Promesa contra la corrupción por acá, promesa por la transparencia por allá, pero a la hora de responder a la invitación de hacer pública su declaración de probidad, sólo seis de los 14 presidenciables cumplieron; además, tres los hicieron de manera incompleta.

La declaración de probidad es un documento oficial en el que los candidatos hacen un recuento de sus bienes, para entregarlo a la Contraloría General de Cuentas (CGC) antes de entrar al Gobierno y después de ocupar un cargo público, para comprobar que no se enriquecieron de manera ilícita.

Las excusas fueron diversas. “No lo voy a dar porque no he trabajado en el aparato estatal; además es un peligro”, respondió Eduardo Suger, del Centro de Acción Social, quien no quiso ni calcular su patrimonio, y dijo que sólo dará el informe a la Contraloría si llega a la Presidencia.

Hasta hace cinco años, estos documentos eran públicos, pero cuando el Congreso fue dominado por el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), la ley fue modificada para que la Contraloría no pudiera entregarlos si no era por orden de juez. El objetivo es evitar la transparencia, denunciaron organizaciones fiscalizadoras de la sociedad civil en ese entonces.

Excusa de seguridad

Mario Estrada, de la Unión del Cambio Nacionalista, esgrimió las mismas razones de seguridad; al igual que Alejandro Giammattei. “Yo no quisiera que todos los maleantes supieran dónde vivo. Tengo dos casas y un automóvil”, expresó el candidato de la Gran Alianza Nacional.

Luis Rabbé, del FRG; Manuel Conde, de Unión Democrática, y Héctor Rosales, del DIA, ni siquiera respondieron a la petición.

Óscar Rodolfo Castañeda, del Partido de Avanzada Nacional, se limitó a decir que sólo tenía relojes, y que todas sus pertenencias están a nombre de su esposa.

Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza, ofreció que calculará su patrimonio, y sólo respondió que la casa donde vive actualmente es de su esposa.

Sí entregaron

Marco Vinicio Cerezo, de la Democracia Cristiana, quien reportó Q1.7 millones; Miguel Sandoval, de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, Q27 mil, y Rigoberta Menchú, de Encuentro por Guatemala, Q2.9 millones, fueron los más transparentes, y dieron a conocer sus pertenencias, entre casas, libros, ahorros y carros.

Tres más entregaron una parte de su declaración con algunas imprecisiones. Pablo Monsanto, de la Alianza Nueva Nación, con Q1.6 millones; Fritz García-Gallont, Partido Unionista, Q1.3 millones, y Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, con Q1.1 millones, entre inmuebles, alhajas, vehículos y libros.