"A partir de hoy, se seguirá brindando el servicio de protección para evitar que otros grupos penetren al territorio michoacano", advertían en una de las pancartas que colocaron para darse a conocer el pasado 10 de marzo. "Estaremos a la orden de la sociedad michoacana para atender cualquier situación que atente contra la integridad de los michoacanos".

Toman el nombre de la orden militar cristiana de la Edad Media, pero la compasión no está entre sus virtudes. Manejan los modos y el lenguaje místico-religioso del disuelto cártel de la Familia Michoacana, de la que son herederos después de que el grupo se dividiera tras la muerte de su líder, Nazario Moreno González, alias 'El Chayo', en un operativo militar.

Prometieron hace una semana "salvaguardar el orden, evitar robos, secuestros, extorsiones" y blindar a Michoacán de posibles incursiones de organizaciones rivales, entre las que figura el grupo de Los Zetas. Se desconoce si sus primeras dos víctimas pertenecía a este cártel rival.

Según los datos difundidos en la capital, el cuerpo de uno de los ejecutados, de unos 30 años, tenía un balazo en la cabeza, pero el segundo no presentaba ninguna herida de arma de fuego.

El año pasado, La Familia Michoacana, una organización dedicada al tráfico de drogas tradicionales y sintéticas, propuso al gobierno retirarse de sus negocios si las autoridades se comprometían a garantizar la seguridad de la población del estado.

Su líder fue abatido por los militares el pasado 9 de diciembre, aunque su cadáver nunca apareció. Las autoridades aseguraron entonces que sus compibches se llevaron el cuerpo en su huida. Su muerte originó una manifestación sin precedentes en favor de los 'narcos'.