Eugenio Raúl Zaffaroni es el único responsable por los linchamientos que hoy vemos llevados al extremo por ciudadanos desesperados, que no han encontrado en el sistema de justicia argentino una respuesta coherente para frenar la descomunal saña con la que los delincuentes atacan a la hora de robar.  

Hoy, Zaffaroni se rasga las vestiduras, proponiendo cadena perpetua para quienes linchan a un delincuente, olvidándose de que fue él quien pregona que el problema de las drogas es un problema social y que lo debe arreglar la sociedad, y no la justicia. Los delincuentes -bajo los efectos de estupefacientes-arremeten con desprecio y odio a sus víctimas, infringiéndoles todo tipo de daños y luego quedando indemnes tras pasar por un tribunal, para luego volver a las calles y actuar en modos aún más sanguinarios.   Ahora que la sociedad da inicio se resguarda y preserva echando mano del mismo encono que los maleantes -síndrome originado en la impunidad jurídica-, serán severamente castigados por los jueces, dando así mayor protección al accionar de los malechores.  

Desde la Asociación Antidrogas, advertimos el 20 de julio de 2003 lo que se venía, siendo nuestro organismo el primero en presentar el pliego de impugnación a la postulación de Eugenio Raúl Zaffaroni al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

   Los oídos sordos del kirchnerismo y la amplia defensa desplegada por Jorge Yoma en el Senado de la Nación silenció las denuncias en cuestión. Por estas hora, Yoma silba por lo bajo y Zaffaroni acusa al ciudadano que se defiende del monstruo que el juez de la Corte creó.

  Eugenio Zaffaroni tiene el síndrome del burrero: primero te cuenta cómo va a ganar el caballo y después te explica por qué perdió. Es hora de que renuncie a su cargo; sus políticas permisivas -fogoneadas por su amigo Horacio Verbitsky desde Página 12- han sumido a la ciudadanía en un caos de locura y muerte sin presentes en la historia de la República Argentina.