Nueva demostración de fuerza del régimen delirante de Robert Mugabe. El dictador de Zimbabue aprovechó ayer la fastuosa celebración de su 85 aniversario para lanzar una nueva amenaza a los pocos granjeros blancos que siguen en posesión de las tierras que un día convirtieron al país en el motor exportador del sur de Africa.«Los granjeros que tuvieron esas tierras ahora asignadas a otras personas deben respetar la ley y abandonar esas granjas», exclamó exultante el líder que llegó al poder en 1980 prometiendo la redistribución de las tierras entre los pobres y que 30 años después lo único que ha hecho es repartirlas entre sus lacayos.

Rodeado de sus fieles en su feudo de Chinhoyi, su pueblo natal a 120 kilómetros al oeste de Harare, el dictador calificó de «sinsentido» la resolución del tribunal de la Comunidad para el Desarrollo de Africa Meridional, que el año pasado calificó de ilegales las confiscaciones de fincas a 70 granjeros blancos que recurrieron a esta instancia. En años, el régimen marxista de Mugabe ha desposeído a 3.700 granjeros, que se niegan a abandonar las tierras que compraron bajo las leyes de Zimbabue.

La confiscación ilegal de tierras -que empezó con la caótica reforma agraria de los 90, el punto de inflexión que marcó el inicio de la caída libre del país- no ha hecho más que aumentar desde la formación hace dos semanas del Gobierno de coalición, según denuncian los 300 granjeros que quedan en posesión de sus fincas. Las invasiones son vistas como una medida de presión de Mugabe para dinamitar el acuerdo de gobierno, que ha puesto fin a tres décadas de poder en solitario.

Con su habitual delirio de megalomanía, Mugabe celebró su 85 cumpleaños con 85 kilos de tarta, miles de langostas importadas, litros de champán francés, kilos de caviar y cientos de bombones Ferrero Rocher, delicias todas ellas que ni en sus mejores sueños la gran mayoría de los ciudadanos de Zimbabue puede degustar.La inflación del país más arruinado del planeta se mide por millones (231.000.000%), el paro afecta al 94% de la población, siete de los 12 habitantes del otrora jardín de Africa dependen de la ayuda internacional para sobrevivir y 4.000 personas han muerto de cólera desde agosto, una enfermedad que se evita con una barata vacuna.

Pese al desvarío, el partido en el poder, ZANU-PF, ha admitido que las donaciones para este año no han alcanzado ni de lejos las de anteriores celebraciones. Los festejos de ayer costaron 200.000 euros, lejos del millón de euros que se recaudó para el 84 aniversario del sátrapa. El primer ministro, Morgan Tsvangirai, que hace una semana calculó que harán falta 5.000 millones de euros para reconstruir el país, no acudió al evento, pese a haber confirmado su asistencia.

Mientras en casa el régimen confisca tierras y celebra sus victorias, en el exterior, pide ayuda para salir del callejón sin salida.La UE y EEUU le han cerrado el grifo hasta que no dé señal de cambio. No así los países de Africa del Sur, que el viernes anunciaron el envió de 2.000 millones de dólares.