La propuesta centroamericana de iniciar un debate regional orientado a una eventual legalización de la producción y comercialización de las drogas actualmente prohibidas, dependerá de la voluntad política de Estados Unidos, Brasil y el respaldo de las naciones andinas.
Fuentes
diplomáticas consultadas por ANF dijeron que es poco probable que en la próxima
Cumbre de las Américas, a celebrase entre el 9 y 15 de abril en Cartagena de
Indias, la propuesta presidencial centroamericana prospere, “a menos que
Washington la respalde” y tenga el apoyo de países de influencia regional como
Brasil.
Los
presidentes de Guatemala, Otto Pérez, y El Salvador, Mauricio Funes, apoyados
por la mandataria costarricense, Laura Chinchilla, y la expresa simpatía de
Juan Manuel Santos, de Colombia y de la canciller mexicana, Patricia Espinoza,
han propuesto iniciar “un debate serio y riguroso” para la despenalización de
la drogas ilícitas.
Según la
previsión diplomática, poco optimista sobre el asunto, “es posible” que la
propuesta centroamericana ingrese en el capítulo de seguridad ciudadana y lucha
contra la delincuencia internacional, uno de cuatro principales temas de la
agenda.
En los
pasados 40 años la política antidrogas de Estados Unidos se centró en la lucha
policial y militar contra el narcotráfico cuyos resultados son criticados por
la falta efectividad y han sido calificados como “un fracaso” debido al aumento
del tráfico y consumo, ligado a la escalada de violencia y corrupción.
Las
fuentes diplomáticas consultadas prevén que en un año electoral la
administración estadounidense no se embarcará en un proyecto regional
complicado, aunque se observa cierto cambio en el tono guerrerista de
Washington.
Barack
Obama, por primera vez, ha aceptado que la tragedia de la drogadicción tiene
raíces sociales y la ayuda antidrogas a los países productores y de tránsito se
ha recortado en un 13 por ciento en el presupuesto federal para 2013.
Sin
embargo, la tendencia regulacionista ya tiene base en Estados Unidos donde 13
estados ya tienen aprobado el consumo de marihuana con fines medicinales y
California podría legalizarla en las elecciones generales de noviembre próximo.
El influyente
columnista, John Stossel, se hace eco de las miles de voces internas y externas
y asegura que “la prohibición no funciona” y sugiere seguir el ejemplo de
Portugal, donde el comercio de drogas declaradas ilegales está reglamentada y
no ha causado daños traumáticos como temen los contrarios a la despenalización.
Holanda
es otra nación europea que tiene desde hace años normas para el comercio de
drogas prohibidas.
En la
reciente reunión de la Comisión Global Sobre Políticas de Drogas, en la que
participaron personalidades como los expresidentes César Gaviria (Colombia) y
Fernando Enrique Cardozo (Brasil), se expresó la dramática interrogante: ¿vamos
a seguir poniendo nosotros tantos muertos porque ellos no sean capaces de
discutir el problema”.
La
¨narcoguerra”, protagonizadas por sanguinarias mafias como las mexicanas, ha
ocasionado en los últimos seis años alrededor de 60.000 muertos en México y
Centroamérica.
Antonio
María Costa, director antidrogas de Naciones Unidas, afirmó en un informe que
“la mafia se ha globalizado y convertido en uno de los mayores poderes del
mundo” con ganancias estimadas en 72.000 millones de dólares anuales.
El
consumo de opiáceos aumentó en un 35 por ciento entre 1998 y 2008 en los países
con alta demanda, con unos 17,3 millones de dependientes, mientras que el de la
cocaína creció en ese mismo periodo un 27 por ciento con 17 millones de
consumidores, de los cuales seis millones están en Estados Unidos, mientras que
la marihuana experimentó un alza de ocho por ciento con 160 millones de
consumidores.
En
Estados Unidos existen influyentes voces a favor de la despenalización como el
reconocido economista Milton Friedman que calcula que la despenalización podría
“crear desbocamiento” pero tendería a estabilizase como ocurrió con el alcohol
después de la prohibición de los años treinta.
Las
fuentes consultadas por ANF en Washington prevén que a pesar tibio eco al
clamor centroamericano, la propuesta de Pérez y Funes será de todos modos “una
papa caliente” en la Cumbre de las Américas.