Los precios del crudo casi se han duplicado desde que el G8 se reunió el año pasado en Alemania, y los consumidores desde la Patagonia a California están reaccionando ante los niveles que han alcanzado los precios de los combustibles y derivados. Los líderes de estas naciones sienten que tienen por delante un problema que los afecta directamente y que deben abordar la situación para precisar sus verdaderas causas y posibles soluciones, para garantizar crecimiento económico, baja inflación y seguridad de fuentes energéticas.

Una de las conclusiones de ésta reunión de Japón, es el convencimiento que las causas de los altos precios del crudo y derivados, no se deben principalmente a que los "especuladores del mercado de futuros de petróleo", son los responsables de las altas cotizaciones. Ninguno de los gobernantes del G8, seriamente cree, que los altos precios sean una consecuencia de operaciones especulativas, sino un reflejo que no es otro, que un cercano balance entre la oferta y la demanda. Una fuerte demanda de petróleo, gas, carbón y electricidad en países emergentes, particularmente en China, India, Medio Oriente, e incluso en países petroleros como Rusia, han presionado la industria mundial de petróleo más allá de sus capacidad instalada y cónsona con el ritmo de crecimiento de la demanda. Problemas de índole político y de seguridad jurídica de inversiones en el sector, en países como: Irán, Iraq, Nigeria, Venezuela y Rusia ha sumado a la reducción de suministro e inversiones requeridas. Esto no sólo se ha reflejado en los precios del petróleo y combustibles a nivel mundial, sino también en los precios del gas y el carbón, que han subido incluso mucho más este año que los precios del crudo. El presidente de Rusia Dmitry Medvedev, el segundo país productor de petróleo del mundo, esta preocupado acerca del efecto que el boom de los precios del petróleo tiene sobre su economía , y la evidencia que después de más de una década  de crecimiento de la producción , ésta a comenzado a mostrar signos de reducción. Por ello, no es de extrañar que el presidente de Gaspron, la poderosa empresa rusa del petróleo y el gas, pronosticara que los precios del crudo podrían ubicarse en los $250.00 por barril.

En el mediano y largo plazo la capacidad de la industria se expandirá. Nuevas exploraciones en tierra y costa afuera se efectuarán, nuevas refinerías se instalarán y pondrán a producir y el personal se capacitará, pero el cambio estructural de la demanda energética es tan vigorosa que la capacidad de la industria es probable que mantenga los niveles de suministros reducidos por los años por venir. Por ejemplo, hoy China por cada 1.000 habitantes, 10 de ellos posee carro; en India 12 por cada 1.000. El promedio  mundial es de 111 por cada 1.000 habitantes y en los Estados Unidos 760 por cada 1.000. Un incremento modesto en China e India a los niveles promedio mundial de tenencia de vehículos, tendría un impacto importante en la demanda de petróleo y derivados.

Algunos analistas piensan, que ante un aumento mayor de los precios, la variable servirá para destruir demanda. Hay algunas señales de reducción de consumo de gasolina en los Estados Unidos, como consecuencia de precios del galón por encima de los $400. Otro factor que pudieran producir precios muy elevados del petróleo y derivados, es el estimulo al desarrollo de energías alternativas, que ante altos precios del crudo se harían económicamente factibles. Energía solar, eolica, carbón liquido, hidrogeno, biodisel y nuclear serían fuentes de energía sustitutivas. Algunas importantes compañías multinacionales petroleras ya están evaluando seriamente el desarrollo de energía nuclear, como una forma de posicionarse en el futuro como empresas energéticas integrales, ante una realidad de la declinación de sus reservas petroleras y lo cada vez más costoso que representa extraer un barril de petróleo. En la próxima entrega me referiré a como algunas grandes empresas petroleras están  evaluando y avanzando en la utilización de energías alternativas, particularmente nuclear.

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