Los funcionarios del gobierno vieron en ese vídeo musical, en el que un río de sangre recorre la ciudad ensangrentando las manos de todos, "imágenes amarillistas de violencia". Onechot, en cambio, el reflejo de la inseguridad que asedia a los venezolanos, tal cual terminó ajustándole su cuenta al teñirle de rojo también a él. Las imágenes hieren; la violencia, más.
De acuerdo con las cifras oficiales aportadas por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, el año pasado hubo 18.850 homicidios en el país. La alarma se enciende: cada treinta minutos muere un venezolano. Sólo en enero de 2012 ocurrieron 1.347 crímenes, según el ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami.
"Déjenme presentarles a Caracas, embajada del infierno, tierra de asesinos y maleantes. Cientos de personas mueren cada semana, no vivimos en guerra, el país está lleno de locos. Tenemos más muertes que en Pakistán, Líbano, Kosovo, Vietnam y Afganistán", denunciaba Onechot en la letra de su canción escrita en inglés.
El director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), Roberto Briceño León, confirma: "Fueron más los homicidios en Venezuela en 2011 que todas las muertes de soldados y civiles en ataques suicidas en Irak durante la guerra".
Conspiración a favor
La violencia es más que una "sensación de inseguridad", como funcionarios del gobierno de Hugo Chávez han intentado minimizar el problema que más agobia a los venezolanos. Es el pan de cada día. No distingue si se es figura pública o anónima, 'chavista' u opositor, un ciudadano más o un funcionario policial. Llega a cualquiera y en cualquier parte, en hospitales, en el metro y hasta dentro de la Universidad Central de Venezuela, donde el año pasado el estudiante Pedro Trejo fue asesinado para robarle su moto.
"La gente tiene miedo en su casa, en las calles de su barrio y el 84% en el transporte público. La cotidianidad la marca la violencia", afirma Briceño, apoyado en las encuestas realizadas por el OVV. Sostiene que la capital venezolana es la más violenta entre las ciudades más pobladas del mundo, asemejándola a Ciudad Juárez. "Caracas tiene una tasa de 232 homicidios por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con la Encuesta de Victimización del propio gobierno", explica Briceño.
El mismo día en que fue tiroteado Onechot, el vicepresidente Elías Jaua, reconoció ante el Parlamento que Venezuela posee una de las tasas más altas de homicidio de América Latina. "La violencia no apareció con la revolución. El gobierno no ha sido indiferente", se escudó.
Para el abogado criminalista Fermín Mármol, la violencia comienza a hacerse significativamente cotidiana desde finales de los noventa. "La política pública contra el crimen ha sido inexistente. Hemos tenido 11 ministros de Interior y Justicia en los últimos 13 años, eso no existe en ningún país desarrollado, y 20 planes de seguridad que han fracasado. No ha habido voluntad política, no ha sido prioridad de este gobierno la seguridad ciudadana", asegura.
Mármol y Briceño atribuyen la ola creciente de violencia, entre otras razones, a la debilidad institucional. "El elogio de la violencia y de los violentos en los discursos, las milicias que se dice son guerrilla urbana, las estatuas de guerrilleros, las figuras violentas que adornan las oficinas públicas, todo eso que tiene una intencionalidad política posee un impacto en la violencia cotidiana", comenta el director del OVV.
Renunciar a las libertades
El denso tráfico de coches durante el día y la poca iluminación de las calles en la noche son aliados de la delincuencia. También la impunidad conspira a favor. "De cada 100 delitos en Venezuela, sólo ocho se castigan. Cada delincuente tiene un 92% de posibilidades de no ser castigado y eso produce imitación", refiere Mármol.
"Venezuela está entre los 10 países con más secuestros del planeta; ocupa la tercera casilla de más homicidios en el continente americano según el número de habitantes; es el undécimo país más corrupto de las 196 naciones según Transparencia Internacional; y es desde de donde salen el 52% de los cargamentos de cocaína que por vía marítima llegan a la Unión Europea, según la ONU. Tiene todos los ingredientes para ser catalogada como nación violenta", sostiene Mármol, quien forma parte de la Comisión Ciudadana de la Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a los partidos de la oposición. El experto lamenta el "lugar de deshonor" del país al hallarse entre los 15 más violentos de la Tierra.
Entre tanto, frente a mensajes de aliento que convirtieron el hashtag #FuerzaOnechot en 'trending topic' en Twitter, las redes sociales han dado cuenta también de reproches al cantante. Ello no sorprende en un país donde las preguntas se vuelcan hacia la víctima: ¿Por qué saliste de noche?, ¿por qué te resististe a que te robaran el coche? o, simplemente, ¿por qué utilizaste en la calle tu blackberry? "El venezolano se ha acostumbrado a la violencia circundante y ha restringido sus libertades", lamenta Mármol.