A pesar de la cooperación México-Estados Unidos en materia de seguridad, aún persisten dejos de una profunda desconfianza mutua que el narcotráfico está explotando a su favor.
El ejemplo más reciente ocurrió hace una semana, cuando una unidad del Ejército mexicano detuvo y encañonó a un agente de la Patrulla Fronteriza en territorio estadounidense. El agente fue liberado hasta que demostró su identidad y dijo que el lugar donde se encontraban no era México sino parte de la reserva territorial de la nación india Tohono O’odham, en Arizona, unos 150 kilómetros al suroeste de Tucson. De acuerdo con una narración del incidente, publicada en la página de internet de la sección 2544 del Consejo Nacional de Agentes de la Patrulla Fronteriza, los soldados mexicanos bajaron las armas y retrocedieron a su país cuando llegaron más refuerzos de la agencia estadounidense.
Según el diario Washington Times, un diario conservador de la capital estadounidense que cubre normalmente asuntos de inteligencia y seguridad nacional, han ocurrido 200 incursiones de unidades militares mexicanas en territorio estadounidense desde 1996.
Ricardo Alday, el portavoz de la embajada mexicana, declaró al Washington Times que las incursiones tanto de soldados y policías mexicanos como de sus homólogos estadounidenses al otro lado de la frontera eran esporádicas y accidentales.
El tema de las incursiones resurgió hace unas semanas, en una reunión realizada en Washington, DC, en la que un grupo de académicos, diplomáticos, militares y funcionarios de Estados Unidos, Canadá, Centroamérica, el Caribe y México, entre los que se encontraban representantes de la embajada mexicana y de la Armada de México, analizó la Iniciativa Mérida, cuyos fondos estaban aprobándose en esos momentos en el Congreso estadounidense.
Aunque la discusión fue franca y hubo un cruce de críticas, los representantes del gobierno mexicano prefirieron no responder en esos momentos a la afirmación de que presuntas unidades del Ejército mexicano han incursionado decenas de veces en territorio estadounidense para proteger operaciones de narcotraficantes.
Según fuentes diplomáticas mexicanas, México y Estados Unidos deben avisar con antelación a su similar que una unidad militar se va a aproximar a la zona fronteriza. Pero ese mecanismo binacional no parece funcionar bien, y existe un grado de riesgo de que ocurran enfrentamientos entre tropas mexicanas y agentes estadounidenses y tropas de la Guardia Nacional.
El acuerdo tampoco sirve para impedir que el narcotráfico aproveche esa desconfianza mutua para provocar un incidente armado y exacerbar las contradicciones binacionales. Los narcos tienen a ex militares en sus filas y disfrazan a sus propias células con uniformes y vehículos característicos de las Fuerzas Armadas mexicanas. Eso, lamentablemente, es lo que está sucediendo en la frontera.
jlsierra@hotmail.com
Especialista en temas de seguridad y fuerzas armadas