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24/07/2014 | La Unión Soviética y la Argentina o la trampa del diablo

Víctor E. Lapegna

“La mayor trampa del Diablo es hacernos creer que no existe”. Charles de Baudelaire.

 

“Argentina es hoy el principal socio estratégico de Rusia en América Latina, en la ONU y en el G20”. Vladimir Putin, declaraciones en julio de 2014 previas su visita a la Argentina.

“¿Qué potencias exteriores influyeron y tuvieron poder en la vida política, económica, social, militar y cultural de la Argentina en la segunda mitad del siglo XX?”.

Es probable que la mayor parte de los argentinos informados respondieran esa pregunta mencionando a Gran Bretaña y a Estados Unidos. Algunos añadirían a Italia, Francia o Alemania. Pero muy pocos incluirían entre esos países extranjeros con influencia y poder en la Argentina a la Unión Soviética, pese a que su incidencia en la vida argentina llegó al grado de haber sido nuestro principal socio comercial en el mundo.

En este 2014 se perfila la perspectiva de unas alianzas privilegiadas de la Argentina con China – que podrían reproducir en las condiciones actuales la modalidad de la asociación de nuestro país con Gran Bretaña en el último tercio del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX – y también con Rusia – con lo que podrían reiterarse los vínculos que hubo entre Moscú y Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XX – y las relaciones con esas dos potencias, en cualquier país serio del mundo, no serían un recurso de emergencia para obtener las divisas que faltan y no se consiguieron en otras fuentes, sino que suscitarían un serio debate de carácter estratégico acerca de su significado para los intereses permanentes de la Argentina.

Esas perspectivas del presente confieren interés al análisis de los alcances y el carácter que tuvieron las relaciones soviético-argentinas en los 44 años de la llamada Guerra Fría que se extendieron entre 1947 y 1991, sobre las cuales se tendió un denso velo de encubrimiento y desinformación al que procuramos descorrer en un libro de nuestra autoría, aún en proceso de elaboración, al que titulamos “La Batalla Argentina de la Guerra Fría”, cuyo Índice y Síntesis Ejecutiva presentamos aquí.

Índice

  1. Las características de la 3ª Guerra Mundial o Guerra Fría
  2. Objetivos Estratégicos de EE.UU. y la URSS en la Argentina en la Guerra Fría
  3. Relaciones Argentino-Estadounidenses y Argentino-Soviéticas en la Guerra Fría
  4. El Partido Comunista y la Influencia Soviética en Argentina de 1917 a 1945
  5. Las Diez Etapas de la Batalla Económica de la Guerra Fría en la Argentina: i) 1947 a 1955 / ii) 1955 a 1958 / iii) 1958 a 1962 / iv) 1963 a 1966 / v) 1966 a 1970 / vi) 1970 a 1973 / vii) 1973 a 1976 / viii) 1976 a 1983 / ix) 1983 a 1989 / x) 1989 a 1991
  6. Las Diez Etapas en la Batalla Ideológico-Cultural de la Guerra Fría en la Argentina: i) 1947 a 1955 / ii) 1955 a 1958 / iii) 1958 a 1962 / iv) 1963 a 1966 / v) 1966 a 1970 / vi) 1970 a 1973 / vii) 1973 a 1976 / viii) 1976 a 1983 / ix) 1983 a 1989 / x) 1989 a 1991
  7. Las Diez Etapas en la Batalla Política de la Guerra Fría en la Argentina: i) 1947 a 1955 / ii) 1955 a 1958 / iii) 1958 a 1962 / iv) 1963 a 1966 / v) 1966 a 1970 / vi) 1970 a 1973 / vii) 1973 a 1976 / viii) 1976 a 1983 / ix) 1983 a 1989 / x) 1989 a 1991
  8. Argentina, Estados Unidos y Rusia después de la Guerra Fría

SÍNTESIS EJECUTIVA

I. La Guerra Fría

  • Las conferencias de Teherán (1943), Yalta (1945) y Potsdam (1945) que reunieron a las potencias vencedoras en la II Guerra Mundial (Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia), además de establecer acuerdos básicos en torno a la división de esferas de influencia en el escenario mundial, fueron la última expresión de la alianza entre los partícipes en esas reuniones.
  • Apenas dos años después, en 1947, comenzó la llamada Guerra Fría, (a partir de ahora GF) acontecimiento central que marcó toda la realidad mundial en la última mitad del siglo XX y que tuvo las siguientes batallas iniciales:
    • La guerra civil que en 1947 estalló en Grecia entre comunistas (apoyados por la URSS) y demócratas (apoyados por Gran Bretaña y en mucha menor medida por Estados Unidos)
    • La conflagración civil que libraban en China el Partido Comunista liderado por Mao Tse Tung sostenido por la URSS) y el Kuomintang conducido por Chang Kai Sheng (con el apoyo estadounidense y británico).
    • El bloqueo de Berlín que los ocupantes soviéticos impusieron en 1948 y al que Estados Unidos, con una pequeña ayuda británica, respondió con un puente aéreo que, durante once meses y mediante más 275.000 vuelos, mantuvo abastecidos a los berlineses y obligó a los soviéticos a levantar el bloqueo en 1949.
  • Otros signos significativos del inicio de la GF fueron el discurso que Winston Churchill pronunció en la Universidad de Fulton (Estados Unidos) en marzo de 1947 y el llamado “telegrama largo” que el representante del gobierno de Harry Truman en Moscú, George Kennan, envió a sus superiores en Washington advirtiendo de los riesgos para Estados Unidos y el mundo libre que aparejaba la estrategia expansionista de la URSS y fue la base de la denominada “Doctrina Truman”.
  • Los episodios principales que marcaron el fin de la GF fueron la caída del muro de Berlín en 1989, la disolución de la Unión Soviética en 1991, el abandono de la dictadura del proletariado y del socialismo y la adopción de la democracia y el capitalismo por los países del este europeo (Polonia, Hungría, Checoeslovaquia, Bulgaria, Rumania, Letonia, Lituania, Estonia) que dominaba la URSS, la dispersión del sistema de dominio que Rusia ejerció sobre otras repúblicas soviéticas (Ucrania, Georgia, Bielorrusia y el giro hacia el capitalismo de la República Popular China, Vietnam y Cambodia.
  • Vale tener en cuenta que la Primera Guerra Mundial duró 4 años (1914 – 1918) y se libró en Europa, la Segunda Guerra Mundial se extendió 6 años (1939 – 1945) y se combatió en Europa, Asia y parte de África y la Tercera Guerra Mundial o GF se prolongó 44 años (1947 – 1991) y fue la más “mundial” de la historia ya que se desplegó en todo el planeta.
  • ¿Que se dirimía a través de la GF?
  • Para responder a esta pregunta sirve recordar a Karl von Clauswitz, quien en su obra clásica “De la Guerra”, dijo que, en esencia, todo conflicto bélico es el enfrentamiento violento de dos voluntades, con formas de lucha que pueden ser más o menos violentas y explícitas, más o menos “calientes” o “frías”.
  • Las dos voluntades  que se enfrentaron en la GF para dirimir la hegemonía del poder mundial se encarnaron en dos polos esenciales: los Estados Unidos y la Unión Soviética, cada uno de los cuales construyó un complejo sistema de alianzas, que fue diverso y cambiante en cada uno de los frentes en los que fue librada esa guerra.
  • Una singularidad de la GF fue que en casi medio siglo no hubo siquiera una escaramuza en la que se enfrentaran de modo abierto y directo fuerzas militares uniformadas de Estados Unidos y la Unión Soviética, expresiones esenciales de las voluntades que se enfrentaban en ella, lo que la diferenció de todas las guerras anteriores e hizo que se la denominara “Fría”.
  • Usando la expresión con la que Samuel P. Huntington describe los conflictos que, según ese pensador, signarán a la nueva etapa de la evolución que estamos viviendo en el siglo XXI, la GF fue un “choque de civilizaciones”.
  • La  GF se libró en cinco frentes de combate principales: la lucha ideológica, política y cultural; la economía y de los negocios; guerras parciales y localizadas no convencionales (“batallas calientes” de la Guerra Fría); operaciones de inteligencia y amenaza del uso de armas de destrucción masiva, en especial los arsenales nucleares.

i. La lucha ideológica, política y cultural

    • En este frente, durante los primeros 35 años de la GF el bloque soviético aventajó claramente al bloque occidental encabezado por Estados Unidos, pero desde comienzos de la década de 1980, Moscú comenzó a sufrir una completa derrota, parábola así descripta por el filósofo italiano Augusto del Noce: “la historia contemporánea no puede ser entendida más que como la historia de la realización del marxismo, de su total éxito y al mismo tiempo de su quiebra no menos total ”.
    • Entre los signos de los éxitos cosechados por el bloque soviético en las primeras décadas de la GF destaca el prestigio y la influencia que tuvo la cosmovisión del marxismo en multitudes que participaron en la mayor parte de los movimientos políticos, sociales y culturales que se produjeron en el mundo desde que terminó la II Guerra Mundial hasta mediados de la década de 1980, así cómo en los principales sistemas de representación y construcción simbólica (los medios de comunicación, los sistemas universitarios y académicos, las ciencias y las artes).
    • Esa ventaja soviética en la lucha ideológico – político – cultural en las primeras fases de la GF, condujo a que la mayoría de los movimientos sociales mencionados, en forma más o menos explícita, no postularan la defensa irrestricta de los derechos humanos esenciales a la vida, la libertad y la propiedad; subestimaran el valor de la democracia pluralista, cuestionando que sea ese el sistema político que mejor asegura a las personas el ejercicio efectivo de esos derechos y que impidieran la libre iniciativa de las personas y el funcionamiento de los mercados, claves de un sistema económico que genere la posibilidad de la prosperidad para todos.
    • Otro indicador de la correlación de fuerzas favorable a Moscú en este frente y en ese período de la GF lo muestra el hecho que las diversas versiones del socialismo, vinculadas de uno u otro modo a la estrategia de poder del bloque soviético, fueron en gran medida las que inspiraron el proceso de descolonización e independencia nacional en Asia y en África y a buena de los movimientos populares de América Latina; así cómo a los espacios de poder que ocupaban partidos políticos que actuaban en países de Occidente como aliados de la Unión Soviética en forma explícita (por ejemplo, los Partidos Comunistas de Italia y de Francia) o en forma implícita (desde corrientes internas en los partidos socialdemócratas y socialcristianos de Europa Occidental a todas las tendencias del llamado “socialismo nacional” que se extendieron en el mundo emergente).
    • Otra expresión del mismo fenómeno fue que la adhesión al marxismo en algún grado se tornara casi en una conditio sine qua non para tener algún prestigio en los ámbitos universitarios, académicos y culturales, en especial en las denominadas ciencias sociales o humanas, en las artes y en el periodismo.
    • En aquellos años, salvo en Estados Unidos y en menor medida en Gran Bretaña, cualquier cientista social, intelectual o artista que osara asumir la defensa de la llamada “democracia liberal” y del “capitalismo” se tornaba “políticamente incorrecto” y era estigmatizado y marginado de los cenáculos que determinaban lo que “era correcto” pensar y decir.
    • En ese período, condenar o al menos despreciar a Estados Unidos y todo lo que ese país representaba fue una vasta actitud popular en todo el resto del mundo y en los términos de la GF, sólo eso resultaba de por sí una ventaja formidable para la Unión Soviética.
    • El consenso ideológico, político y cultural que había conquistado el marxismo y que la URSS promovió y supo aprovechar, comenzó a resquebrajarse a partir de las décadas de 1970 y 1980, conforme se tornaba cada vez más evidente que, a la naturaleza dictatorial y criminal del socialismo real, se agregaba la certeza de que ese sistema tampoco era capaz de atender debidamente las demandas de justicia social de los pueblos.
    • Juan Pablo II, en el capítulo III de su encíclica Centesimus Annus, titulado “El año 1989”, a propósito de ese fenómeno señala que entre los muchos y diversos elementos que condujeron a la rendición incondicional de la URSS en la GF, un factor decisivo fue ”la violación de los derechos del trabajador” y añade que “no se puede olvidar que la crisis fundamental de los sistemas, que pretenden ser expresión del gobierno y, lo que es más, de la dictadura del proletariado, da comienzo con las grandes revueltas habidas en Polonia en nombre de la solidaridad”.
    • Agrega ahí el Santo Padre que “son las muchedumbres de los trabajadores las que desautorizan la ideología que pretende ser su voz; son ellas las que encuentran, como si descubrieran de nuevo, expresiones y principios de la doctrina social de la Iglesia, partiendo de la experiencia vivida y difícil, del trabajo y la opresión” y finalmente resalta “el hecho que, en casi todas partes,  se haya llegado a la caída de semejante bloque o imperio a través de una lucha pacífica, que emplea solamente las armas de la verdad y de la justicia”.
    • Por su parte, Mijail Gorbachov, al lanzar la glasnost (transparencia) y perestroinka (apertura) del régimen desde la cumbre del poder del Partido Comunista y el Estado soviéticos, que ocupó desde 1985, puso en evidencia que las fracciones más lúcidas de la nomenklatura soviética reconocían que el marxismo – leninismo ya no era la cosmovisión incitante que lo había erigido en el fenómeno político – cultural dominante del siglo XX y que asumían su incapacidad para seguir ejerciendo el poder como lo venían haciendo desde 1917.
    • Podría decirse que el ocaso del marxismo y de las construcciones discursivas de él derivadas, en términos de suscitar adhesión popular y cultural significativa hacia sus propuestas, fue a la vez causa y efecto de la derrota del régimen socialista en el escenario de la lucha ideológica, política y cultural de la GF.

ii. La economía y los negocios

    • La derrota soviética en la GF se produjo también en el frente de la economía y los negocios, al derrumbarse por completo el mito según el cual el socialismo, la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, la economía centralmente planificada y la negación o restricción del libre funcionamiento de los agentes económicos serían más eficientes y equitativos que el capitalismo, la defensa del derecho a la propiedad privada de los medios de producción, la economía de mercado y la libertad de los actores privados en las relaciones económicas.
    • Como lo señala Juan Pablo II en su ya citada encíclica “Centesimus Annus”, una de las causas del colapso del socialismo fue “la ineficiencia del sistema económico, lo cual no ha de considerarse como un problema puramente técnico, sino más bien como consecuencia de los derechos humanos a la iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector de la economía
    • Ahondando en la descripción de las transformaciones que el proceso de la evolución produjo en la economía, en el numeral 31 del mismo documento señala el Papa que: “(...) si en otros tiempos el factor decisivo de la producción era la tierra y luego lo fue el capital, entendido como un conjunto masivo de maquinarias y de bienes instrumentales, hoy día el factor decisivo es cada vez más el hombre mismo, es decir su capacidad de conocimiento, que se pone de manifiesto mediante el saber científico y su capacidad de organización solidaria, así como la de intuir y satisfacer las necesidades de los demás".
    • Las condiciones de entorno que se dan en una sociedad libre, con todo lo que ello implica, es uno de los requisitos para el pleno despliegue de ese factor productivo decisivo que en esta nueva etapa de la evolución pasó a ser la capacidad de conocimiento del hombre, una de cuyas manifestaciones es el saber científico y tecnológico, transferido en forma rápida y adecuada a la producción de bienes y servicios.
    • Lo propio puede decirse de la capacidad de organización solidaria en las multifacéticas formas que pueden adoptar las modalidades de asociación humana (empresas, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, etc.).
    • Asimismo, la capacidad de intuir y satisfacer las necesidades de los demás – que encuentra en todas las formas del comercio una de sus principales expresiones – no podría realizarse si no existiera la posibilidad de la más amplia y libre circulación en el tiempo y en el espacio de las personas, las ideas, los bienes y los servicios. 
    • En síntesis, que para el despliegue de la capacidad de conocimiento del hombre como factor productivo esencial en esta etapa, se requiere del entorno de una sociedad libre que, entre otros componentes, implica la democracia política y a la economía de mercado.
    • En el régimen socialista soviético la toma de decisiones estaba altamente concentrada en la cúpula de la nomenklatura y hacía a la naturaleza esencial de ese sistema el cierre de su economía y de su vida cultural, social y política, así como la existencia de estructuras rígidas que regulaban todas las relaciones, imponían severas restricciones al derecho a la circulación de las ideas, de las informaciones, de las personas y de los bienes y negaban y combatían a la democracia política y a la economía de mercado.
    • Por ende, es la esencia del régimen socialista lo que frustra la posibilidad de que los conocimientos científicos se transformen en tecnologías aplicadas, creativa y rápidamente, a la producción de bienes y servicios.
    • Es también la naturaleza misma del régimen lo que traba el desarrollo de la organización solidaria en toda la actividad económica y social e impide que se aplique la intuición para satisfacer las necesidades de otros de modo libre y creativo.
    • Esto es, la naturaleza del régimen soviética va en contra de las condiciones que se requieren para la expansión del factor productivo decisivo de esta etapa de la evolución, que es la capacidad de conocimiento del hombre.
    • En otros términos, si en el mundo capitalista la superación del modelo de crecimiento económico que era propio de la última etapa de la sociedad industrial indujo a la adopción de un nuevo sistema productivo acorde a esa evolución; en el mundo socialista condujo a la destrucción del régimen, siendo esa una de las circunstancias que dan sentido a aquello que suele decirse acerca de que el muro de Berlín cayó para los dos lados.
    • Uno de los ejemplos más evidente de esa victoria del capitalismo es la República Popular China, donde el Partido Comunista gobernante viene logrando éxitos económicos notables a partir del viraje producido por Teng Hsiao Ping a partir de 1978, que condujo a adoptar los principios de la economía de mercado a la cual, en una metáfora de la realidad, denominan “socialismo de mercado”.

iii. Guerras no convencionales o “batallas calientes” de la GF

    • A lo largo de la GF hubo guerras violentas y muy “calientes” libradas en Asia, África, América Latina e incluso en Europa, como la guerra civil en Grecia.
    • En todos los casos, esas batallas tuvieron lugar fuera de los territorios de Estados Unidos y de la URSS y salvo en Corea, Vietnam y Afganistán, quienes combatieron en ellas no fueron ni estadounidenses ni soviéticos.

o   Si en los textos de estrategia se denominó a esos conflictos “guerras de baja intensidad” sólo fue porque en ellos no llegaron a emplearse armas de destrucción masiva como las nucleares y porque estuvieron focalizados en un país o una región, sin alcanzar dimensiones mundiales.

o   No obstante ello, si se tiene en cuenta la cantidad de víctimas de esos enfrentamientos constantes de toda la segunda mitad del siglo XX, su “intensidad” fue muy “alta”.

o   En algunos casos, esas batallas “calientes” de la GF fueron guerras civiles abiertas y desembozadas, en las que se enfrentaban ejércitos regulares y claramente identificados como sucedió, entre otros caos, en la mayor parte de las luchas que se libraron en Asia (Corea, Vietnam, Camboya), en algunas de las que se desarrollaron en África (Congo, Angola) y las que tuvieron por escenario Oriente Medio (las guerras de Israel y los países árabes).

o   En otros, las batallas “calientes” de la GF fueron guerras no convencionales que se desplegaron  bajo diversas modalidades entre las que destaca la denominada “guerra revolucionaria”, que apela a las acciones de guerrillas como forma de combate y que, en ciertos casos, adquiere la dimensión de lo que podría llamarse una “guerra civil encubierta”.

o   Algunos de los ejemplos de este tipo de conflictos fueron las luchas por la independencia de la India, de Indonesia, de algunos países africanos y las primeras fases de la lucha por la independencia de Argelia y de Israel o las acciones de guerrillas rurales y urbanas que se produjeron en América Latina a partir de la década de 1960.

o   En todos los casos, una de las características de estas guerras no convencionales es que los efectivos combatientes fueron locales pese a que la voluntad que expresaban en el conflicto era la de los dos contendientes de la GF, sea en forma directa y expresa o en modo indirecto y oculto.

iv. Las operaciones de inteligencia

    • Definimos a las operaciones de inteligencia como un frente específico y autónomo de la GF, pese a que se recurrió a ellas en todos los otros frentes, por el hecho que en este conflicto las voluntades enfrentadas no llegaron nunca a un choque militar directo y ello influyó en que ese tipo de operaciones alcanzaran una envergadura y significación que no llegaron a tener en otras guerras.
    • Debe considerarse en especial a las operaciones de los servicios de inteligencia de la Unión Soviética y de sus aliados, dado que esos organismos tuvieron un papel central y contribuyeron de modo decisivo a la consolidación del poder de los comunistas en la URSS y otros países y a su expansión en el mundo.
    • En la URSS, desde la Checa creada por Félix Dershinsky a la NKVD o KGB disuelta por por Gorbachov, la policía del Estado – que se definía a sí misma como “la espada y el escudo del Partido” – fue un núcleo determinante del poder de los aparatchik bolcheviques, desde Lenin en adelante.
    • Ese modelo soviético, en el que las operaciones de la policía política – muchas de ellas encubiertas - fueron una clave decisiva en la construcción de un poder dictatorial y criminal, se extendieron a otros países en los que se impuso el sistema socialista, desde la STASI de Alemania Oriental a la Dirección de Inteligencia del régimen cubano que dirige Fidel Castro hace 52 años, por mencionar sólo dos ejemplos.
    • De hecho, las acciones de velo y encubrimiento y las maniobras de acción psicológica y desinformación llevadas a cabo por los servicios de inteligencia del bloque socialista durante la GF llegaron a ejercer tal influencia sobre las sociedad de Occidente que sus efectos persisten aún hoy, pasados casi quince años del colapso del socialismo real..
    • Un síntoma de la persistencia del efecto de las operaciones de desinformación, velo y encubrimiento que desplegó la inteligencia soviética es la débil y confusa percepción que existe hoy en las sociedades occidentales acerca de la existencia misma de la GF.
    • Otro ejemplo notable de esa acción es la persistente tolerancia y liviandad de la crítica de los medios occidentales hacia los crímenes del socialismo real, sean los que se cometieron en la URSS y sus satélites de Europa o los que se siguen cometiendo en Cuba.
    • Por caso, nadie hubiera siquiera imaginado proponer para el Premio Nobel de Literatura a un poeta como el francés Drieu La Rochelle (autor de “A vous, les allemands”, que saludó la invasión germana a Francia) y el gobierno de Nicolás Sarkozy retiró del “parnaso” oficial de la literatura francesa al gran escritor Louis-Ferdinand Céline por sus posturas antisemitas y pronazis durante la II Guerra Mundial. Pero nadie excluye de ese “parnaso” a Louis Aragon, el poeta comunista que no vaciló en exaltar los crímenes más repugnantes del sistema soviético y el Premio Nobel de Literatura se concedió en 1971 a Pablo Neruda, autor de una vergonzante Oda a Stalin que incluyó en su Canto General de 1950 e inició a que, en 1951, le fuera otorgado el Premio Stalin de la Paz. ¿Hubiera ganado el Premio Nobel de Literatura el autor de una “Oda a Hitler” y receptor de un premio nazi en 1942? Es obvio que no y resulta inaceptable que se considere al régimen de Stalin menos criminal que el de Hitler.
    • En tal sentido, evocando el título de un libro de Denis de Rougemont (“Las trampas del Diablo") que toma la frase del poeta Baudelaire que citamos al principio de este texto, podría decirse que una de las más exitosas operaciones de inteligencia de los servicios del socialismo real fue hacer creer que el imperio soviético y la política criminal que está en su esencia, no existieron.

v. La amenaza del uso de armas nucleares

    • La “estrategia de disuasión” (definición del general francés André Beaufre) o de "equilibrio del terror" fue uno de los frentes decisivos de la GF y se basó en la amenaza nunca concretada del uso de los arsenales de armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y bacteriológicas).
    • No obstante las críticas y objeciones se hicieron y se siguen haciendo a esa “estrategia de disuasión” de ambos bandos en su disputa de poder, ha de admitirse que su resultado fáctico fue que, después de la trágica experiencia que en 1945 padecieron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, no se volvieran a utilizar armas nucleares, reunidas en arsenales de una cantidad y poder destructivo tal, que su uso habría provocado la desaparición del género humano.
    • El hecho que nunca se volvieran a usar las muchas armas de destrucción masiva acumuladas, prueba que los líderes que condujeron a los dos bloques enfrentados en la GF supieron ejercer un control efectivo sobre esos arsenales y que, más allá de todos los vicios que se les pudieran atribuir a esos líderes, se veían sujetos en su voluntad por algunos frenos que les vedaba apelar a ese recurso en la disputa de poder.
    • En este frente un factor determinante de la derrota soviética fue la Iniciativa de Defensa Estratégica, lanzada en 1983 por el presidente Ronald Reagan y que llegó a ser más conocida con el nombre de “Guerra de las Galaxias”, dado por algunos de sus críticos con la intención de ridiculizarlo.
    • Ese programa, a través de bases espaciales que operaban con un sofisticado sistema de rayos laser, protegía al territorio de los Estados Unidos de un eventual ataque con misiles de cabeza múltiple y permitiría destruirlos antes que llegaran a sus blancos, con lo que Washington pasó a tener una ventaja en ese plano que la URSS no podía descontar dado que, para poner en marcha un proyecto equivalente, se requería de una capacidad científico – tecnológica y financiera por completo fuera del alcance de Moscú.
    • En las reuniones cumbre entre Reagan y Mijail Gorbachov, el líder soviético de la glasnost y la perestroika, propuso al presidente norteamericano desistiera de poner en marcha esa Iniciativa de Defensa Estratégica, arguyendo que las reformas que estaba llevando a cabo en la URSS la hacían innecesaria.
    • Reagan rechazó todas esas demandas de Gorbachov dado que estaba convencido que ese era un proyecto crucial para derrotar en la GF al “imperio del mal” (que era como llamaba a la URSS) y así lo expresó en su discurso presidencial del  23 de marzo de 1983, al anunciar la Iniciativa de Defensa Estratégica, diciendo que “esta noche estamos lanzando un esfuerzo que encierra la promesa de cambiar el curso de la historia humana”.
    • A 20 años del fin de la GF, los arsenales de armas de destrucción masiva (nucleares y también químicas y biológicas), sustento de la estrategia de disuasión o “equilibrio del terror” entre 1947 y 1991, aunque reducidos, siguen siendo una amenaza tanto o más peligrosa que antes, dado que el colapso de los sistemas de control que se ejercían sobre esos arsenales en el bloque soviético hace posible que lleguen a acceder a esas armas elementos terroristas, dispuestos a utilizarlas como instrumentos letales de su estrategia de poder.

II. Argentina en la Estrategia Soviética Durante la GF

  • La estrategia general de la URSS hacia la Argentina durante la GF se basó en asegurar que nuestro país fuera un proveedor confiable de alimentos.
  • Ello se deriva del hecho que, en la década de 1930, la URSS inició un proceso que le permitió instalarse en la sociedad industrial, mediante la brutal aceleración que impuso José Stalin, al costo de millones de vidas humanas sacrificadas al objetivo de esa industrialización forzada.
  • Continuando la política fijada por Lenin y tras la muerte de este en 1922, Stalin impuso un poder personal absoluto en la cúpula del Partido Comunista y del Estado soviéticos, asesinando y aplastando en forma criminal a todos los dirigentes bolcheviques y aparatchikis de la burocracia estatal que no se sometieran a sus designios.
  • En la década de 1930, tras haber logrado aquel objetivo, Stalin decidió revisar las líneas de apertura y liberalización que había traído la Nueva Política Económica (NEP) aplicada a partir de 1920, con la que se procuró atenuar las hambrunas y alzamiento sociales motivadas por las acciones contra los campesinos que se aplicaron desde 1917 y desechó las propuestas de ampliación de esa apertura planteadas, entre otros, por Nicolai Bujarin, uno de tantos fundadores del Partido Socialdemócrata Ruso (Bolchevique) asesinados por el stalinismo.
  • Una de las expresiones de esa orientación de Stalin – formulada teóricamente en su libro “Economía y Política en la Época de la Dictadura del Proletariado” – fue la feroz estrategia de industrialización forzosa de la URSS que posibilitó que el país ingresara en la sociedad industrial de su tiempo y que en muchos aspectos fue similar a la modernización de Rusia que impulsaron el zar Pedro I y la zarina Catalina.
  • Ese proceso stalinista de industrialización y la guerra civil contra el campesinado que conllevó, tuvo como resultado una extendida hambruna provocada por la destrucción del sistema de producción agrario en las feraces tierras negras de Ucrania y las praderas del suroeste de Rusia, que no fueron capaces de paliar las granjas cooperativas (koljoses) y granjas colectivas (sovjoses) con las que se buscó reemplazar a los campesinos (mujiks), asesinados en masa.
  • Esa crisis alimentaria estructural se agravó aún más después de 1942, cuando la invasión alemana acentuó en Ucrania y el suroeste de Rusia los daños que ya había causado el stalinismo y los efectos políticos, sociales y económicos deletéreos de esa crisis alimentaria afectaban a una población que ya había padecido severas hambrunas de resultas de la Primera Guerra Mundial y de la Guerra Civil que siguió a la Revolución Bolchevique de 1917.
  • Ante ese cuadro, Stalin y quienes le servían en el Politburó del PCUS y la conducción del Estado, asumieron que para afrontar la defensa y consolidación de la URSS debían contar con suficiente “munición de boca” – que era como Napoleón Bonaparte designaba a los alimentos – para dar de comer al pueblo soviético y que no era posible lograrlo en un tiempo adecuado mediante la recomposición de la capacidad productiva propia.
  • De ahí que la nomenklatura stalinista tomó la decisión estratégica de importar las materias primas alimenticias que permitieran atender la demanda del pueblo soviético, contando para cubrir los costos de esas importaciones, con las divisas que podrían obtener exportando bienes industriales y/o materias primas de las que tenían excedentes (petróleo, oro, etc.). 
  • Para lograr ese objetivo estratégico vital, en la situación internacional de la GF, la URSS no podía obtener insumos alimenticios de los exportadores que eran sus enemigos (Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Europa Occidental) y por ello la única alternativa de provisión que quedaba era la Argentina.
  • Por tanto, el objetivo esencial de la estrategia soviética hacia la Argentina durante la GF fue que nuestro país fuera un proveedor confiable de alimentos en cantidad y precios adecuados a las necesidades de Moscú.
  • Los antecedentes históricos que fundaban el sentido de esa estrategia se remontan a la década que va de 1920 a 1930, cuando los gobiernos de Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear establecieron relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y comenzaron las vinculaciones económicas entre Moscú y Buenos Aires, muchas de las cuales pasaban por Varsovia.
  • Esa relación económica se acentuó dada la apertura comercial al mundo que significó la NEP (Nueva Política Económica) con la que Lenin, en 1920 trató de reparar los daños que habían provocado en la economía la revolución y la guerra civil.
  • Así, petróleo soviético ya venía a nuestro país, complementando los primeros pasos de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) que por esos años se había creado a impulso del general Enrique Mosconi, al tiempo que la URSS compraba carnes y otras materias primas argentinas y buena parte del soporte financiero de ese intercambio se realizaba a través del Banco Polaco, institución creada y conducida por varias familias judías y que con los años se convertiría en el Banco Mercantil.
  • Por lo demás, los miembros de la nomenklatura soviética, encabezados por el propio Stalin, entendieron que una condición necesaria para lograr ese objetivo era evitar que la Argentina consolidara una alianza estratégica con Estados Unidos, su principal enemigo en la Guerra Fría.
  • De ahí que un eje permanente de la operaciones soviéticas en la Argentina tendió a evitar que se afianzaran en nuestro país un sistema político democrático y un sistema de economía libre, en tanto ello facilitaría la perspectiva de una alianza entre Buenos Aires y Washington, lo que pondría en riesgo la continuidad y ampliación del intercambio comercial argentino – soviético.
  • En esa estrategia, basada en lo que los dirigentes soviéticos consideraban que era la defensa de los intereses permanentes de la URSS, las cuestiones ideológicas no eran más que una excusa que podía ser usada o dejada de usar, conforme lo aconsejaran las circunstancias.
  • Para alcanzar ese objetivo estratégico esencial, las operaciones soviéticas en la Argentina priorizaron la expansión tan amplia como fuera posible de su influencia en los ámbitos locales de poder.
Esa búsqueda de influencia tendió a ocupar posiciones de dominio en los sistemas de representación generadores de consenso (en el sentido gramsciano del concepto) tales como la educación, los medios de comunicación y el arte; sin descuidar el desarrollo de operaciones de influencia y cooptación en otros ámbitos de poder como las Fuerzas Armadas, los círculos empresarios y las organizaciones políticas.

Offnews.info (Argentina)

 


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