Ante esta "maravilla de país", ¿cómo es posible que más del 55% de los peruanos aptos para votar (recordemos que en ese país es obligatorio ejercer ese derecho) decidieran hacerlo por los "dos peores candidatos", por el cáncer y el SIDA como diría Vargas Llosa, por un militar golpista como Ollanta Humala y por la hija de un dictador y violador de derechos humanos como Keiko Fujimori? Como dijo un inexperto y aun novato político venezolano: ¿en Perú se quieren suicidar? Antes de tomar partido por sólo mirar unos fríos números, es menester entender un poco más la realidad del llamado "milagro peruano". 

Cuando vemos que una economía incrementa su PIB en casi 2.4 veces en 20 años; que los niveles de pobreza solo disminuyen en ese período en menos de 15%, abarcando en la actualidad a más del 35% de la población; que el desempleo se ubica en un elevado 10% y que el sector informal se ubica en un 60%, uno puede darse cuenta fácilmente que ese crecimiento económico experimentado en el Perú no ha permeado por igual a todos los peruanos; que las desigualdades continúan o en muchos casos se han empeorado y que por lo tanto debe haber un sector de la población no muy satisfecho con su actual situación. ¿Qué dicen las encuestas al respecto?: Solo un 15% de los peruanos cree que se gobierna para el bien de todos, el restante 85% percibe que se gobierna más en función de grupos de poder que de los intereses de la población. Además el 22% de los peruanos se encuentra satisfecho con la democracia, el índice más bajo de Latinoamérica. 

Veamos ALGUNOS indicadores de la Desigualdad en Perú: El sueldo del sector A es 20 veces mayor que el del sector E; los ejecutivos del sector minería ganan 23 veces más y los ejecutivos del sector financiero 17 veces más que el salario promedio de un obrero; el 10% de la población peruana se lleva más del 45% del ingreso nacional; entre 2001-2005 el PBI creció en 20%, no obstante, la pobreza se redujo sólo en 2.7%; Perú es el país con la mayor desigualdad en el acceso al agua potable en toda América Latina, con una brecha de 57%. Mientras que en cuanto a la provisión de electricidad es el tercero y la brecha alcanza el 55% (Fuente PNUD); la remuneración mensual REAL de los ejecutivos ha crecido anualmente un 2.8% entre 1996 y el 2008, mientras que la de los trabajadores se incrementó en 0.3% y la de los obreros en 0.2% durante el mismo período (Fuente Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo de Perú); mientras que en Lima la tasa de pobreza total es de 14%, en la sierra rural la incidencia llega a un alarmante 66% y "Entre los ´no pobres´, el 20% que está más cerca de la línea de pobreza tiene condiciones de vida prácticamente idénticas a las de aquellos que están debajo de la línea". (Fuente Pobreza, Desigualdad y Desarrollo en el Perú, Informe Anual 2009-2010, Oxfam). 

Conclusión: el crecimiento peruano no logró mejorarle a las clases más necesitadas la prestación de servicios como la educación y salud, ni tampoco le generó sueldos dignos. Es evidente que los asalariados peruanos se han enterado muy poco del crecimiento económico en su país. Ante estas cifras, ¿cómo se supone que iban a votar? Perú se me está pareciendo mucho a la Venezuela de 1998. 

Indudablemente es interesante (aunque peligroso) vivir en la bipolar Latinoamérica, una región que al analizarla se puede entender fácilmente porqué ganan Evo, Correa, Ortega, Lula, Humala-Keiko y Hugo Chávez: la impaciencia de los pueblos por una mejor calidad de vida, por participar en el reparto de una torta donde casi nunca los han invitado (e invitan muy pocos y siempre los mismos), los ha llevado a la desesperación. Como escribió Adolfo Figuera en su libro Crisis Distributiva en el Perú: "se da un fenómeno llamado crisis distributiva, que supone la caducidad de la tolerancia de los pueblos a la inequidad, que puede desembocar en escenarios conflictivos en busca de una mayor justicia distributiva". Es preocupante que la clase política venezolana a estas alturas del juego aún no entienda el mensaje. 

@luisoliveros13