En los departamentos, la narcoeconomía dista de los capitales tradiciones y golondrinas los cuales invierten en la extracción de los bienes y servicios naturales (minería e hidroeléctricas), monocultivos y en el sector terciario. La necesidad de lavar el dinero producto del trafico de drogas hace que se invierta en actividades que van desde contrabando, agroexportación, hotelería, transporte, construcción, juegos de azar, hasta equipos de fútbol.

En los pueblos hay hoteles con servicios cinco estrellas con precios baratos. Existen turicentros y condominios impresionantes. Asimismo, hay una diversificación de las actividades de agroexportación producto de esas inversiones.

Los grupos de narcotraficantes hacen relaciones públicas de manera elocuente y generosa, como cualquier gran empresa. Van desde el financiamiento de candidatos a la alcaldía, diputaciones, hasta los que aspiran a representar la unidad nacional.

Así como Pablo Escobar regalaba campos de futbol, casas y hacía donaciones a los políticos y a la Iglesia, lo mismo sucede en el país. Es común escuchar en los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Alta Verapaz, Izabal, Zacapa o Chiquimula, los nombres de los políticos que llegaron a visitar a los narcos.

En el caso del futbol, son un secreto a voces los equipos financiados o propiedad de grupos de narcotraficantes. En los departamentos hay instalaciones deportivas muy atractivas. El estadio con mayor capacidad, después del Mateo Flores, se ubica en un municipio de la Costa.

Así como en México, son notorias las donaciones de los narcos para construir hermosas iglesias, como en Hidalgo, en cuyo frontal se despliega una placa de agradecimiento para el capo de Los Zetas. En el país no nos quedamos atrás. En occidente existen construcciones de templos católicos y evangélicos dignas de llamarse casa de “Dios”.

La respuesta de un líder religioso, a si era moral emplear dinero ilícito en la construcción de iglesias, fue la siguiente: cuando María Magdalena le lavó los pies a Jesús con un costoso perfume, él no preguntó de dónde provino el dinero para comprarlo”. “No hay razón para quemar dinero solo porque su origen sea malo. Uno tiene que transformarlo para el bien de la humanidad”.

Lo negativo de la narcoeconomía gira en que cuando se lava el dinero en bienes raíces se crea una burbuja especulativa. Asimismo, los negocios creados para lavar dinero reemplazan a los lícitos, pues no se puede competir con quien tiene el lucro asegurado por fuera de la actividad. Es decir, ante la incapacidad de competir, los negocios normales cierran.

Es difícil medir la participación real del narcotráfico en la economía, y resulta muy atrevido enmarcar todo lo que huela a crecimiento dentro de los prodigios de la narcoeconomía.

**Vinicio Sic

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