Se pensaba que el problema era bilateral, entre los dos primeros, pero las declaraciones del actual canciller chileno, Mariano Fernández, de que un triunfo peruano en el litigio afectaría grandemente a una futura solución del problema marítimo boliviano encuadrada en un corredor al norte de Arica, determinó la inclusión de nuestro país en dicho asunto.

Lamentablemente, el gobierno nacional no tuvo la serenidad necesaria para analizar la situación y buscar entendimientos adecuados entre las tres naciones, con el fin de superar el diferendo y asegurar que éste no perjudicase a Bolivia. El presidente Evo Morales llegó a perder la compostura cuando el presidente peruano, Alan García, manifestó que Bolivia se había olvidado del tema marítimo.

Pareciera que hubo un mal entendido respecto a las declaraciones de Alan García. Probablemente él no se refirió al problema marítimo nacional en general, sino al corredor al norte de Arica. Y si así fuera, García tendría razón, pues el gobierno de Morales en los tres años que conversa con Chile, en ningún momento habló de ese sector. Prefirió aceptar la posición del ex canciller chileno, Foxley, de tratar la cuestión marítima por otras zonas, sin que haya ninguna cesión de territorios con soberanía.

Cabe señalar que el presidente Evo Morales manifestó en el Día del Mar que la salida al mar por el corredor era una solución, pero que existían varias más. ¿A cuáles se refería? Posiblemente a las que la reunión bilateral de consultas políticas trató el año pasado: una zona en Alto Hospicio, muy lejos de Iquique, y otra en Mejillones. Pero como se comentó en una nota anterior, estos absurdos proyectos quedarán en el papel porque no tendrán ninguna utilidad práctica; pero además, no se refieren al problema marítimo sino simplemente a mayores facilidades de acceso al mar.

Es menester que el gobierno del presidente Morales entienda que sólo hay dos soluciones al problema de nuestro enclaustramiento. La primera y más importante es el corredor al norte de Arica, porque colma la aspiración nacional de poseer una costa marítima soberana, comunicada con el país por un territorio igualmente soberano. Y la segunda, un enclave en territorio no comprendido en el tratado chileno peruano de 1929. Pero esta segunda tiene la limitación de que el enclave nunca estaría vinculado al país por un territorio soberano. Pero además, Chile reiteradamente ha manifestado que tampoco puede otorgarlo con soberanía. Por ello, no sería un arreglo satisfactorio para el pueblo boliviano. Pero el enclave podría ser útil como un complemento al corredor al norte de Arica, ya que podría servir para el comercio exterior del sur de nuestro territorio.

En consecuencia, la única solución factible y que cumple con las aspiraciones nacionales es el corredor al norte de Arica. Esto lo tenía muy presente Alan García cuando señaló que ella había sido olvidada por Bolivia. Pero ahora, con las significativas declaraciones del canciller Mariano Fernández que han recordado a su gobierno y también al nuestro, la importancia del corredor al norte de Arica, es de esperar que pronto éste ingrese en la mesa de las negociaciones que se están llevado a cabo con Chile.

Pero el gobierno de Evo Morales también debe comprender que atacando al presidente peruano no llegará a nada positivo y, por el contrario, creará resentimientos entre nuestros dos países. Lo lógico es que, aceptando las reiteradas declaraciones de Alan García en sentido de que su gobierno siempre ha estado llano a comprender y colaborar con la salida al mar para

Bolivia, el nuestro busque entendimientos amistosos y fraternos con ese hermano país, en base a un compromiso de que el litigio por la delimitación marítima entre Perú y Chile no afectará la salida al mar boliviano por el norte de Arica, sea cual fuere el resultado del litigio presentado a la Corte de La Haya.