Caracas -- América
Latina ha sido bendecida con una abundancia de recursos naturales, como
petróleo, cobre y tierra cultivable, y busca inversionistas y préstamos para
sacar provecho de ellos. China necesita las materias primas para mantener el
ritmo de crecimiento de su economía y tiene cerca de $3 billones en reservas
para invertir sin limitaciones.
Los intereses se han unido en una alianza creciente y poco ortodoxa, en la
que China presta e invierte miles de millones de dólares en distintos países de
América Latina a cambio de un flujo garantizado de materias primas, en
particular de petróleo.
Ofertas recientes han convertido a China en un financiador clave para los
gobiernos de Venezuela y Argentina. Al mismo tiempo, las compañías chinas han
asegurado una década de petróleo de Venezuela y Brasil, y un suministro
garantizado de trigo, soya y gas natural desde Argentina.
China está abriendo nuevos caminos al granjearse productos básicos en toda
América Latina mediante grandes préstamos, inversiones y otros arreglos
financieros, señaló Orville Schell, director del Centro de Relaciones entre
Estados Unidos y China de la organización Asia Society de Nueva York.
“No sé de ningún otro gobierno que haya hecho este tipo de aseguramiento de
derechos para materias primas y recursos naturales de manera sistemática en todo
el Tercer Mundo, como lo hace China, y ha utilizado toda una serie de nuevos
instrumentos financieros para ello” dijo Schell.
“China ha sido muy, muy prolífico en la dispersión de sus inversiones en
torno a Africa y América Latina, a pesar de que las condiciones no son ideales”,
acotó.
Ernesto Fernández Taboada, director de la Cámara de la Producción, la
Industria y el Comercio Argentino-China, dijo que el gigante asiático
simplemente trata de asegurarse los recursos que necesita para que continúe
creciendo su economía, la cual, según algunas estimaciones, superará a la de
Estados Unidos en el año 2020.
“Para China es una inversión estratégica de largo plazo”, dijo Fernández
Taboada. “Están pensando en el futuro, no en el día de hoy. Las inversiones en
petróleo son de 15 a 20 años”.
Algunas de las inversiones más grandes han ido a Brasil y Argentina, pero
China ha extendido préstamos aún más grandes a Venezuela, acordando proveer más
de $32,000 millones para el gobierno del presidente Hugo Chávez.
Venezuela pagará su deuda con petróleo, y en cantidades mayores durante la
próxima década. La infusión de dinero rápidamente ha hecho de China el mayor
acreedor foráneo de Venezuela, lo que permite a Chávez aumentar el gasto antes
de las elecciones presidenciales del próximo año.
“¡Viva China!”, exclamó Chávez durante una reunión televisada con los líderes
de negocios de Beijing, dándoles las gracias por contribuir a establecer
fábricas de teléfonos móviles y a construir ferrocarriles y viviendas públicas
en Venezuela. “Estoy enamorado de China”, dijo efusivamente.
La relación es impulsada en parte por el afán de Chávez de formar alianzas
que excluyan a los Estados Unidos. Pero también es un buen negocio para las
empresas chinas: Venezuela dice que ha estado exportando a China unos 460,000
barriles diarios, alrededor del 20% de sus exportaciones de petróleo, de acuerdo
con cifras oficiales. Y espera duplicar ese volumen pronto.
“Venezuela tiene lo que a nosotros nos falta”, dijo Chen Ping, consejero
político de la embajada de China en Caracas. “Y también tenemos lo que les
falta; por ejemplo, la tecnología. Por eso, como existe la complementariedad
económica, podemos ayudarnos mutuamente”.
Los préstamos suelen ser asegurados con los ingresos por ventas de petróleo a
las compañías chinas, oficialmente a precios de mercado, aunque es posible que
haya descuentos en algunos casos, dijo Erica Downs, una experta del centro de
análisis Brookings Institution, con sede en Washington. Downs escribió un
informe difundido en marzo sobre acuerdos energéticos suscritos en todo el mundo
por el Banco de Desarrollo de China.
En muchos casos, el financiamiento se canaliza a través del Banco, bajo
control estatal, que ha trabajado con empresas chinas para asegurar los
suministros de materias primas.
Downs dijo que los préstamos otorgados son en sí una ventaja que facilita el
acceso privilegiado de empresas petroleras chinas a los proyectos locales. En
algunos casos, como en Venezuela y Argentina, los créditos se vinculan a la
contratación de empresas chinas para que lleven a cabo proyectos de obras
públicas para el gobierno prestatario.
Agregó que el financiamiento chino también ha sido único en los últimos años,
porque “prácticamente ninguna institución financiera estaba dispuesta a prestar
cantidades tan grandes de capital por plazos tan largos”.
Países como Venezuela y Ecuador de otra manera tendrían muy pocas opciones
para la obtención de esas grandes líneas de crédito, en parte debido a la
hostilidad de sus presidentes para con los prestamistas tradicionales, como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, resaltó Downs.
El Banco de Desarrollo de China se ha convertido en un conveniente
“prestamista de última instancia”, dijo Downs, y agregó que el gobierno de
Venezuela se ha convertido en el más grande prestatario extranjero de esa
entidad.
En Ecuador, la petrolera china PetroChina acordó en el 2009 prestar $1,000
millones a la empresa estatal Petroecuador, a cambio de entregas de petróleo. El
Banco de Desarrollo de China también acordó prestar 1.000 millones dólares el
año pasado al gobierno de Ecuador, que será cancelado a través de despachos de
petróleo.
La inversión directa de China ascendió a más de $15,000 millones en América
Latina y el Caribe el año pasado, lo cual representa 9 por ciento de la
inversión extranjera directa en la región, según un informe de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) difundido en mayo.
El informe dice que aunque Estados Unidos es todavía el principal origen de
inversión extranjera en Latinoamérica, China ha trepado al tercer puesto, detrás
de Holanda.
En Argentina, las compañías chinas incluso reemplazaron corporaciones
estadounidenses y británicas en el lucrativo control de recursos gasíferos y
petroleros.
El año pasado, la petrolera estatal China National Offshore Oil Corporation
(CNOOC) adquirió el 50 por ciento de la empresa familiar argentina Bridas Energy
Holdings Limited. El nuevo consorcio compró a su vez las acciones que tenía la
firma británica BP PLC en la productora de crudo y gas Pan American Energy, con
sede en Argentina. La empresa conjunta controla ahora un 18 por ciento de la
producción local de gas y petróleo.
En el 2011, Pan American Energy adquirió además los activos en refinación y
comercialización de combustibles que tenía la petrolera estadounidense Exxon
Mobil Corp. en Argentina, Paraguay y Uruguay. Eso incluyó más de 700 estaciones
de servicio y la antigua refinería Esso.
“Está claro que Estados Unidos sigue siendo el protagonista de América Latina
y lo seguirá siendo en el futuro previsible”, dijo Eric Farnsworth,
vicepresidente del Consejo de las Américas, un grupo empresarial con sede en
Estados Unidos. “Pero China tienen un papel importante en la escena ahora.
Fueron esas exportaciones de materias primas a China en los últimos cinco años
las que permitieron a América Latina capear la crisis económica”.
En Chile, una empresa china no sólo se aseguró el suministro a largo plazo de
productos básicos, también logró un precio más estable en los próximos años y
eludió las cotizaciones en el mercado, las cuales se han disparado debido, en
parte, a la demanda china.
En el 2005, China y Chile forjaron un acuerdo que contempla ventas, finanzas
e inversión por $2,000 millones que garantiza a China 836,250 toneladas métricas
de cobre por 15 años, a tasas semifijas en lo que entonces era el precio de
mercado de $2.07 la libra ($4.55 por kilo).
Codelco, la gigante estatal chilena que explota las minas de cobre conservó
el 100 por ciento de la propiedad de una de las minas más prometedoras del
mundo, luego que la empresa china Minmetals desistiera de su opción de compra,
un derecho adquirido en febrero del 2006.
En el acuerdo del 2006 se estableció como garantía del crédito que la empresa
china podía comprar el 49 por ciento de Codelco en la mina.
Los chilenos criticaron el acuerdo por considerarlo una amenaza para su
patrimonio y pidieron revisar el convenio en momentos que los precios del cobre
se dispararon. Ambas partes acordaron suspender indefinidamente los derechos y
obligaciones en torno a la opción de compra en el 2008 para defenderse de las
críticas, pero ahora que el cobre se comercializa a $4 la libra ($8.8 el kilo),
el mayor cliente de Chile sigue recibiendo miles de toneladas de cobre muy por
debajo del precio de mercado.
China también controla el 50 por ciento del yacimiento petrolífero más grande
de la Argentina: Cerro Dragón, y todas las reservas de petróleo y gas en la
provincia sureña argentina de Santa Cruz por los próximos 40 años, acuerdos que
se convirtieron en tema de campaña contra el gobierno en las elecciones
provinciales.
Durante una reciente visita a Brasil, Schell dijo que ha escuchado el recelo
de los empresarios acerca de un sistema en el que “Brasil envía sus recursos
naturales y China envía sandalias y bienes de consumo”.
Rubens Barbosa, embajador de Brasil en Washington de 1999 al 2004 y ahora un
consultor de negocios, dijo que los funcionarios brasileños se han quejado de
que las exportaciones baratas de China han destruido industrias nacionales, como
la fabricación de calzado y la textil. Brasil este año impuso aranceles
compensatorios a las importaciones de algunas fibras de China, justo cuando
China se convertía en el mayor socio comercial de Brasil.
“Con el comercio, tenemos un problema debido a la agresividad de las empresas
chinas”, dijo Barbosa. “Pero el gobierno todavía tiene mucho interés en estas
relaciones con China. China es ahora el principal socio de Brasil”.
Los vínculos comerciales de China con Brasil seguirán creciendo. Alrededor
del 14 por ciento de la producción de petróleo del país sudamericano fue a China
en el 2009, una porción que se espera se eleve porque la estatal petrolera
Petrobras firmó un contrato de 10 años con la estatal china Unipec Asia para
exportar 150,000 barriles de petróleo diarios en el primer año.
El acuerdo establece que la exportación será de 200,000 barriles diarios
durante los próximos nueve años. Al mismo tiempo, Petrobras tiene garantizado un
préstamo de $10,000 millones a plazo de 10 años con el Banco de Desarrollo de
China.
Petrobras dice que los acuerdos están separados y que el petróleo no se está
utilizando para pagar el crédito. Sin embargo, los acuerdos garantizan el acceso
chino a la producción de crudo de Brasil, la cual se encuentra en pleno auge y
promete dispararse después del hallazgo de una gran reserva en alta mar en el
2008.
China también ha participado activamente en toda Argentina. El Banco de
Desarrollo de China ha ofrecido un préstamo de $2,600 millones a 10 años para
renovar un sistema de trenes de carga que conecta Buenos Aires con gran parte de
Argentina.
En la provincia de Río Negro, la compañía Metallurgical Corporation of China
ha invertido $80 millones para reactivar una mina de mineral de hierro, en tanto
que Beidahuang Group ha prometido $1,400 millones en infraestructura de riego a
cambio de un contrato de 20 años para cultivar maíz, trigo, soya y productos
lácteos para los consumidores chinos en tierras que, sin el proyecto, serían
secas
Y en Tierra del Fuego, en el extremo sur argentino y de Sudamérica, las
compañías chinas invertirán $1,000 millones, no sólo para producir
fertilizantes, sino para construir una planta termoeléctrica, para la cual
Argentina se ha comprometido con China para proveerle de gas natural durante 25
años.
“Hace dos semanas nos visitó el ministro de comercio de china, junto con 60
empresarios, y es evidente que hay mucho interés en invertir en otras sectores”,
dijo Fernández Taboada. “Hay una expansión fundamental de China en
Latinoamérica. En todos los países, de México al sur”.
Según Schell, China recién esta empezando.
“Este momento es un verdadero punto de inflexión, en el que las inversiones
de China en materias primas y recursos extractivos de América Latina son apenas
la campanada inicial”, indicó. “¿Quién tiene el dinero? Ya no es Estados Unidos.
Es China. Es la próxima gran fuente (de inversión extranjera) que el mundo va a
tener que considerar en miles de formas”.