Hoy incluso se han incrementado diferentes tipos de violencia hacia niños y jóvenes; y el consumo de droga y hasta el número de suicidios o muertes en accidentes viales también tienen que ver con el tema.
Si consideramos que la policía municipal es una policía preventiva, entonces es un error su desaparición. El combate al crimen organizado no es el único tema sobre la inseguridad, existen problemas cotidianos que preocupan más a los ciudadanos en relación con su entorno social: el robo de autos, el robo a transeúnte, a casa habitación y los secuestros en diversas modalidades. Otros temas que enfrentamos como sociedad y que tienen relación con la inseguridad son la cultura de la violencia en diferentes proporciones, hoy incluso se han incrementado diferentes tipos de violencia hacia los niños y los jóvenes; y el consumo de droga y hasta el número de suicidios o muertes en accidentes viales también tienen que ver con el tema.
El sistema de la policía estatal ya se ejerce aquí en la Ciudad de México. La policía delegacional no existe porque las delegaciones no tienen facultades homologadas como los municipios; el control de la policía está bajo el mando del secretario de Seguridad Pública y el jefe de Gobierno.
Hoy, este sistema se pretende implementar en los 31 estados de la República y quizás, en la vista inmediata de los ciudadanos, la percepción es que existirá un mayor control de los cuerpos policiacos, pero la seguridad pública que mayor éxito ha tenido en diversos países de sistemas democráticos es la que se sustenta en dos ejes de trabajo: el coercitivo y el preventivo.
La policía estatal y la federal deben tomar las funciones punitivas y de reacción, pero la policía municipal tiene que ser una policía preventiva para atender delitos menores o del ámbito del juez cívico que aquejan de forma cotidiana a los ciudadanos y que seguramente no tendrán posibilidades de enfrentar los policías estatales bajo el mando del gobernador o la policía federal bajo la coordinación del secretario de Seguridad Pública o de la policía ministerial.
El policía municipal, comunitario o delegacional tiene que ser un policía ciudadano que todos conozcan y que mantenga un vínculo que permita el orden en lo inmediato y el buen gobierno. El policía municipal, comunitario o delegacional debe ser un policía que con su presencia inhiba la comisión de delitos como la venta de droga fuera de las escuelas e incluso atender tareas viales previniendo accidentes o actos de violencia entre los escolares. La policía preventiva y la policía que tiene funciones más especializadas tendrán que utilizar la herramienta de la política para reunirse y coordinar acciones en conjunto con los gobiernos estatales y municipales para caminar todos bajo un objetivo central que es el de disminuir los índices de inseguridad en todos los términos y principalmente en aquellos problemas que más preocupan a los ciudadanos de toda la República.
Por supuesto que existen otros elementos preventivos de la comisión de delitos relacionados con las funciones de gobierno como son una calle o una carretera iluminada y bacheada; un parque, una cancha de futbol o de básquetbol o una alberca en una comunidad inciden en la motivación deportiva y recreativa de los jóvenes. Un profesor que desde la esfera educativa hace su papel de guía moral en las escuelas de nivel preprimaria, primaria y secundaria con conceptos de ética y pertenencia a la comunidad para generar una cultura de la legalidad. Una evaluación semanal y mensual en donde los ciudadanos por medio del sector educativo, empresarial o comercial, religioso y social puedan emitir sus opiniones y dar seguimiento a las metas que se propongan alcanzar desde el ámbito preventivo en conjunto con los gobiernos municipales y estatales.
Es necesario que también el Poder Legislativo de cada estado participe en el seguimiento de las políticas de seguridad pública para impulsar desde el ámbito normativo los cambios que se requieran para alcanzar los resultados que beneficien a los ciudadanos.
Por último, en el ámbito federal, es indispensable aprobar esquemas de participación ciudadana, pero sobre todo que se apruebe la figura de la revocación del mandato para que no exista indolencia y omisión desde ningún ámbito de gobierno, para encabezar la coordinación y liderazgo que les corresponde asumir de forma responsable y solidaria ante los ciudadanos que los eligieron.
Maestra en derecho constitucional por la UNAM
ruthzavaletas@yahoo.com.mx