La seguridad pública es una tarea de corresponsabilidad de las autoridades políticas administrativas, de la fuerza pública (la policía y el ejército) y la ciudadanía. En Colombia así se entendió y se quiso romper y se rompió con “ese triángulo que se vendió en algún momento y que es el del policía, el juez y la cárcel” para presuntamente solucionar el problema de la inseguridad.

El general Parra Garzón no acepta que la falta de una cultura social de denuncia de los delitos sea una de las causas del crecimiento de los índices de seguridad en una ciudad o un país.

De entrada y tajante, sostiene que lo que él llama círculo virtuoso comienza en la actuación de las autoridades y que éste es un fundamento de la política del Estado colombiano en el combate al crimen.

“Déjenme hacer un poco referencia a lo que nosotros llamamos el círculo virtuoso de esa seguridad prospectiva. Estamos plenamente convencidos que ese círculo arranca en la actuación de quienes tienen la responsabilidad de la seguridad y, cuando estamos hablando de seguridad ciudadana, le hemos dicho a nuestro personal que es responsabilidad nuestra como policía construir ese círculo de la seguridad.

“¿Qué es eso? Es una buena actuación del policía y eso puede ser válido o de hecho es válido para cualquier funcionario público. Entonces una buena actuación del funcionario genera credibilidad y confianza en la ciudadanía; credibilidad y confianza que permiten la cercanía que a su vez nos permite a nosotros conocer qué está pasando en el interior de la comunidad. Conociendo lo que está pasando al interior de la comunidad, entonces hay una buena labor preventiva que hace que los índices de criminalidad disminuyan; consecuentemente, la percepción de seguridad crece”.

“Así hay que tener muy en cuenta —sigue el general Parra Garzón— que cuando la percepción de seguridad es creciente a nivel local, regional o nacional, se hacen muy atractivos el país o la región o la parte local para la inversión. Y a mayor inversión que se tenga en un país es lógico que los gobiernos locales o nacionales van a tener una mayor posibilidad de recibir impuestos, regalías, de captar dinero y van a tener mayores posibilidades de atender la problemática social. Cuando la problemática social es debidamente atendida, la parte delincuencial producto de la desatención de lo social tiende a desaparecer y nosotros, el círculo lo cerraríamos ahí, diciendo que en ese momento es cuando tenemos una institución posicionada, confiable, creíble. Éste es el círculo que queremos mantener y que nuestros policías perfectamente conocen”.

A diferencia de México, en Colombia sólo existe una policía, la Nacional, o mejor dicho, diversas policías que tienen a su cargo diversos sectores, regiones, áreas (urbana, rural, antisecuestros, turística, aeroportuaria, aduanal, vial, etcétera) bajo un mando único a escala nacional, coordinado también con la Comandancia de las Fuerzas Armadas y todos encuadrados en el Ministerio de Defensa, encabezado ahora por un civil, Juan Manuel Santos.

Dice el subdirector general de esa corporación: “Las policías nacionales de cada uno de los países son interesantes en la medida en que cada país las construya de acuerdo con sus necesidades. No me atrevería a decirles que hay modelos válidos para copiar de un país a otro. Las policías se tienen que hacer con base a las exigencias del entorno. Por eso hoy en día sostenemos que nuestra institución ha sido exitosa porque de siempre ha tenido una apertura total a la crítica, a la autocrítica, y eso nos ha permitido ir a un alto grado de adaptabilidad al entorno, sea cual fuera donde nos ha tocado desempeñarnos”.

La policía unificada, informa, significa que así como se pueden encontrar policías que están perfectamente capacitados para trabajar con la infancia, también hay elementos perfectamente entrenados para combatir la subversión y los flagelos derivados del narcotráfico.

“Queremos un policía cercano, confiable, y eso es lo que nosotros estamos trabajando hoy en día. Pero de la misma manera si nosotros tuviésemos que ir al centro de operaciones de la Policía Nacional, ahí nosotros estamos formando, capacitando policías para que puedan enfrentar las bandas criminales o la guerrilla, que son manifestaciones estimuladas o incentivadas básicamente por el tema del narcotráfico”.

Otra de las ventajas de esa coordinación, dice, es que la policía sea nacional.

“Porque los lineamientos, la política, la doctrina, las órdenes se emiten desde el nivel central y son de obligatorio cumplimiento para todo el país.”

Uno de los principales delitos que ha combatido la Policía Nacional de Colombia es el del secuestro. De acuerdo con las estadísticas del general Parra Garzón, en el año 2003, en Colombia hubo dos mil 121 secuestros y en 2007 fueron 521.

Advierte que estas cifras sólo son una referencia. Ante ello, en la política de Seguridad Democrática del gobierno Álvaro Uribe la mayor responsabilidad y el mayor peso específico en esa situación recayó en las fuerzas militares.

“La preocupación de la gente estaba centrada básicamente en la problemática de orden público, en los secuestros o en las carreteras, en los asaltos a las poblaciones, en el alto número de homicidios”, explica. “Había una preocupación por la situación de orden público, y hemos logrado recuperar el control territorial, recuperar la institucionalidad.”

Recuerda que había aproximadamente 170, de los mil 99 municipios, sin presencia policiaca. Hoy asegura que todos los rincones de Colombia están vigilados.

Además, ningún alcalde despacha fuera de sus regiones, como ocurría en años anteriores, cuando casi 50 por ciento de ellos vivían fuera de la demarcación que supuestamente gobernaban.

Para ello, la Policía Nacional ha creado 329 nuevas unidades, lo que por supuesto ha implicado la asignación de mayores recursos públicos.

El general Parra dice que con la disminución de la criminalidad se ha incrementado la credibilidad y la confianza de la ciudadanía. Se ha incrementado la cercanía.

Dice también que la policía se enfrentan actualmente con grupos criminales que aplican técnicas de tipo empresarial, que diversifican sus productos e inversiones cuando son atacadas.

“Todo eso lo conocemos perfectamente, ellos también se van moviendo, se van adaptando a ese entorno y van a recurrir, por llamarlo de alguna manera, a las estrategias más perversas que uno pueda conocer.”

Y es aquí donde regresa al caso de México: “Ustedes lo están viviendo. He sido enterado que ya se han presentado esas situaciones de terrorismo indiscriminado en concentraciones de personas y eso es típico de esas manifestaciones de estas organizaciones criminales”.

Reitera también que otro elemento que incrementa la violencia es la disputada entre organizaciones criminales por territorios ya ocupados o nuevos en su actuar ilegal y en este caso también recurren al terrorismo.

“Hoy nosotros sabemos que dentro de esa adaptación al entorno hostil que les hemos planteado a esas organizaciones criminales, se han adaptado y nos presentan unos nuevos retos. Podría decirles que esos nuevos retos se orientan a generar actos de terrorismo de una baja intensidad, pero de un terrorismo indiscriminado que afecta a la comunidad, que entonces empieza a preguntarse ¿qué está pasando con las instituciones que son las que tienen la responsabilidad de defenderme?”

“En nuestro caso hemos visto que ese terrorismo de baja intensidad obedece al objetivo de presionar pagos de extorsiones. Lo tenemos claro y la ciudadanía también, y no les vamos a hacer el juego nunca más a esas organizaciones terroristas, llámese narcotráfico o llámese guerrilla.”

E insiste en que para lograr el éxito en esta lucha es necesario que una convicción total de la corresponsabilidad en materia de seguridad.

“Los resultados los van a obtener o los obtendrá cualquier país, no solamente el suyo, en la medida que haya una voluntad política contundente.”