sus manos: este año han linchado a 5 delincuentes, 2 de ellos, quemados.