18/06/2014 | El poder económico internacional
Gabriel Boragina
Es típico escuchar o leer que "somos dominados por el dinero" o por "el poder económico internacional" o los "grandes grupos financieros; monopólicos; oligopólicos; concentraciones; conglomerados; corporaciones; .oligarquías; poderes ocultos; en las sombras...privados" y demás vocabulario "temible".
Toda esta
terminología podría ser correcta, con una sola excepción: la calificación de
"privados". Porque ningún grupo privado (enorme, grande o pequeño)
tuvo jamás ni tiene semejante poder de dominación en el mundo. Entonces, lo que
corresponde a todas esas terribles y amenazantes denominaciones es seguirlas
con el adjetivo correcto, es decir el de estatales y no privadas. Inclusive,
hasta el "dinero" que hoy en día se maneja a nivel mundial y es
impuesto a nivel planetario es dinero del estado, y no privado.
Ese supuesto "poder" financiero internacional o mundial
"privado" no es tal, desde el momento que constatamos que el
"dinero" que operan los bancos (ya sea "dinero" contable o
físico) no es de ellos, es "dinero" fabricado por y del estado.
Propiedad estatal, no privada.
De otro modo ¿qué banco privado -por multimillonario que fuera su patrimonio-
puede imprimir dólares, euros, yens, etc.? Ninguno. Sólo los bancos centrales y/o
estatales pueden crear dinero. Y los bancos centrales, se diga lo que se diga,
no dejan de ser organismos estatales, por mucha "independencia" que
aquellos declamen en sus cartas orgánicas. Ergo, todo el actual
"dinero" del mundo es propiedad de los gobiernos. Ni un centavo es
nuestro, ni siquiera de los bancos. Lo que los gobiernos hacen (casi sin darnos
ya cuenta) es permitirnos el uso de su dinero gubernamental (es decir, el que
sale de las siempre multiactivas e infatigables imprentas de las Casas de
Moneda gubernamentales). Y no más que eso. Pero ese "dinero" no es
nuestro, sino del gobierno. Lo mismo que el "dinero" de los bancos.
No es dinero de los bancos, es dinero de los gobiernos, que son sus fabricantes
exclusivos (máquinas de imprimir billetes) y por tanto sus verdaderos y reales
dueños.
El gobierno crea "el dinero", se lo presta a los bancos y los bancos
nos lo prestan a nosotros. Pero salvo el gobierno, desde los bancos hasta el
último empleado del mundo jamás somos dueños ni de un céntimo. Todo -al fin de
cuentas- es del gobierno.
La Escuela Austriaca de Economía nos enseña que ese "dinero" estatal
es "dinero" falso. Efectivamente lo es. Pero las leyes
gubernamentales de curso forzoso y curso legal imponen bajo pena su uso
obligatorio a todo el mundo, incluyendo a los grandes bancos privados. Nadie
puede usar otro dinero que no sea ese, o sea el falso "dinero"
gubernamental.
A veces creemos que somos dueños de "nuestro" dinero, sólo porque
podemos poseerlo en nuestras billeteras o cuentas bancarias abiertas a nuestro
nombre, y cambiarlo por bienes y servicios. Pero esto no es más que una pura
ficción e ilusión. Mito que se revela cuando aparece la inflación, o el
gobierno devalúa la moneda. Y esto es posible sólo porque el gobierno es el dueño
real y de última instancia de ese "dinero". Por eso, es el gobierno
el que controla su precio y cantidad (lo que se conoce como oferta monetaria).
Las oligarquías siempre son políticas. Nunca privadas. El capitalismo es
siempre privado. No estatal. Ergo, no existe -en este sentido- hoy
"capitalismo" en el mundo. Si –en cambio- tenemos estatismo,
intervencionismo, socialismo, populismo, pero jamás capitalismo.
Entonces se admite esto, pero se dice que "los gobiernos obedecen las
órdenes de los bancos". Lo cual es el mismo absurdo que se impugnaba
antes, pero con otras palabras.
Las órdenes las dan sólo quienes tienen la autoridad para hacer
"cumplir" esas órdenes .Quien tiene la única potestad para ejecutar y
hacer cumplir órdenes gubernamentales es el gobierno. Nadie más puede hacer
cumplir órdenes que los gobiernos. Ergo, los gobiernos son esas oligarquías.
Porque "oligarquía" significa literariamente "gobierno de la
minoría", y no le cabe esta definición a nadie más que a los gobiernos,
poseedores de todo el poder para crear leyes y hacerlas cumplir contra quien
sea.
Me objetaban antes que esas "oligarquías" eran "los grandes
bancos internacionales". ¿De qué manera "los bancos" podrían
"obligar" al gobierno a cumplir sus órdenes? Y si el gobierno se
niega cumplir las órdenes de esos "bancos" ¿enviarán los bancos al
presidente del país, sus ministros, legisladores y jueces a la cárcel? Claro
que no, porque "los bancos" (unidos o separados) no tienen ese
"poder", ni ninguno semejante frente al gobierno.
Los gobiernos surgen del voto popular, o bien de la fuerza (gobiernos "de
facto"). No salen de ninguna otra parte. Y con partidos políticos o sin
ellos.
Por supuesto, esto no tiene nada que ver con el poder mundial o "el poder
económico internacional" o los "grandes grupos financieros
monopólicos, oligopólicos, concentraciones, corporaciones, oligarquías, poderes
ocultos, en las sombras" ESTATALES. Estos últimos si existen, y son
verdaderamente temibles y atemorizantes. Estas organizaciones mundiales, tales
como el tremebundo Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y demás
organismos financieros que pertenecen -directa o indirectamente- a uno, o
muchos gobiernos juntos si, son el verdadero peligro mundial y deben ser
temidos y combatidos con todas nuestras fuerzas.
Las únicas y verdaderas "oligarquías" del mundo fueron, son y serán
los gobiernos del mundo, juntos o por separado. Apartados entre sí, los
gobiernos son peligrosos siempre para sus gobernados, y unidos entre ellos (sea
cual fuere la denominación que adopten en sus famosos "tratados
internacionales") los gobiernos son peligrosos para el mundo entero. El
peligro –debemos darnos cuenta de una vez por todas- no es el capitalismo
financiero internacional, sino el estatismo financiero internacional, ya que es
este el que domina a aquel otro. El segundo, siempre tiene más poder que el
primero, porque se nutre del primero. El estatismo se alimenta del capitalismo,
y lo termina fagocitando por completo, pero es más rentable políticamente decir
que es al revés, ya que –esto último- a los políticos estatistas les trae
innumerable cantidad de votos.
Fundación Atlas 1853 (Argentina)
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