Estarían embolsándose, cada uno, hasta más de un millón de euros por mandato -cinco años- abusando del sistema de remuneraciones que tienen otorgado.  

El texto, de casi 100 páginas, detalla cómo varios eurodiputados -a los que no nombra- se habrían quedado con todo o parte del presupuesto que les otorga la institución para pagar informes profesionales o el salario de sus asistentes en su propio beneficio. 

Las prácticas habrían sido tan burdas como la de justificar el pago del salario a asistentes ficticios y contratar a empresas controladas por familiares o testaferros.  

La denuncia, que por ahora sigue siendo confidencial y cuya publicación por parte del Parlamento no está prevista, dice que algunos eurodiputados habrían estado pagando salarios a asistentes de los que la institución no tiene constancia y que podrían haberse desviado fondos del Parlamento Europeo para financiar a los partidos políticos de varios países. 

Otros asistentes estarían cobrando un salario duplicado: del europarlamentario que los contrató y dejó la institución y del que vino a sustituirle. Un eurodiputado les dijo a los auditores del Parlamento que había pagado más de 150.000 euros de salario anual a un único asistente, que resultó ser un familiar. 

Un eurodiputado conservador británico, Den Dover, ya devolvió el pasado noviembre más de medio millón de euros que supuestamente había gastado en pagos a una empresa de su familiar.  El escándalo, aunque gravísimo, no parece tener las implicaciones que le imputa The Sunday Times -de arraigada tradición euroescéptica y propiedad del magnate Rupert Murdoch, uno de los grandes cabilderos para que Londres no ratificara el nuevo tratado europeo-. 

El diario británico cuenta la historia como si las prácticas corruptas fueran generalizadas, pero del informe se extrae que, aún siendo ciertas, afectan a una minoría de eurodiputados. El mismo informe advierte que los datos pueden ser usados para perjudicar la reputación del Parlamento Europeo en su conjunto.  

Según varios asistentes parlamentarios consultados por EL TIEMPO, estás prácticas -que en algunos casos son éticamente cuestionables pero no abiertamente ilegales- serían obra, principal e irónicamente, por eurodiputados británicos. 

Además, el diario ha hecho un cálculo del que extrae que un eurodiputado podría embolsarse en cinco años más de un millón de euros si ahorra como una hormiguita el dinero que tiene asignado para dietas, hoteles y viajes.  El Parlamento Europeo intenta acabar con estos escándalos y ya ha puesto en marcha varias reformas.

A partir del próximo verano, los asistentes parlamentarios seguirán siendo contratados por los eurodiputados o sus partidos políticos pero recibirán sus salarios de los servicios administrativos de la Eurocámara.  Además, a los eurodiputados ya no se les entregará un presupuesto para gastos sino que se les reembolsarán sus gastos cuando los justifiquen. 

El informe se quiso mantener en secreto a tal punto que incluso se pidió a los eurodiputados que tuvieron acceso a él que firmaran una cláusula de confidencialidad. Pero un liberal británico, Chris Davies, se negó y difundió su existencia.