A pesar de las opiniones escépticas o francamente adversas de muchos expertos y de los riesgos que implica para la seguridad nacional y la democracia, la iniciativa de la llamada "policía única" impulsada por Felipe Calderón y sus allegados continúa viento en popa, cuando en realidad tanto el Congreso como la sociedad deberían analizar con lupa los pros y contras de esta propuesta.

El primer elemento a considerar es que la iniciativa de crear un mando único en la policía federal viola el artículo 115 constitucional, ya que suprime las atribuciones de las autoridades municipales en materia de seguridad.

En este sentido, la Asociación de Municipios de México (que agrupa a más de la mitad de los municipios del país), ha expresado que 90% de éstos se oponen al mando único, porque implica la desaparición de la policía municipal, que es indispensable para las labores de gobierno a nivel local.

Además, ha señalado que los 160 mil policías municipales que existen a nivel nacional quedarían desempleados y muchos de ellos pasarían a las filas de la delincuencia.

Otro aspecto que no por obvio debemos soslayar, es la evidente corrupción que impera en la policía federal —que sin duda es la institución que agruparía al resto de las policías del país—, cuyos mandos y tropa aparecen prácticamente todos los días en las primeras planas de los diarios, no por sus méritos en el combate al crimen organizado, sino por su participación en éste, ya sea como empleados de delincuentes o como implicados directamente en secuestros y otros delitos, como el pernicioso "cobro por derecho de piso" en varias plazas del país.

¿Qué le espera a México si este tipo de corrupción se generaliza? No es que alguna de las múltiples corporaciones policíacas nacionales esté libre de corrupción, pero cuando menos hoy día tienen intereses contrapuestos que en muchos casos funcionan como contrapeso.

Tampoco debemos olvidar que los elementos de la policía federal (por más que ésta sea una especie de "guardia nacional") no están sujetos a una disciplina tan rigurosa como los integrantes del Ejército o la Armada.

Por otra parte, la creación del mando único implica un obstáculo al federalismo, cuando éste no ha acabado de consolidarse en nuestro país.

Para nadie es un secreto que los conservadores mexicanos (hoy afiliados al PAN) han combatido al federalismo desde nuestros inicios como nación independiente, porque éste implica necesariamente la diversificación y liberalización del país.

Y deliberadamente o no, la militarización emprendida por Calderón debilita a las instituciones estatales y municipales fortaleciendo el centralismo, tendencia que se acentuaría con la creación de la policía única, porque implicaría la unificación de códigos penales a mediano plazo y a la larga de otras leyes y reglamentos.

En la práctica, sería una manera de anular a los municipios como forma de gobierno republicano y de abonar al restablecimiento de un Estado centralista.

Por todo lo anterior debemos preguntarnos si es conveniente dejar el mando unificado de las policías en un funcionario que se convertiría en una especie de "superpolicía"; si una policía en la que abundan indicios de corrupción debe encabezar al resto de las corporaciones policiacas; si vale la pena crear un monstruo policiaco en las condiciones actuales de fragilidad de las instituciones.

¿No estaremos lamentando mañana un suceso como el que estuvo a punto de costarle la vida y el poder, hace pocos meses, al presidente de Ecuador? ¿No podrán caer en la tentación, quienes actualmente detentan el poder, de usar esta "supercorporación" para "encauzar" en 2012 la voluntad popular? Por ello, si en realidad es indispensable establecer una policía única, hay que caminar con pies de plomo durante el proceso de su creación, y pensar muy bien los candados y contrapesos que se le deberán imponer. En lo personal, me inclino por emprender una reforma a fondo del poder judicial que acabe con la corrupción en este ámbito y erradique la impunidad, el verdadero cáncer que está acabando con nuestra nación.

*Periodista y escritor

josecabreraparra@hotmail.com